Tiririca, un payaso que podría lograr casi un millón de votos en Brasil
Sao Paulo, Agencias
Con el eslogan "Vote por Tiririca. Peor de lo que estamos no vamos a estar", un payaso que hizo su carrera en el circo y la televisión podría convertirse en el diputado con mayor apoyo popular en el Congreso brasileño, con casi un millón de votos, si se confirma el pronóstico de la encuestas.
Francisco Everardo Oliveira Silva, "Tiririca", nacido en 1965 en el estado nororiental de Ceará, se presenta a la Cámara de Diputados por Sao Paulo en la lista del Partido de la República (PR) en los comicios que se celebrarán el próximo 3 de octubre.
El último sondeo elaborado por el instituto Datafloha otorga al candidato unos 900.000 sufragios, que representan el 3% de los más de 30 millones de votantes que integran el censo electoral de la circunscripción de Sao Paulo.
De confirmarse ese resultado, Tiririca no sólo conseguiría un escaño sino que se convertiría en el diputado con mayor apoyo en el país de los 513 que componen la Cámara, si se compara con los resultados obtenidos hace cuatro años por el candidato más votado, Paulo Maluf, con 739.000 votos.
Sin embargo, la encuesta, en la que fueron entrevistadas a principios de este mes 11.660 personas, revela que nada menos que el 66% del electorado, que en estos comicios también deberá escoger al nuevo presidente, la composición de dos tercios del Senado y a los gobernadores y diputados regionales, todavía no han decidido a qué candidatos dará su voto en el Congreso.
Analistas políticos atribuyen esa elevada tasa al fenómeno de siempre: el desencanto de los electores con los políticos tradicionales y a la falta de propuestas, aunque los recién llegados a la arena política tampoco tengan mucho que decir.
De su programa político poco se sabe al margen de que piensa presionar para la aprobación de proyectos que beneficien a la población del deprimido nordeste brasileño y defender a los trabajadores de la construcción de los abusos de sus empleadores.
Igualmente propone una ley de incentivos para los espectáculos circenses y promocionar las actividades culturales en los barrios de la periferia.
También habla vagamente de luchar por la ampliación de programas sociales y crear comisiones parlamentarias para la defensa de los derechos humanos y la educación.
Carente de cualquier tipo de experiencia política, Tiririca empezó a trabajar a la edad de ocho años vendiendo dulces y comenzó su andadura en el mundo del espectáculo como payaso, equilibrista, malabarista y mago, según la biografía colgada en su web oficial.
Pero el infatigable payaso no se conformó sólo con esas facetas y en la década de 1990 compuso música.
El tirón de Tiririca conquistó también las ondas y en la actualidad el público brasileño lo reconoce con facilidad gracias a su participación en el programa televisivo de humor "Show do Tom".
"Si usted tiene fe en Dios y trabaja honestamente, consigue sus objetivos. Tengo mucha fe en Dios y por eso estoy aquí", asegura el candidato.
Tiririca, quien no se prodiga demasiado en declaraciones a la prensa, no esconde su absoluta ignorancia sobre el funcionamiento de las instituciones del Estado a las que aspira a representar.
"¿Que qué hace un diputado federal?. La verdad, no tengo ni idea, pero vote por mi y se lo cuento", reza otro de sus lemas electorales.
Ataviado con una camiseta roja, una peluca rubio platino y un sombrero colorido, Tiririca apura los últimos días de campaña, acompañado de los 50 miembros de su equipo electoral, recorriendo a pie o a bordo de un minibús las calles de los barrios más populares de Sao Paulo con la esperanza de conquistar el corazón del electorado.
En sus apariciones, Tiririca no duda en fotografiarse con quien se lo pide, firmar autógrafos, coger en sus brazos a bebés y devolver los besos apasionados que le lanzan sus incondicionales.
En los últimos días de campaña el payaso no para de hacer apariciones en medio de la multitud, pero difícil es saber si esa popularidad se transformará en votos efectivos y en una auténtica carrera política cuando cierren los colegios electorales.
En cualquier caso, algunos candidatos preocupados con el fenómeno Tiririca, como el empresario Paulo Skaf, aspirante a la gobernación de Sao Paulo por el Partido Socialista Brasileño (PSB), han lanzado una campaña en la que defienden que "el voto sea tomado en serio".
