Chile celebra 200 años "con espíritu unidad" pero en un convulsionado momento
Santiago de Chile, Agencias
Chile celebró hoy con "espíritu de unidad nacional" y en un convulsionado momento social sus 200 años como nación independiente, ante la presencia de los mandatarios de Bolivia y Paraguay y diversas delegaciones extranjeras.
"Ésta es una fiesta alegre, de unidad, participativa", subrayó el presidente Sebastián Piñera, quien encabezó las celebraciones por el bicentenario de Chile acompañado de sus cuatro predecesores desde el restablecimiento de la democracia, en 1990: Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.
La reconciliación y la esperanza en el futuro encontraron eco en las palabras del cardenal Francisco Javier Errázuriz durante el Te Deum ecuménico celebrado en la catedral metropolitana con la asistencia de las autoridades chilenas y los invitados extranjeros para celebrar el bicentenario.
En esta ceremonia cívico religiosa de acción de gracias, en la que participaron obispos y pastores de diferentes confesiones, el arzobispo de Santiago también se refirió a los acontecimientos que este año han conmocionado el país.
"Chile entero está de fiesta. Celebran en la profundidad de la tierra nuestros 33 mineros; también los damnificados por el terremoto y el maremoto. ¡Cómo quisiéramos que los comuneros (mapuches) que hacen huelga de hambre, también estuvieran de fiesta!", señaló el cardenal Errázuriz.
"Nos preocupa la huelga de hambre de nuestros hermanos mapuches, que puede dejar en ellos daños irreparables", advirtió el arzobispo de Santiago, quien pidió a las autoridades y a los comuneros que realizan el ayuno que restablezcan la confianza mutua y entablen un "diálogo generoso y visionario".
Sin embargo, antes de llegar a la catedral, el presidente realizó unas declaraciones en las que excluyó del diálogo al movimiento mapuche más radical.
"No confundamos al pueblo mapuche que está participando de este bicentenario, con la situación de 34 comuneros que han elegido un camino equivocado. El país que vamos a construir se hace con diálogo, unidad y trabajo, no con violencia ni huelga de hambre", recalcó Piñera.
La ceremonia ecuménica estuvo cargada de simbolismo, como la entrega del "Evangelio de Chile", un texto escrito a mano por 8.000 ciudadanos durante los últimos meses y que fue bendecido por el papa Benedicto XVI.
Además, los representantes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial asumieron un "compromiso con Chile" ante el mismo crucifijo que fue testigo del juramento hecho por la Junta de Gobierno constituida el 18 de septiembre de 1810.
A la salida de la catedral, el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, manifestó que "los pueblos de la región deben proyectar un futuro con mucha más equidad".
"Nuestra historia en todas partes ha sido en blanco y negro y tenemos deudas, pero queremos seguir construyendo un futuro con más justicia", enfatizó Lugo, quien a pesar de padecer un cáncer linfático viajó a Chile para asistir a la conmemoración del bicentenario y en las próximas horas se reunirá con Piñera.
En tanto, el presidente de Bolivia, Evo Morales, también de visita oficial en Santiago, expresó su deseo de que fructifiquen las negociaciones que el Gobierno chileno abrirá con las comunidades mapuches la próxima semana.
"A partir de ese diálogo, seguro que va a haber un buen resultado para los hermanos mapuches", añadió Morales, el primer indígena que ocupa la presidencia de Bolivia.
"Saludamos la iniciativa del presidente (Piñera) de querer resolver con el diálogo el problema de los mapuches, que seguramente viene de algunas políticas o leyes que dejaron las dictaduras militares y que los presidentes de los Gobiernos democráticos debemos resolver", añadió.
Sobre este asunto, el ex presidente chileno Ricardo Lagos (2000-2006) se mostró complacido de que la derecha, ahora que está en el Gobierno, haya aceptado modificar la ley antiterrorista y el código de justicia militar, y agregó que "sería un hermoso regalo del bicentenario" que los comuneros presos depusieran su huelga de hambre.
"Es esencial el diálogo para solucionar el conflicto mapuche, así lo hemos estado diciendo desde hace rato", coincidió por su parte la la ex mandataria Michelle Bachelet (2006-2010).
Bachelet, que hoy parte hacia Nueva York para asumir como responsable de la nueva agencia ONU Mujeres, advirtió, sin embargo, que la mesa de diálogo convocada por el Gobierno "no va a resolver el conflicto contingente", y pidió que se busquen soluciones para la huelga de hambre.
La celebración del bicentenario se extendió por todo el país cuando a mediodía (16.00 GMT) fue interpretado el himno nacional en todas las plazas del país, e incluso en el yacimiento San José, donde los 33 mineros atrapados bajo tierra y sus familiares protagonizaron una emotiva ceremonia.
En las próximas horas está prevista la llegada de la presidenta argentina, Cristina Fernández, quien sostendrá una reunión bilateral con Piñera en la que tratarán sobre la solicitud de extradición del ex líder del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, Sergio Galvarino Apablaza, acusado del asesinato en 1991 del senador chileno Jaime Guzmán.
