Anulados 1,3 millones de votos en los comicios afganos con resultado provisional
Kabul, Agencias
Casi el 25 por ciento de los votos emitidos en las elecciones legislativas afganas de septiembre han tenido que ser anulados por fraude, según la Comisión Electoral de Afganistán (IEC), que anunció hoy los resultados provisionales de los comicios.
En una rueda de prensa celebrada en la sede del IEC en Kabul, el jefe del organismo, Fazal Manawi, aseguró que 1,3 millones de votos han sido invalidados, lo que supone en torno al 23 por ciento de los 5,6 millones de sufragios emitidos en los comicios del mes pasado.
Las elecciones legislativas, celebradas el 18 de septiembre, transcurrieron entre sospechas de irregularidades y numerosos actos de violencia cometidos por los insurgentes talibanes, que llamaron al boicot de los comicios y desataron una campaña de intimidación.
El organismo encargado de estudiar las irregularidades, la Comisión de Quejas, ha recibido hasta ahora más de 4.600 denuncias, de las cuales 2.000, en caso de que se confirmen, tienen la entidad suficiente como para cambiar el resultado de la votación.
El gran volumen de las quejas recibidas ha sido una de las razones por las que se fue retrasando el anuncio de los resultados preliminares, que fueron divulgados hoy por los responsables de la Comisión Electoral.
Esos resultados preliminares están todavía pendientes de las decisiones que pueda tomar la Comisión de Quejas sobre las denuncias, que, según la agencia afgana Pajhwok, afectan al menos a 224 candidatos, entre ellos algunos de los diputados reelegidos.
A las elecciones se habían presentado más de 2.500 candidatos con vistas a ocupar alguno de los 249 escaños de la Cámara baja, o Wolesi Yirga, con la particularidad de que 68 de ellos están reservados para mujeres por mandato constitucional.
Según los resultados provisionales, habrá en la Cámara 69 mujeres, porque en la provincia de Nimroz, en el suroeste del país, los dos escaños en juego fueron a parar a las candidatas Farida Hamedi y Frishta Amimi, que superaron a sus rivales varones.
Entre los diputados electos figuran nombres como los de los "señores de la guerra" Mohamed Mohaqiq, Abdul Rasul Sayyaf, Hussain Anwari, Amanulah Guzar o Hazrat Ali, considerados responsables de las muertes de cientos de civiles durante las décadas de conflicto.
Y, si se confirman los resultados, repetirán en el nuevo Parlamento políticos como el presidente y el vicepresidente salientes de la Wolesi Yirga, Yunus Qanuni y Mirwais Yasini, y el ex candidato presidencial Ramazán Bashardost.
Los resultados, por el momento, son difíciles de interpretar, porque casi todos los candidatos concurren como independientes, y, en ciertos casos, ni siquiera ha hecho falta llegar al millar de votos para resultar elegidos, debido al sistema de reservas.
En Afganistán los partidos políticos apenas cuentan con implantación en el sistema social, y los votantes tienen a dar sus apoyos en función de su lealtad familiar y tribal, su pertenencia étnica o su procedencia geográfica, más que a criterios ideológicos.
En lo que sí coinciden los analistas es en pensar que los comicios han supuesto una dura prueba para el régimen afgano, porque tuvieron lugar solo un año después del fiasco de las presidenciales, cuando cientos de miles de papeletas fueron anuladas.
Fazal Manawi ha calificado estas elecciones como un "éxito" en repetidas ocasiones, aunque la comunidad internacional ha sido más cauta en esta ocasión, con la experiencia adquirida del fraude de 2009, en gran medida favorable al presidente afgano, Hamid Karzai.
Aunque la figura presidencial tiene primacía en el sistema afgano, está por ver si el nuevo Parlamento será más afín que el saliente a Karzai, cuyo equipo se lanzó poco antes de los comicios a la búsqueda de candidatos para lograr una Cámara más dócil.
Las elecciones parlamentarias de septiembre fueron las segundas desde la caída del régimen talibán (2001), pero la presencia insurgente obligó a suspender los comicios en algunas de las regiones más conflictivas del país.
La Comisión Electoral había mantenido hasta ahora que 4,3 millones de electores habían ejercido su derecho a voto; con la nueva cifra, 5,6 millones de sufragios, la participación aproximada habría sido del 48,5 de los votantes llamados a las urnas.
