Pelícanos del Golfo con nuevo hogar

Aunque el petróleo ha dejado de brotar de un pozo dañado en la parte inferior del Golfo de México, la magnitud de los daños ambientales aún está siendo calculada.
Los científicos y ambientalistas están evaluando el impacto a largo plazo sobre la vida silvestre en la región.

Algunas de estas criaturas, heridas por la marea negra, se salvaron de un daño mayor al encontrar nuevos hogares en otras partes de Estados Unidos.

Los pelícanos blancos estadounidenses usualmente viven durante el verano en la zona del cañón de Misisipi en la costa de Louisiana, antes de emigrar al norte para el invierno.

Pero el derrame masivo de petróleo en el Golfo de México destruyó su hogar y evitó que estas aves pudieran escapar de uno de los peores desastres medioambientales en los Estados Unidos.

Tim Snyder es el conservador de aves y reptiles del Zoológico de Brookfield a las afueras de Chicago.

“Sufrieron lesiones en sus alas y eso les impidió de migrar hacia el norte. Si hubieran emigrado, no se habrían metido en este lío del petróleo”, dijo Snyder. “Por culpa del petróleo, y ahora que no pueden volar, no pueden ser devueltos a su hábitat natural”.

Cinco pelícanos blancos fueron encontrados empapados en aceite hace varios meses, y fueron rehabilitados en el zoológico de Jackson, en Misisipi.

Su difícil situación se produjo en un momento en que el zoológico de Brookfield estaba tratando de montar una exhibición para mostrar a estos pájaros de pico largo. Cuando Snyder y su equipo se enteró de los cinco pelícanos lastimados, se ofreció a proporcionarles un hogar permanente.

“Nuestro objetivo era ofrecerles un hogar a largo plazo, utilizarlos como embajadores de su especie y otros animales de la costa, para ayudar a educar a la gente sobre su situación”, dijo.

“Es una oportunidad para que la gente vea de primera mano qué tan perjudiciales pueden ser los efectos del derrame de petróleo, y qué tan afectados fueron los animales”, dijo Michael Adkesson, veterinario del zoológico de Brookfield.

Adkesson cuidó a los pelícanos mientras estaban en cuarentena durante el primer mes después de su llegada.

“Ser capaz de proporcionar un hogar a estos animales en el zoológico permite a la gente de Chicago, que vive muy lejos del Golfo de México, ver de primera mano cuán perjudicial puede ser este derrame”, dijo Adkesson, y agregó: “Estas aves, sin nuestra intervención, ya no estarían aquí”.

Para marcar el final de su cuarentena y su primer día en un nuevo hábitat, el zoológico de Brookfield invitó al público a una suerte de “fiesta” para sus nuevos residentes.

A pesar de que estas aves ya no pueden estar juntas en vuelo, sí pueden nadar. Y en la fiesta, entraron al agua de la piscina del zoológico con un poco de ayuda por parte del personal.

Cientos de personas de todo Chicago fueron para la ocasión, y cuentos de miles más tendrán la oportunidad de visitar los pelícanos durante todo el año en su nuevo hogar.

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