Alemania intenta romper el tabú de Hitler
Redacción, BBC Mundo
Por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial una exposición en Alemania tiene a la figura de Adolfo Hitler como foco, con lo cual se intenta romper un tabú sobre la personalidad del líder del nacionalsocialismo alemán.
El título de la muestra, "Hitler y el pueblo alemán", buscar hacer hincapié en que la exhibición no se trata sólo de Hitler sino de su relación con sus seguidores.
Sin embargo, la idea de que una institución como el Museo de Historia Alemana, en Berlín, acoja una muestra como esa genera bastante preocupación y cierto grado de malestar.
Después de todo, la gente que acudirá al museo son los nietos y, en ocasiones, los hijos de aquellos que vivieron, padecieron o protagonizaron el nazismo y los horrores de la Segunda Guerra Mundial.
Y es un tema que no se puede ver de manera distante o fría, como explica el periodista de la BBC en Berlín, Stephen Evans, quien recorrió la exposición antes de su apertura, prevista para este sábado.
Juguetes, lámparas, tazas, símbolos
Lo que van a encontrar quienes visiten el museo es que que Hitler y el nazismo impregnaban la vida ordinaria de los alemanes de su época.
Hay juguetes pequeños que representa a Hitler, figuras del líder en uniforme con su brazo extendido en señal de saludo, naipes con su imagen.
Lámparas, lápidas, tazas y platos con la esvástica o cruz gamada; un tapete confeccionado por los habitantes de un pueblo que representaron sus viviendas entremezcladas con los mismos símbolos.
Un ejemplo de la realidad de aquellos tiempos se encuentra en una pintura en la que el artista aficionado usó como como su lienzo el reverso de un fragmento de la Torá judía.
Hay pinturas de las masas arropando al líder. Una, de antes de la guerra, muestra a Hitler como un gigante monstruoso transportado por sus seguidores en adoración. "No digan que no se sabía lo que estaba por venir": los organizadores quieren que los visitantes lleguen a esa conclusión.
La figura del líder
La exposición es innovadora porque rompe un gran tabú en Alemania, donde la representación de la esvástica o el saludo nazi siguen siendo ilegales en lugares públicos. El museo está exento porque técnicamente lo hace con fines de investigación.
Aunque intentos anteriores de exposiciones similares fracasaron ante el temor de que atrajeran a los neonazis.
Hace seis años, por ejemplo, una exposición similar titulada "Hitler y el régimen Nacional Socialista" fue rechazada porque se consideró demasiado personalizada, muy centrada en la figura de Hitler.
En la exposición actual hay bustos de Hitler, fotos de él en portada de revistas. Pero no hay recuerdos personales, como prendas de vestir.
Uno de los pocos objetos usados por él es un escritorio enorme de madera decorado con un águila y una serpiente que muestra la obsesión del personaje por el engrandecimiento, como apunta Stephen Evans, de la BBC.
Simone Erpel, el curador de la exposición, dijo: "Algo usado por Hitler, aunque haya sido sólo dos veces, podría convertirse en un fetiche".
"No es pasado"
Pero el tema sigue generando incomodidades. Por un lado, hay gente que dice que Hitler no se estudia lo suficientemente en las escuelas y que mientras haya más información disponible, mejor.
Pero también están los que ven peligros. "No me parece que la exposición sea una buena idea. Estimo que atraerá neonazis", dijo Hans Coppi, cuyos padres fueron condenados a la horca por los nazis por organizar la resistencia y ayudar a los judíos.
Precisamente para honrar su memoria hace muy poco se colocaron unas placas hace unos días a muy poca distancia del museo.
En respuesta a las preocupaciones de Coppi, Hans Ottomeyer, el director del Museo de Historia Alemana, respondió: "No nos asustan los neonazis porque somos un centro de pensamiento ilustrado. Ellos no leen libros ni van a exposiciones".
La exposición analiza la propaganda de la que se valió el nacionalsocialismo.
Ottomeyer agregó: "Hitler era un pobre pillo y necesitaba el aplauso de los alemanes para hacer lo que hizo. Esta exposición trata de reflejar eso. Analiza la propaganda y los medios de que se valió para atraer" a sus seguidores.
Pese a todo, Ottomeyer reconoce que Hitler no es una pieza de museo. "Él no es el pasado y menos el remoto. Es todavía una presencia que temer".
La muestra coincide con la publicación de un estudio, según el cual 13% de los alemanes desearían contar con un líder fuerte. Un führer, como lo denomina la encuesta.
Es cierto que el 51% rechaza esa idea, pero muchos dicen que la minoría deseosa de un líder fuerte está en ascenso.
