La violencia aumenta en Mogadiscio con 230 muertos en dos semanas, según ACNUR
Ginebra, Agencias
La situación en Mogadiscio se deteriora después de que la violencia de las últimas dos semanas haya causado 230 muertos civiles, 400 heridos y 23.000 desplazados, según alertó hoy en Ginebra el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
La capital de Somalia está inmersa en enfrentamientos entre las tropas del Gobierno Federal de Transición (GFT) y la milicia islamista de Al Shabab -que EEUU vincula con Al Qaeda y que controla la mayor parte del país-, una lucha que, a lo largo del año, ha desplazado a más de 200.000 personas, según ACNUR.
"Los que han conseguido llegar al norte de Somalia y a los países vecinos lo han hecho prácticamente a pie y descalzos, viajando sin ningún tipo de cobijo ni protección", dijo hoy en Ginebra Melissa Fleming, portavoz de esta agencia de la ONU.
Según explicaciones de algunos desplazados al personal de ACNUR en el norte de Somalia, las calles de Mogadiscio están prácticamente desiertas y la gente tiene miedo de abandonar sus casas, situación que dificulta la distribución de la ayuda humanitaria, ya que los cooperantes arriesgan sus vidas al tratar de acceder a la población.
"Abandonar Mogadiscio es cada vez más difícil y peligroso", añadió Fleming, quien expuso que los somalíes que viven en la capital están dispuestos a vender todas sus pertenencias a cambio de un asiento en un autobús que les saque de la ciudad.
Sin embargo, las dificultades continúan al salir de allí y enfrentar la ruta hacia la región semiautónoma somalí de Puntlandia, en el noreste del país, o hacia la vecina Kenia, al sur de Somalia, carreteras que están infestadas de milicias y saqueadores.
Asimismo, miles de personas cruzan, si logran superar los controles de seguridad en su país, en patera a Yemen a través del golfo de Adén, periplo que culminaron con éxito al menos 7.300 somalíes en lo que va de año.
Otros 6.500 llegaron a Kenia sólo durante el pasado mes de agosto -la cifra más alta desde junio de 2009-, donde permanecen en campos de refugiados ante el temor de ser reclutados por milicias que operan en el sur de Somalia y atraviesan la frontera con frecuencia.
En total, casi 68.000 somalíes han huido de su país en lo que va de año, una cifra que asciende a 614.000 el número de refugiados oriundos de Somalia en el mundo, la más alta después de Afganistán e Irak, advierte ACNUR.
El colapso del estado en 1991, tras la caída del dictador Siad Barre, ha sumido Somalia en una espiral de violencia y anarquía, un peligroso tándem que ha provocado en el país del cuerno de África una de las peores crisis humanas del mundo.
La situación en Mogadiscio se deteriora después de que la violencia de las últimas dos semanas haya causado 230 muertos civiles, 400 heridos y 23.000 desplazados, según alertó hoy en Ginebra el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
La capital de Somalia está inmersa en enfrentamientos entre las tropas del Gobierno Federal de Transición (GFT) y la milicia islamista de Al Shabab -que EEUU vincula con Al Qaeda y que controla la mayor parte del país-, una lucha que, a lo largo del año, ha desplazado a más de 200.000 personas, según ACNUR.
"Los que han conseguido llegar al norte de Somalia y a los países vecinos lo han hecho prácticamente a pie y descalzos, viajando sin ningún tipo de cobijo ni protección", dijo hoy en Ginebra Melissa Fleming, portavoz de esta agencia de la ONU.
Según explicaciones de algunos desplazados al personal de ACNUR en el norte de Somalia, las calles de Mogadiscio están prácticamente desiertas y la gente tiene miedo de abandonar sus casas, situación que dificulta la distribución de la ayuda humanitaria, ya que los cooperantes arriesgan sus vidas al tratar de acceder a la población.
"Abandonar Mogadiscio es cada vez más difícil y peligroso", añadió Fleming, quien expuso que los somalíes que viven en la capital están dispuestos a vender todas sus pertenencias a cambio de un asiento en un autobús que les saque de la ciudad.
Sin embargo, las dificultades continúan al salir de allí y enfrentar la ruta hacia la región semiautónoma somalí de Puntlandia, en el noreste del país, o hacia la vecina Kenia, al sur de Somalia, carreteras que están infestadas de milicias y saqueadores.
Asimismo, miles de personas cruzan, si logran superar los controles de seguridad en su país, en patera a Yemen a través del golfo de Adén, periplo que culminaron con éxito al menos 7.300 somalíes en lo que va de año.
Otros 6.500 llegaron a Kenia sólo durante el pasado mes de agosto -la cifra más alta desde junio de 2009-, donde permanecen en campos de refugiados ante el temor de ser reclutados por milicias que operan en el sur de Somalia y atraviesan la frontera con frecuencia.
En total, casi 68.000 somalíes han huido de su país en lo que va de año, una cifra que asciende a 614.000 el número de refugiados oriundos de Somalia en el mundo, la más alta después de Afganistán e Irak, advierte ACNUR.
El colapso del estado en 1991, tras la caída del dictador Siad Barre, ha sumido Somalia en una espiral de violencia y anarquía, un peligroso tándem que ha provocado en el país del cuerno de África una de las peores crisis humanas del mundo.