El nuevo Gobierno holandés de centro derecha prohibirá por completo el uso del 'burka'

La Haya, El País
La nueva coalición entre liberales y democristianos que gobernará Holanda con el apoyo parlamentario de la ultraderecha ha acordado prohibir con carácter general el uso del burka en el país. En 2008, el entonces Gobierno de centro izquierda ya lo prohibió en escuelas y centros oficiales. El pacto alcanzado va más lejos y abarca "otra indumentaria que cubra el rostro e impida la búsqueda de un empleo".

En este caso, puede perderse el subsidio de paro. Por su parte, la policía y los jueces y fiscales no podrán llevar velo que cubra la cabeza en el desempeño de su función. La decisión forma parte de la batería de medidas recién presentadas por los tres partidos, que han endurecido también las políticas de asilo. En el terreno fiscal, destaca la reducción del número de diputados, senadores y funcionarios. El Gobierno que viene quiere ahorrar 18.000 millones de euros, y los primeros recortes se notarán en la ayuda al desarrollo (1.000 millones menos de euros) y en la cuota abonada a la UE. Holanda es el mayor contribuyente comunitario neto, y quiere ahorrarse otros 1.000 millones.


Mark Rutte, próximo primer ministro liberal, y Maxime Vergahen, viceprimer ministro democristiano, han calificado los pactos de "adecuados y necesarios para superar la crisis". Relajados y sonrientes, los dos han presentado su acuerdo flaqueados por Geert Wilders, líder de la ultraderecha. Exultante y muy suelto en su discurso, este último no ha podido ocultar su satisfacción por haber logrado tener "toda la influencia que deseaba; el poder no me importa", según ha dicho. Una frase significativa, teniendo en cuenta que las nuevas medidas adoptadas para frenar la inmigración y fomentar la integración han sido en buena parte exigencia suya.

Así, las escuelas musulmanas solo recibirán subvenciones si demuestran que fomentan la ciudadanía y no defraudan con los fondos recibidos; los inmigrantes que no aprueben el examen de civismo en vigor se quedarán sin permiso de residencia; la reunificación familiar será muy estricta y solo para menores de edad; el aprendizaje del holandés será obligatorio, en centros especiales, para los menores inmigrantes que lleven un retraso con respecto al resto de sus compañeros; y el asilo ya no se concederá de forma automática a los refugiados de ciertos países considerados peligrosos.

Si Rutte y Verhagen se han hecho bromas y guiños durante la presentación oficial del acuerdo, demostrando su sintonía, Wilders ha ido al grano. "Mi Partido de la Libertad ha luchado por conseguir que Holanda fuera un país más justo. Habrá 1.000 millones de euros en ayudas a los ancianos. La edad de la jubilación subirá sólo a 66 años y se podrán hacer políticas sociales recortando, entre otros, los subsidios a la radiotelevisión pública", ha asegurado.

La nueva coalición de centro derecha también ha decidido crear un cuerpo de policía nacional con 3.000 efectivos. Habrá a su vez un equipo de 500 agentes especializados en maltrato animal. Y una modificación sobre el consumo legal de hachís. Los coffeeshops donde se puede fumar marihuana, se transformarán en clubes sólo para socios. Liberales y ultraderechistas han aprobado ya las medidas. Este fin de semana debe hacer lo propio la democracia cristiana, que atraviesa una crisis de identidad por su colaboración con Wilders.

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