La campaña entra en su tramo final con Rousseff consolidada como favorita
Brasilia, Agencias
La campaña para las elecciones del 3 de octubre en Brasil entró hoy en su recta final, con la candidata oficialista Dilma Rousseff consolidada como favorita y el opositor José Serra en un postrero esfuerzo por llegar a una segunda vuelta.
El último sondeo, divulgado este viernes por el instituto Ibope, coincide con todos los conocidos en las últimas semanas y refuerza el pronóstico de que Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT) y escogida por el actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva, se impondrá con holgura en la primera vuelta.
Según Ibope, Rousseff cuenta con un respaldo del 50%, que sube al 55% si se descuentan los electores que votarán en blanco, que no son considerados en el escrutinio oficial.
En relación a Serra, abanderado del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), la encuesta dice que obtendría 28%, lo cual significa que en la última semana de campaña deberá conquistar el respaldo del 6% del electorado (unos ocho millones de votantes) para impedir que Rousseff gane las elecciones el mismo 3 de octubre.
Precisamente, según el sondeo, ese 6% es la tasa de indecisos que queda a ocho días de las elecciones, por lo que Serra debería convencerlos a todos o apostar a que otros candidatos, como Marina Silva, del Partido Verde (PV), que tiene 12% de apoyo, le resten puntos a Rousseff.
No obstante, los pronósticos de las encuestas son claros también en relación a una posible segunda vuelta, que se celebraría el 31 de octubre si ningún candidato supera el 50%.
Según Ibope, que en ese extremo coincide con otros sondeos, la candidata del PT ganaría con un 54%, contra el 32% de Serra.
El candidato opositor, que ha comenzado a quemar sus últimos cartuchos, insistió hoy en su espacio televisivo en que el salario mínimo, actualmente de 510 reales (296 dólares), puede aumentar en forma inmediata, sin afectar al Estado ni a la empresa privada.
"Llevaré el salario mínimo a 600 reales (348 dólares) y aumentaré 10% todas las jubilaciones y pensiones", afirmó Serra, al esgrimir cifras que economistas del Gobierno y del sector privado han puesto en duda.
Rousseff, por su parte, aprovechó hoy su espacio en la televisión para hacer un nuevo repaso de los avances sociales y económicos que el país ha experimentado desde 2003, durante la gestión de Lula.
La candidata puso énfasis en el apartado económico y se refirió a la crisis financiera global que estalló en 2008, la cual definió como "la peor de los últimos 80 años".
Según Rousseff, "en otros tiempos, una crisis de esa naturaleza habría quebrado a Brasil", pero "la forma de gobernar de Lula y sus decisiones acertadas, hicieron que el país esté más fuerte hoy que nunca", con lo que "pudo vencer" las turbulencias financieras.
"Esa es la gran diferencia entre nuestro Gobierno y el pasado", afirmó Rousseff en clara alusión a la gestión de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), antecesor de Lula y en cuyo Gobierno Serra se desempeñó como ministro de Planificación primero y de Salud después.
El domingo 3 de octubre también serán elegidos los gobernadores de los 27 estados del país, así como los 513 diputados, dos tercios del Senado y los miembros de los legislativos regionales, comicios que están salpicados por una polémica judicial.
El Supremo Tribunal Federal deberá decidir el miércoles próximo sobre la aplicación de una ley, sancionada en junio pasado, según la cual no pueden aspirar a ningún cargo las personas condenadas en primera instancia en procesos judiciales, aunque estén en trámite de apelación.
La llamada "Ley de Ficha Limpia" afecta directamente a 171 candidatos a diversos cargos, que objetaron el carácter retroactivo de la legislación.
A la cabeza de ese movimiento está Joaquim Roriz, del Partido Social Cristiano (PSC), quien este viernes renunció a su candidatura a gobernador de Brasilia en favor de su esposa, Weslian Roriz, ante la posibilidad de que su registro sea invalidado por el Supremo.