Por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial una exposición en Alemania tiene a la figura de Adolfo Hitler como foco, con lo cual se intenta romper un tabú sobre la personalidad del líder del nacionalsocialismo alemán.
El título de la muestra, "Hitler y el pueblo alemán", buscar hacer hincapié en que la exhibición no se trata sólo de Hitler sino de su relación con sus seguidores.
Sin embargo, la idea de que una institución como el Museo de Historia Alemana, en Berlín, acoja una muestra como esa genera bastante preocupación y cierto grado de malestar.
Después de todo, la gente que acudirá al museo son los nietos y, en ocasiones, los hijos de aquellos que vivieron, padecieron o protagonizaron el nazismo y los horrores de la Segunda Guerra Mundial.
Y es un tema que no se puede ver de manera distante o fría, como explica el periodista de la BBC en Berlín, Stephen Evans, quien recorrió la exposición antes de su apertura, prevista para este sábado.
Juguetes, lámparas, tazas, símbolos
Lo que van a encontrar quienes visiten el museo es que que Hitler y el nazismo impregnaban la vida ordinaria de los alemanes de su época.
Hay juguetes pequeños que representa a Hitler, figuras del líder en uniforme con su brazo extendido en señal de saludo, naipes con su imagen.
Lámparas, lápidas, tazas y platos con la esvástica o cruz gamada; un tapete confeccionado por los habitantes de un pueblo que representaron sus viviendas entremezcladas con los mismos símbolos.
Un ejemplo de la realidad de aquellos tiempos se encuentra en una pintura en la que el artista aficionado usó como como su lienzo el reverso de un fragmento de la Torá judía.
Hay pinturas de las masas arropando al líder. Una, de antes de la guerra, muestra a Hitler como un gigante monstruoso transportado por sus seguidores en adoración. "No digan que no se sabía lo que estaba por venir": los organizadores quieren que los visitantes lleguen a esa conclusión.
La figura del líder
La exposición es innovadora porque rompe un gran tabú en Alemania, donde la representación de la esvástica o el saludo nazi siguen siendo ilegales en lugares públicos. El museo está exento porque técnicamente lo hace con fines de investigación.
Aunque intentos anteriores de exposiciones similares fracasaron ante el temor de que atrajeran a los neonazis.
Hace seis años, por ejemplo, una exposición similar titulada "Hitler y el régimen Nacional Socialista" fue rechazada porque se consideró demasiado personalizada, muy centrada en la figura de Hitler.
En la exposición actual hay bustos de Hitler, fotos de él en portada de revistas. Pero no hay recuerdos personales, como prendas de vestir.
Uno de los pocos objetos usados por él es un escritorio enorme de madera decorado con un águila y una serpiente que muestra la obsesión del personaje por el engrandecimiento, como apunta Stephen Evans, de la BBC.
Simone Erpel, el curador de la exposición, dijo: "Algo usado por Hitler, aunque haya sido sólo dos veces, podría convertirse en un fetiche".
"No es pasado"
Pero el tema sigue generando incomodidades. Por un lado, hay gente que dice que Hitler no se estudia lo suficientemente en las escuelas y que mientras haya más información disponible, mejor.
Pero también están los que ven peligros. "No me parece que la exposición sea una buena idea. Estimo que atraerá neonazis", dijo Hans Coppi, cuyos padres fueron condenados a la horca por los nazis por organizar la resistencia y ayudar a los judíos.
Precisamente para honrar su memoria hace muy poco se colocaron unas placas hace unos días a muy poca distancia del museo.
En respuesta a las preocupaciones de Coppi, Hans Ottomeyer, el director del Museo de Historia Alemana, respondió: "No nos asustan los neonazis porque somos un centro de pensamiento ilustrado. Ellos no leen libros ni van a exposiciones".
La exposición analiza la propaganda de la que se valió el nacionalsocialismo.
Ottomeyer agregó: "Hitler era un pobre pillo y necesitaba el aplauso de los alemanes para hacer lo que hizo. Esta exposición trata de reflejar eso. Analiza la propaganda y los medios de que se valió para atraer" a sus seguidores.
Pese a todo, Ottomeyer reconoce que Hitler no es una pieza de museo. "Él no es el pasado y menos el remoto. Es todavía una presencia que temer".
La muestra coincide con la publicación de un estudio, según el cual 13% de los alemanes desearían contar con un líder fuerte. Un führer, como lo denomina la encuesta.
Es cierto que el 51% rechaza esa idea, pero muchos dicen que la minoría deseosa de un líder fuerte está en ascenso.