Miles de vecinos de Ciudad Juárez viajan a EEUU para celebrar el Bicentenario por la inseguridad

Ciudad Juárez, Agencias
La inseguridad en Ciudad Juárez, la urbe más violenta de México, obligó a unas 10.000 personas a celebrar anoche el tradicional Grito de Independencia al otro lado de la frontera, en la ciudad estadounidense de El Paso.

Tanto aquellos que se han exiliado de la localidad para huir de la violencia de los cárteles de la droga como los decepcionados por la cancelación de los festejos no tuvieron otro remedio que celebrar el Bicentenario de la Independencia de México en los vecinos EEUU.

Ciudad Juárez acumula sólo en lo que va de año más de 2.000 muertos atribuidos al crimen organizado, y en años anteriores ha registrado cerca de un tercio del total de asesinatos contabilizados en el país como obra de las mafias de la droga.

En El Paso, los festejos por la Independencia mexicana se iniciaron en la emblemática Plaza San Jacinto, donde el cónsul Roberto Rodríguez dio el "Grito", en memoria del que el cura Miguel Hidalgo realizó en 1810 como llamada a las armas.

Después, no faltaron los "antojitos" (platos típicos mexicanos) ni el son mariachi para alegrar la velada. Para Rodríguez, la celebración en EEUU es algo "completamente legítimo", debido a que se trata de un festejo "binacional".

Estados Unidos, especialmente el sur -parte del cual fue territorio de México hasta mediados del siglo XIX- alberga hoy a millones de mexicanos que han cruzado la frontera en busca de oportunidades de trabajo y que han empapado de su cultura el país.

Este fue el tercer año en el que tiene lugar esta ceremonia en El Paso, aunque debido a la cancelación de los festejos en Ciudad Juárez, aumentó la asistencia.

La decisión de no hacer una celebración en la urbe mexicana vino de su alcalde, José Reyes Ferriz, debido a que la situación requiere que se tomen "medidas adicionales de precaución".

El desangelado Grito en Ciudad Juárez tuvo lugar en la alcaldía y se retransmitió por TV, seguido de fuegos artificiales, pero las calles se vieron desiertas por temor a la violencia.

Por la tarde, antes del ritual, fueron asesinadas en dos incidentes en la urbe al menos cinco personas, cuatro de ellas miembros de la misma familia.

Un comando armado mató al padre, la madre y a dos hijas de una familia y solo salvó la vida un niño. En otro suceso, un hombre fue decapitado.

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