España-Argentina: Un exceso de generosidad


Luis Martín, El País
Decidido a ser generoso, Vicente del Bosque no dudó en socializar los recursos de su equipo y, llevando su voluntad al límite, resultó que España descubrió de manera dolorosa que contra Argentina se juega con todo o no se juega. Comprendió de una vez para siempre que, siendo cierto que todos los futbolistas pertenecen al mismo equipo y comparten la misma idea, los hay que son básicos y otros que no tanto. Más allá incluso de la derrota, es evidente que al técnico se le fue la mano, una reflexión que emana del propio vestuario de La Roja, donde se acepta que Del Bosque quiera quedar bien con todos, pero hasta cierto punto: sale muy caro y lo que no puede ser... no puede ser.

Temeroso de que la resaca mundialista pasara factura ante un rival tan débil como Liechtenstein, consciente de que un caramelo tan gustoso como el que representaba para los futbolistas el partido del Monumental, Del Bosque alineó en Vaduz a los titulares y España mantuvo las constantes vitales. En Buenos Aires, por el contrario, pensó más en la clase media que en el partido. Su mensaje lo interpretaron unos y otros, sus futbolistas y también los rivales. Si los centroeuropeos se asustaron al comprender que se medían al campeón del mundo, los argentinos se crecieron. Según algunas fuentes, Gaby Milito y Messi confesaron a sus colegas del Barça que nada más ver la alineación de España supieron que el encuentro era suyo. Le sobró pegada para doblegar a un conjunto irreconocible.

Entre una España y otra hay demasiadas diferencias y, por encima de cualquiera, una: Xavi. El equipo, sin él, pierde jerarquía porque abusa del pase y no se arriesga. Además, tiene un problema evidente en el banquillo cuando mira a los laterales porque no se adivinan recambios para Capdevila y Ramos: Arbeloa y Monreal están para acompañar, no para ser solistas. El madrileño encontró todas las excusas y razones posibles a su mal partido: "Han sido mejores... Han marcado pronto... Hemos dado facilidades... Han regado el campo... Lo de Reina es muy mala suerte...". Falto de ritmo y compenetración, el juego de Arbeloa resume lo que fue el de un grupo deshecho. ¿Y Reina? Tan cierto como que prescindir de Casillas, titular en México hace menos de un mes, es todo un lujo, no sería justo señalar a Reina como responsable de la goleada, absolutamente inusual: El último equipo que marcó cuatro goles a España fue Alemania en un amisto en Hannover (4-1) en agosto de 2000. Entonces no era campeona mundial y ahora sí. Por eso lo del Monumental deja en el equipo el convencimiento de que no basta con decir que España no juega amistosos porque defiende su estilo y el honor de campeón. El movimiento se demuestra andando, empezando por Del Bosque y su generosidad mal digerida.

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