Con el eslogan "Vote por Tiririca. Peor de lo que estamos no vamos a estar", un payaso que hizo su carrera en el circo y la televisión podría convertirse en el diputado con mayor apoyo popular en el Congreso brasileño, con casi un millón de votos, si se confirma el pronóstico de la encuestas.
Francisco Everardo Oliveira Silva, "Tiririca", nacido en 1965 en el estado nororiental de Ceará, se presenta a la Cámara de Diputados por Sao Paulo en la lista del Partido de la República (PR) en los comicios que se celebrarán el próximo 3 de octubre.
El último sondeo elaborado por el instituto Datafloha otorga al candidato unos 900.000 sufragios, que representan el 3% de los más de 30 millones de votantes que integran el censo electoral de la circunscripción de Sao Paulo.
De confirmarse ese resultado, Tiririca no sólo conseguiría un escaño sino que se convertiría en el diputado con mayor apoyo en el país de los 513 que componen la Cámara, si se compara con los resultados obtenidos hace cuatro años por el candidato más votado, Paulo Maluf, con 739.000 votos.
Sin embargo, la encuesta, en la que fueron entrevistadas a principios de este mes 11.660 personas, revela que nada menos que el 66% del electorado, que en estos comicios también deberá escoger al nuevo presidente, la composición de dos tercios del Senado y a los gobernadores y diputados regionales, todavía no han decidido a qué candidatos dará su voto en el Congreso.
Analistas políticos atribuyen esa elevada tasa al fenómeno de siempre: el desencanto de los electores con los políticos tradicionales y a la falta de propuestas, aunque los recién llegados a la arena política tampoco tengan mucho que decir.
De su programa político poco se sabe al margen de que piensa presionar para la aprobación de proyectos que beneficien a la población del deprimido nordeste brasileño y defender a los trabajadores de la construcción de los abusos de sus empleadores.
Igualmente propone una ley de incentivos para los espectáculos circenses y promocionar las actividades culturales en los barrios de la periferia.
También habla vagamente de luchar por la ampliación de programas sociales y crear comisiones parlamentarias para la defensa de los derechos humanos y la educación.
Carente de cualquier tipo de experiencia política, Tiririca empezó a trabajar a la edad de ocho años vendiendo dulces y comenzó su andadura en el mundo del espectáculo como payaso, equilibrista, malabarista y mago, según la biografía colgada en su web oficial.
Pero el infatigable payaso no se conformó sólo con esas facetas y en la década de 1990 compuso música.
El tirón de Tiririca conquistó también las ondas y en la actualidad el público brasileño lo reconoce con facilidad gracias a su participación en el programa televisivo de humor "Show do Tom".
"Si usted tiene fe en Dios y trabaja honestamente, consigue sus objetivos. Tengo mucha fe en Dios y por eso estoy aquí", asegura el candidato.
Tiririca, quien no se prodiga demasiado en declaraciones a la prensa, no esconde su absoluta ignorancia sobre el funcionamiento de las instituciones del Estado a las que aspira a representar.
"¿Que qué hace un diputado federal?. La verdad, no tengo ni idea, pero vote por mi y se lo cuento", reza otro de sus lemas electorales.
Ataviado con una camiseta roja, una peluca rubio platino y un sombrero colorido, Tiririca apura los últimos días de campaña, acompañado de los 50 miembros de su equipo electoral, recorriendo a pie o a bordo de un minibús las calles de los barrios más populares de Sao Paulo con la esperanza de conquistar el corazón del electorado.
En sus apariciones, Tiririca no duda en fotografiarse con quien se lo pide, firmar autógrafos, coger en sus brazos a bebés y devolver los besos apasionados que le lanzan sus incondicionales.
En los últimos días de campaña el payaso no para de hacer apariciones en medio de la multitud, pero difícil es saber si esa popularidad se transformará en votos efectivos y en una auténtica carrera política cuando cierren los colegios electorales.
En cualquier caso, algunos candidatos preocupados con el fenómeno Tiririca, como el empresario Paulo Skaf, aspirante a la gobernación de Sao Paulo por el Partido Socialista Brasileño (PSB), han lanzado una campaña en la que defienden que "el voto sea tomado en serio".