La campaña para las elecciones del 3 de octubre en Brasil entró hoy en su recta final, con la candidata oficialista Dilma Rousseff consolidada como favorita y el opositor José Serra en un postrero esfuerzo por llegar a una segunda vuelta.
El último sondeo, divulgado este viernes por el instituto Ibope, coincide con todos los conocidos en las últimas semanas y refuerza el pronóstico de que Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT) y escogida por el actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva, se impondrá con holgura en la primera vuelta.
Según Ibope, Rousseff cuenta con un respaldo del 50%, que sube al 55% si se descuentan los electores que votarán en blanco, que no son considerados en el escrutinio oficial.
En relación a Serra, abanderado del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), la encuesta dice que obtendría 28%, lo cual significa que en la última semana de campaña deberá conquistar el respaldo del 6% del electorado (unos ocho millones de votantes) para impedir que Rousseff gane las elecciones el mismo 3 de octubre.
Precisamente, según el sondeo, ese 6% es la tasa de indecisos que queda a ocho días de las elecciones, por lo que Serra debería convencerlos a todos o apostar a que otros candidatos, como Marina Silva, del Partido Verde (PV), que tiene 12% de apoyo, le resten puntos a Rousseff.
No obstante, los pronósticos de las encuestas son claros también en relación a una posible segunda vuelta, que se celebraría el 31 de octubre si ningún candidato supera el 50%.
Según Ibope, que en ese extremo coincide con otros sondeos, la candidata del PT ganaría con un 54%, contra el 32% de Serra.
El candidato opositor, que ha comenzado a quemar sus últimos cartuchos, insistió hoy en su espacio televisivo en que el salario mínimo, actualmente de 510 reales (296 dólares), puede aumentar en forma inmediata, sin afectar al Estado ni a la empresa privada.
"Llevaré el salario mínimo a 600 reales (348 dólares) y aumentaré 10% todas las jubilaciones y pensiones", afirmó Serra, al esgrimir cifras que economistas del Gobierno y del sector privado han puesto en duda.
Rousseff, por su parte, aprovechó hoy su espacio en la televisión para hacer un nuevo repaso de los avances sociales y económicos que el país ha experimentado desde 2003, durante la gestión de Lula.
La candidata puso énfasis en el apartado económico y se refirió a la crisis financiera global que estalló en 2008, la cual definió como "la peor de los últimos 80 años".
Según Rousseff, "en otros tiempos, una crisis de esa naturaleza habría quebrado a Brasil", pero "la forma de gobernar de Lula y sus decisiones acertadas, hicieron que el país esté más fuerte hoy que nunca", con lo que "pudo vencer" las turbulencias financieras.
"Esa es la gran diferencia entre nuestro Gobierno y el pasado", afirmó Rousseff en clara alusión a la gestión de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), antecesor de Lula y en cuyo Gobierno Serra se desempeñó como ministro de Planificación primero y de Salud después.
El domingo 3 de octubre también serán elegidos los gobernadores de los 27 estados del país, así como los 513 diputados, dos tercios del Senado y los miembros de los legislativos regionales, comicios que están salpicados por una polémica judicial.
El Supremo Tribunal Federal deberá decidir el miércoles próximo sobre la aplicación de una ley, sancionada en junio pasado, según la cual no pueden aspirar a ningún cargo las personas condenadas en primera instancia en procesos judiciales, aunque estén en trámite de apelación.
La llamada "Ley de Ficha Limpia" afecta directamente a 171 candidatos a diversos cargos, que objetaron el carácter retroactivo de la legislación.
A la cabeza de ese movimiento está Joaquim Roriz, del Partido Social Cristiano (PSC), quien este viernes renunció a su candidatura a gobernador de Brasilia en favor de su esposa, Weslian Roriz, ante la posibilidad de que su registro sea invalidado por el Supremo.