España eliminado en el Mundial de baloncesto


Estambul, As
España sufrió más que nunca y no pudo ganar como (casi) siempre. España pareció, kilómetros y kilómetros a remolque, el as ganador, el animal rabioso con mil vidas que siempre aparece a tiempo. Pero entonces Teodosic, ese talento tan extraordinario y a veces tan disperso, consumió el último ataque y se levantó desde nueve metros para rajar la fe infinita de España con un triple devastador, indefendible. España tuvo tres segundos: a veces un mundo, ésta un suspiro en el que ni tiró. España perdió ante un espejo de su pasado inmediato, batida por una generación joven y de un talento arrebatador que ahora pone cifras a su crecimiento competitivo. En la final del pasado Eurobasket, España le ganó 85-63. Hoy, en cuartos de final del Mundial, el marcador ha sido 92-89. De -22 a +3 para sacar brillo a su anunciado crecimiento a las órdenes del sabio (hoy otra lección) Ivkovic. Pero hay factores más allá de las matemáticas, claro.

Factores: en Polonia estaba Pau Gasol. Y con una frase tan sencilla se explica mucho, quizá demasiado. En Polonia, España entró en combustión en los cruces y arrasó a Grecia y Serbia. Ahora, en Turquía, sufrió mucho ante Grecia y se despeñó ante Serbia en una derrota dolorosa pero justa y al final, así es el deporte, de resolución casi trivial. Mereció perder, pudo ganar y finalmente perdió en un magnicidio perpetrado por Teodosic que cuesta una corona y quizá (o no) una reorganización del cosmos del baloncesto europeo.

Ahora queda la nada, entre rescoldos de batalla. El frío absoluto, una verdad demasiado cruda. Fuera de semifinales, a años luz de las medallas. ¿Fracaso? Hay análisis que incluyen alambre de espino y que abrasan en caliente. Pero España, a pesar de bajas y a través de momentos más o menos óptimos de forma, tenía las semifinales como aspiración mínima (sudokus con los cruces al margen). En la primera fase la actitud fue extraña, el juego flácido. En los cruces, la actitud ha sido intachable pero el juego, mejorado, no ha despegado, no ha tenido el esplendor colectivo del que es capaz un equipo al que exigimos tanto porque de tanto es capaz en su mejor versión. ¿Fracaso?...

Serbia, de lleno en el juego
Dusan Ivkovic, viejo tahúr, anunció una Serbia con un golpe más de horno que en Polonia y sin nada que perder. Olía mal porque la responsabilidad había agorrotado a la joven Serbia ante Croacia. Jugó a huir de la derrota y a punto estuvo de encontrarse con ella. Jugar contra España, jugar sólo para ganar, era una bendición para este equipo y por ahí se le empezó a escapar la victoria a la selección, que perdió muy pronto la ascendencia psicológica sobre su rival, la marca de agua de la final de Polonia. Quizá un golpe de autoridad a tiempo hubiera desmantelado a una Serbia que por el contrario llevó el ritmo del partido desde el comienzo y convirtió al cazador, España, en presa: 27 puntos en el primer cuarto, 49 al descanso. Cuando el baloncesto fue aritmético, no hubo comparación. Un Navarro soberbio (13 puntos y tres triples en el primer cuarto) abortó un drama express (23-13 en siete minutos). Serbia dominaba en su zona por envergadura y despegaba en ataque gracias a la intuición de Ivkovic (canastas fáciles de Teodosic contra Raúl López) y al talento desatado de Bjelica y el mejor Velickovic (21 puntos y siete rebotes entre ambos en el primer parcial), un tormento que creó vías de aguas gigantescas y un reguero de tiros abiertos contra una defensa que pasó demasiados minutos en obras de reconstrucción.

Ivkovic movió sus armas con maestría: alternó defensas, dosificó fuerzas, sacó ventaja del baile de emparejamientos y mantuvo en máxima compresión competitiva a un equipo descomunal por talento y profundidad. Con Rasic o Perovic bajo mínimos, surgieron del banquillo Keselj o Savanovic, extraordinario campeonato de ambos, para hacer un trabajo decisivo en los mejores minutos de España: 32 puntos entre ambos, oxígeno para un equipo que pudo perder desde la línea de tiros libres (9/17) pero que ganó desde la de tres: 15/30.

Morir en la orilla

España hizo la goma hasta el descanso a base de triples de Garbajosa (18 puntos) e intimidación de un Fran Vázquez otra vez infrautilizado por Scariolo. Y sacó las uñas en el tercer cuarto cuando llevó el partido a un frenesí que desquició a Serbia: 0-8 de salida, despertar de Rudy Fernández, aparición de una defensa salvaje con las líneas lanzadas a campo contrario... En la batalla de faltas, pérdidas y presión extrema España, con Rudy sacando tiros libres y Llull dirigiendo a ritmo de asalto, España cabalgó hasta un 59-62, su máxima y única ventaja del partido. Pero Serbia no zozobró y se agarró al partido a dentelladas, igualando el órdago español en defensa y sacando puntos con calidad y sufrimiento: Velickovic, Krstic, Savanovic, Keselj... Un 2-13 a caballo entre el tercer y el último cuarto: 64-72 y España condenada a navegar a tirones y contra el reloj. Una buena zona y 89-89 apoyado en un 0-5 construido por Navarro y las únicas apariciones de Marc Gasol. España había gotado sus mil vidas respondiendo a los triples de Bjelica, de Savanovic, de Keselj con rectificado en el aire... toda esperanza mutilada finalmente por un triple de Teodosic que está ya en la historia negra de España y en la historia dorada de este Mundobasket de Turquía.

España perdió con orgullo pero perdió. Perdió, perdió y perdió. No hubo varita mágica y el despegue, al contrario que en Polonia, fue espejismo. Ricky no se ha encontrado en todo el campeonato, Marc Gasol no ha sido el referente esperado en los momentos de verdadera necesidad, la rotación ha apartado a unos jugadores e infravalorado a otros (Fran Vázquez...), los problemas físicos han sido plaga en la preparación y en el campeonato y en la cuenta de Scariolo quedan más errores que aciertos. Se pueden llevar los análisis y la búsqueda de razones hasta los amistosos de preparación. Se puede escarbar hasta los cimientos de oro de este equipo y lo que queda al final es un triple desde nuevo metros, una tiro maravilloso, una moneda al aire, una metáfora de lo que al fin y al cabo es el deporte. Cara para Serbia, cruz para España, campeón en la lona. ¿Fracaso? Desde luego este campeonato sabe a hiel después de reescribir la historia en años tan ilustres, tan hermosos. Serbia crece, España queda esta vez a un lado del camino. ¿Derrota puntual o relevo generacional?, ¿tropezón o síntoma? Siguiente capítulo: Eurobasket 2011.

Serbia: Teodosic (12), Bjelica (14), Rasic (-), Velickovic (17), Perovic (2) -cinco inicial- Krstic (13), Paunic (-), Savanovic (15), Markovic (-), Tepic (2) y Keselj (17).
España: Rubio (3), Navarro (27), Fernández (15), Garbajosa (18) y Marc Gasol (13) -posible cinco inicial- López (-), Llull (4), Reyes (2), Mumbrú (3), San Emeterio (-) y Vázquez (4).

Parciales: 27-23, 22-18, 18-23 y 25-25.

Árbitros: Estevez (ARG), Kennedy (USA), Aylen (AUS). Eliminados por personales Markovic (Serbia) y Bjelica (Serbia).

Pabellón: Sinan Erden Dome de Estambul. 15.000 espectadores.

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