Una rebelión militar y policial en Ecuador pone en jaque a Rafael Correa
QUITO, Agencias
Soldados ecuatorianos tomaron hoy la pista del aeropuerto de Quito, después de que éste fuera cerrado como consecuencia de la protesta que están manteniendo casi un millar de policías contra el presidente Rafael Correa. Todos los vuelos desde y hacia ese aeropuerto han sido suspendidos temporalmente.
Miembros de la Policía Nacional, en diversos puntos del país, están tomando cuarteles y calles principales. Exigen la restitución de varios beneficios, de los años previstos de ascensos, y de las condecoraciones, eliminados con una nueva Ley de Servicios Públicos aprobada anoche. Imágenes de televisión mostraron a los manifestantes en uniforme de tropa, quemando neumáticos en varios sitios de Quito.
Los uniformados dijeron que no cederán en su protesta. De hecho, ocuparon el Regimiento Quito (el mayor de la capital), a donde acudió el presidente Correa, pero no pudo dialogar con ellos. "Si me quieren matar, que me maten", dijo el mandatario desde el edificio tomado.
En un improvisado discurso brindado desde una ventana, Correa se quitó la corbata y se abrió la camisa para mostrar que no llevaba protección antibalas. Seguidamente, aclaró que no dará "marcha atrás" en la norma. Luego, al tratar de retirarse, recibió baldazos de agua, en medio de la turba. Su escolta tuvo que disparar bombas lacrimógenas para facilitar la evacuación presidencial.
Mientras tanto, el ministro de Seguridad Interna y Externa, Miguel Carvajal, dio una rueda de prensa urgente y confió en "que todo vuelva a la calma en pocos minutos". También el jefe militar de Ecuador aseguró que las Fuerzas Armadas siguen siendo leales a Correa.
El amotinamiento policial se extendió rápidamente hacia el resto del territorio nacional y existen carreteras y vías obstaculizadas. Se registraron también saqueos en varios negocios. De hecho, los agentes rebeldes llamaron a todo el país a la unidad y a protestar contra lo que consideran una injusticia contra su profesión.
Se trata de la primera crisis grave que enfrenta Correa, tras haber asumido el poder en 2007.
Soldados ecuatorianos tomaron hoy la pista del aeropuerto de Quito, después de que éste fuera cerrado como consecuencia de la protesta que están manteniendo casi un millar de policías contra el presidente Rafael Correa. Todos los vuelos desde y hacia ese aeropuerto han sido suspendidos temporalmente.
Miembros de la Policía Nacional, en diversos puntos del país, están tomando cuarteles y calles principales. Exigen la restitución de varios beneficios, de los años previstos de ascensos, y de las condecoraciones, eliminados con una nueva Ley de Servicios Públicos aprobada anoche. Imágenes de televisión mostraron a los manifestantes en uniforme de tropa, quemando neumáticos en varios sitios de Quito.
Los uniformados dijeron que no cederán en su protesta. De hecho, ocuparon el Regimiento Quito (el mayor de la capital), a donde acudió el presidente Correa, pero no pudo dialogar con ellos. "Si me quieren matar, que me maten", dijo el mandatario desde el edificio tomado.
En un improvisado discurso brindado desde una ventana, Correa se quitó la corbata y se abrió la camisa para mostrar que no llevaba protección antibalas. Seguidamente, aclaró que no dará "marcha atrás" en la norma. Luego, al tratar de retirarse, recibió baldazos de agua, en medio de la turba. Su escolta tuvo que disparar bombas lacrimógenas para facilitar la evacuación presidencial.
Mientras tanto, el ministro de Seguridad Interna y Externa, Miguel Carvajal, dio una rueda de prensa urgente y confió en "que todo vuelva a la calma en pocos minutos". También el jefe militar de Ecuador aseguró que las Fuerzas Armadas siguen siendo leales a Correa.
El amotinamiento policial se extendió rápidamente hacia el resto del territorio nacional y existen carreteras y vías obstaculizadas. Se registraron también saqueos en varios negocios. De hecho, los agentes rebeldes llamaron a todo el país a la unidad y a protestar contra lo que consideran una injusticia contra su profesión.
Se trata de la primera crisis grave que enfrenta Correa, tras haber asumido el poder en 2007.