Dilma Rousseff niega corrupción en el Gobierno de Lula en el penúltimo debate

Río de Janeiro, Agencias
La abanderada del Partido de los Trabajadores (PT) a la Presidencia de Brasil, Dilma Rousseff, se vio obligada hoy, en el penúltimo debate entre candidatos antes de las elecciones del próximo domingo, a rebatir acusaciones de corrupción en el Gobierno del mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.

Plinio Arruda de Sampaio, candidato del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), fundado por disidentes del PT en 2003, durante el primer año de la gestión de Lula, increpó a Rousseff sobre recientes escándalos en la administración tributaria y en el Ministerio de la Presidencia, que la candidata ocupó hasta marzo pasado.

"La corrupción estaba en la oficina vecina a la suya y no la vio. ¿Será que usted fue cómplice o es incompetente para escoger a sus colaboradores?", preguntó Arruda en relación a Erenice Guerra, una cercana asesora de Rousseff que la sustituyó como ministra y dimitió hace dos semanas acusada de tráfico de influencias.

"Ni una cosa ni otra", respondió Rousseff, quien aunque admitió que "nadie está libre de sospechas", sostuvo que las denuncias contra Guerra deben ser "investigadas en forma rigurosa" antes de concluir que es culpable.

La candidata del PT, que lidera todas las encuestas de opinión con una intención de voto algo superior al 50%, se comprometió a que, si gana las elecciones y las investigaciones no concluyen antes de su investidura, "todo se seguirá investigando hasta el fin".

Arruda, que de acuerdo a los sondeos no llega a tener el respaldo del 2% de los electores, incidió en el asunto de las irregularidades en el actual Gobierno y recordó que "dos veces" las sospechas se centraron en el ministerio que Rousseff ocupó seis años.

En el debate, organizado por el canal TV Record, participan también el abanderado del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), José Serra, y la candidata del Partido Verde (PV), Marina Silva.

Según las encuestas, Serra cuenta con el apoyo de cerca del 30% del electorado, mientras que Silva no ha pasado del 12% de intención de voto.

El debate es el penúltimo antes de las elecciones del próximo domingo, en las que 135,8 millones de brasileños están convocados a las urnas para elegir un nuevo presidente, a los gobernadores de los 27 estados, a los 513 diputados, así como para renovar dos tercios del Senado y las cámaras regionales.

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