Casi el 25 por ciento de los votos emitidos en las elecciones legislativas afganas de septiembre han tenido que ser anulados por fraude, según la Comisión Electoral de Afganistán (IEC), que anunció hoy los resultados provisionales de los comicios.
En una rueda de prensa celebrada en la sede del IEC en Kabul, el jefe del organismo, Fazal Manawi, aseguró que 1,3 millones de votos han sido invalidados, lo que supone en torno al 23 por ciento de los 5,6 millones de sufragios emitidos en los comicios del mes pasado.
Las elecciones legislativas, celebradas el 18 de septiembre, transcurrieron entre sospechas de irregularidades y numerosos actos de violencia cometidos por los insurgentes talibanes, que llamaron al boicot de los comicios y desataron una campaña de intimidación.
El organismo encargado de estudiar las irregularidades, la Comisión de Quejas, ha recibido hasta ahora más de 4.600 denuncias, de las cuales 2.000, en caso de que se confirmen, tienen la entidad suficiente como para cambiar el resultado de la votación.
El gran volumen de las quejas recibidas ha sido una de las razones por las que se fue retrasando el anuncio de los resultados preliminares, que fueron divulgados hoy por los responsables de la Comisión Electoral.
Esos resultados preliminares están todavía pendientes de las decisiones que pueda tomar la Comisión de Quejas sobre las denuncias, que, según la agencia afgana Pajhwok, afectan al menos a 224 candidatos, entre ellos algunos de los diputados reelegidos.
A las elecciones se habían presentado más de 2.500 candidatos con vistas a ocupar alguno de los 249 escaños de la Cámara baja, o Wolesi Yirga, con la particularidad de que 68 de ellos están reservados para mujeres por mandato constitucional.
Según los resultados provisionales, habrá en la Cámara 69 mujeres, porque en la provincia de Nimroz, en el suroeste del país, los dos escaños en juego fueron a parar a las candidatas Farida Hamedi y Frishta Amimi, que superaron a sus rivales varones.
Entre los diputados electos figuran nombres como los de los "señores de la guerra" Mohamed Mohaqiq, Abdul Rasul Sayyaf, Hussain Anwari, Amanulah Guzar o Hazrat Ali, considerados responsables de las muertes de cientos de civiles durante las décadas de conflicto.
Y, si se confirman los resultados, repetirán en el nuevo Parlamento políticos como el presidente y el vicepresidente salientes de la Wolesi Yirga, Yunus Qanuni y Mirwais Yasini, y el ex candidato presidencial Ramazán Bashardost.
Los resultados, por el momento, son difíciles de interpretar, porque casi todos los candidatos concurren como independientes, y, en ciertos casos, ni siquiera ha hecho falta llegar al millar de votos para resultar elegidos, debido al sistema de reservas.
En Afganistán los partidos políticos apenas cuentan con implantación en el sistema social, y los votantes tienen a dar sus apoyos en función de su lealtad familiar y tribal, su pertenencia étnica o su procedencia geográfica, más que a criterios ideológicos.
En lo que sí coinciden los analistas es en pensar que los comicios han supuesto una dura prueba para el régimen afgano, porque tuvieron lugar solo un año después del fiasco de las presidenciales, cuando cientos de miles de papeletas fueron anuladas.
Fazal Manawi ha calificado estas elecciones como un "éxito" en repetidas ocasiones, aunque la comunidad internacional ha sido más cauta en esta ocasión, con la experiencia adquirida del fraude de 2009, en gran medida favorable al presidente afgano, Hamid Karzai.
Aunque la figura presidencial tiene primacía en el sistema afgano, está por ver si el nuevo Parlamento será más afín que el saliente a Karzai, cuyo equipo se lanzó poco antes de los comicios a la búsqueda de candidatos para lograr una Cámara más dócil.
Las elecciones parlamentarias de septiembre fueron las segundas desde la caída del régimen talibán (2001), pero la presencia insurgente obligó a suspender los comicios en algunas de las regiones más conflictivas del país.
La Comisión Electoral había mantenido hasta ahora que 4,3 millones de electores habían ejercido su derecho a voto; con la nueva cifra, 5,6 millones de sufragios, la participación aproximada habría sido del 48,5 de los votantes llamados a las urnas.