Chile celebró hoy con "espíritu de unidad nacional" y en un convulsionado momento social sus 200 años como nación independiente, ante la presencia de los mandatarios de Bolivia y Paraguay y diversas delegaciones extranjeras.
"Ésta es una fiesta alegre, de unidad, participativa", subrayó el presidente Sebastián Piñera, quien encabezó las celebraciones por el bicentenario de Chile acompañado de sus cuatro predecesores desde el restablecimiento de la democracia, en 1990: Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.
La reconciliación y la esperanza en el futuro encontraron eco en las palabras del cardenal Francisco Javier Errázuriz durante el Te Deum ecuménico celebrado en la catedral metropolitana con la asistencia de las autoridades chilenas y los invitados extranjeros para celebrar el bicentenario.
En esta ceremonia cívico religiosa de acción de gracias, en la que participaron obispos y pastores de diferentes confesiones, el arzobispo de Santiago también se refirió a los acontecimientos que este año han conmocionado el país.
"Chile entero está de fiesta. Celebran en la profundidad de la tierra nuestros 33 mineros; también los damnificados por el terremoto y el maremoto. ¡Cómo quisiéramos que los comuneros (mapuches) que hacen huelga de hambre, también estuvieran de fiesta!", señaló el cardenal Errázuriz.
"Nos preocupa la huelga de hambre de nuestros hermanos mapuches, que puede dejar en ellos daños irreparables", advirtió el arzobispo de Santiago, quien pidió a las autoridades y a los comuneros que realizan el ayuno que restablezcan la confianza mutua y entablen un "diálogo generoso y visionario".
Sin embargo, antes de llegar a la catedral, el presidente realizó unas declaraciones en las que excluyó del diálogo al movimiento mapuche más radical.
"No confundamos al pueblo mapuche que está participando de este bicentenario, con la situación de 34 comuneros que han elegido un camino equivocado. El país que vamos a construir se hace con diálogo, unidad y trabajo, no con violencia ni huelga de hambre", recalcó Piñera.
La ceremonia ecuménica estuvo cargada de simbolismo, como la entrega del "Evangelio de Chile", un texto escrito a mano por 8.000 ciudadanos durante los últimos meses y que fue bendecido por el papa Benedicto XVI.
Además, los representantes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial asumieron un "compromiso con Chile" ante el mismo crucifijo que fue testigo del juramento hecho por la Junta de Gobierno constituida el 18 de septiembre de 1810.
A la salida de la catedral, el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, manifestó que "los pueblos de la región deben proyectar un futuro con mucha más equidad".
"Nuestra historia en todas partes ha sido en blanco y negro y tenemos deudas, pero queremos seguir construyendo un futuro con más justicia", enfatizó Lugo, quien a pesar de padecer un cáncer linfático viajó a Chile para asistir a la conmemoración del bicentenario y en las próximas horas se reunirá con Piñera.
En tanto, el presidente de Bolivia, Evo Morales, también de visita oficial en Santiago, expresó su deseo de que fructifiquen las negociaciones que el Gobierno chileno abrirá con las comunidades mapuches la próxima semana.
"A partir de ese diálogo, seguro que va a haber un buen resultado para los hermanos mapuches", añadió Morales, el primer indígena que ocupa la presidencia de Bolivia.
"Saludamos la iniciativa del presidente (Piñera) de querer resolver con el diálogo el problema de los mapuches, que seguramente viene de algunas políticas o leyes que dejaron las dictaduras militares y que los presidentes de los Gobiernos democráticos debemos resolver", añadió.
Sobre este asunto, el ex presidente chileno Ricardo Lagos (2000-2006) se mostró complacido de que la derecha, ahora que está en el Gobierno, haya aceptado modificar la ley antiterrorista y el código de justicia militar, y agregó que "sería un hermoso regalo del bicentenario" que los comuneros presos depusieran su huelga de hambre.
"Es esencial el diálogo para solucionar el conflicto mapuche, así lo hemos estado diciendo desde hace rato", coincidió por su parte la la ex mandataria Michelle Bachelet (2006-2010).
Bachelet, que hoy parte hacia Nueva York para asumir como responsable de la nueva agencia ONU Mujeres, advirtió, sin embargo, que la mesa de diálogo convocada por el Gobierno "no va a resolver el conflicto contingente", y pidió que se busquen soluciones para la huelga de hambre.
La celebración del bicentenario se extendió por todo el país cuando a mediodía (16.00 GMT) fue interpretado el himno nacional en todas las plazas del país, e incluso en el yacimiento San José, donde los 33 mineros atrapados bajo tierra y sus familiares protagonizaron una emotiva ceremonia.
En las próximas horas está prevista la llegada de la presidenta argentina, Cristina Fernández, quien sostendrá una reunión bilateral con Piñera en la que tratarán sobre la solicitud de extradición del ex líder del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, Sergio Galvarino Apablaza, acusado del asesinato en 1991 del senador chileno Jaime Guzmán.