Calderón llama a la unidad de México contra el 'narco'
México, El país
Hace un año, en su tercer mensaje anual a la nación, el presidente Felipe Calderón quiso dar un impulso a su mandato con un ambicioso programa de reformas para cambiar México, en el que la lucha contra el narcotráfico era solo uno de los puntos. Pero la realidad se impuso ayer en su discurso tras cuatro años en el poder y el mandatario se vio forzado a dedicar la mayor parte de su tiempo a la lucha contra del crimen organizado, al que definió como "la principal amenaza para la paz y la libertad de los mexicanos". El dirigente hizo un llamamiento a la unidad de todos los mexicanos para combatir el narcotráfico.
Unas horas después, 25 presuntos delincuentes, que se hallaban en un supuesto campo de entrenamiento, fueron abatidos por el Ejército Méxicano en el norte del país, en los límites entre los estados de Nuevo León y Tamaulipas.
"Solo unidos prosperamos, esa es la gran lección de nuestra historia", dijo Calderón al convocar a las fuerzas políticas a demostrar juntos que sí se puede derrotar al narco. En el Palacio Nacional, el presidente pidió al Congreso que convierta en ley cuanto antes los proyectos pendientes; al poder judicial, que revise la actuación de los jueces, y a los gobernadores, que pongan freno a la corrupción en los cuerpos de policía.
Calderón reconoció que la delincuencia provoca incertidumbre y pesar en los ciudadanos, por lo que anunció ayer que enviará al Congreso una iniciativa para crear un mando único de policía que coordine las 32 delegaciones que existen en la actualidad, una por cada estado. Este proyecto disgusta a muchos municipios, que se oponen a perder el control de sus policías.
En su mensaje, Calderón destacó que en los últimos 12 meses han sido capturados tres grandes capos del narcotráfico, el más reciente el lunes pasado, cuando fue detenido Édgar Valdez Villarreal, alias La Barbie, ex jefe de sicarios del cártel de los Beltrán Leyva.
El aplauso más sonoro de la hora y media que duró la ceremonia de ayer se lo llevaron las Fuerzas Armadas y la Policía Federal, protagonistas de la estrategia de Calderón, que presumía ayer de que, durante sus cuatro años en el poder, han logrado decomisar droga por valor de 10.316 millones de dólares (unos 8.000 millones de euros).
Entre la retahíla de datos ofrecidos por el Gobierno sobre la lucha contra el narco, destaca uno: se calcula que la inseguridad tiene un coste para México equivalente al 1,2% del producto interior bruto (PIB) del país, unos 10.000 millones de dólares. La guerra contra el narco, emprendida por Calderón desde que asumió la presidencia en diciembre de 2006, ha provocado hasta ahora de manera oficial 28.000 muertos. La cifra ha suscitado severas críticas de diversos sectores, desde los que cuestionan la estrategia de enfrentarse a los criminales, dando a entender que era mejor como se hacía antes, cuando supuestamente se pactaba con ellos, hasta los que señalan abusos de las Fuerzas Armadas, así como una cantidad intolerable de bajas de civiles.
En su discurso de ayer, Calderón reconoció además que otros tres delitos, que afectan directamente a la población, han aumentado en el último año: el robo, el secuestro y la extorsión. Ante el aumento de la violencia, a nadie ha sorprendido en México que esta semana se abriera el debate en la opinión pública, los políticos y los empresarios sobre la conveniencia de quedarse a vivir en el país o marcharse a otro más seguro.
En la víspera del mensaje presidencial, cuatro reconocidos empresarios, entre ellos Lorenzo Zambrano, dueño de la cementera Cemex, así como Carlos Slim, el hombre más rico del planeta, según la revista Forbes, han hecho un llamamiento a defender la nación y han anunciado que no piensan abandonar el país.
Pero detenciones como la de La Barbie sacan a la luz la libertad con la que muchos criminales se mueven por México. El ex jefe de sicarios del cártel de los Beltrán Leyva ha confesado a la policía que trabajaba en el negocio del tráfico de drogas y que la cocaína que conseguía en Colombia la mandaba a México a través de Panamá. "[El dinero para comprar la droga] me llegaba en efectivo de EE UU en tráileres", afirma en un vídeo grabado por la policía, en el que añade que no recibía órdenes de nadie. Además, el narcotraficante ha confesado que fue quien protegió a José Jorge Balderas Garza, que el 25 de enero disparó al futbolista internacional paraguayo Salvador Cabañas en una discoteca en el sur de la capital.
Hace un año, en su tercer mensaje anual a la nación, el presidente Felipe Calderón quiso dar un impulso a su mandato con un ambicioso programa de reformas para cambiar México, en el que la lucha contra el narcotráfico era solo uno de los puntos. Pero la realidad se impuso ayer en su discurso tras cuatro años en el poder y el mandatario se vio forzado a dedicar la mayor parte de su tiempo a la lucha contra del crimen organizado, al que definió como "la principal amenaza para la paz y la libertad de los mexicanos". El dirigente hizo un llamamiento a la unidad de todos los mexicanos para combatir el narcotráfico.
Unas horas después, 25 presuntos delincuentes, que se hallaban en un supuesto campo de entrenamiento, fueron abatidos por el Ejército Méxicano en el norte del país, en los límites entre los estados de Nuevo León y Tamaulipas.
"Solo unidos prosperamos, esa es la gran lección de nuestra historia", dijo Calderón al convocar a las fuerzas políticas a demostrar juntos que sí se puede derrotar al narco. En el Palacio Nacional, el presidente pidió al Congreso que convierta en ley cuanto antes los proyectos pendientes; al poder judicial, que revise la actuación de los jueces, y a los gobernadores, que pongan freno a la corrupción en los cuerpos de policía.
Calderón reconoció que la delincuencia provoca incertidumbre y pesar en los ciudadanos, por lo que anunció ayer que enviará al Congreso una iniciativa para crear un mando único de policía que coordine las 32 delegaciones que existen en la actualidad, una por cada estado. Este proyecto disgusta a muchos municipios, que se oponen a perder el control de sus policías.
En su mensaje, Calderón destacó que en los últimos 12 meses han sido capturados tres grandes capos del narcotráfico, el más reciente el lunes pasado, cuando fue detenido Édgar Valdez Villarreal, alias La Barbie, ex jefe de sicarios del cártel de los Beltrán Leyva.
El aplauso más sonoro de la hora y media que duró la ceremonia de ayer se lo llevaron las Fuerzas Armadas y la Policía Federal, protagonistas de la estrategia de Calderón, que presumía ayer de que, durante sus cuatro años en el poder, han logrado decomisar droga por valor de 10.316 millones de dólares (unos 8.000 millones de euros).
Entre la retahíla de datos ofrecidos por el Gobierno sobre la lucha contra el narco, destaca uno: se calcula que la inseguridad tiene un coste para México equivalente al 1,2% del producto interior bruto (PIB) del país, unos 10.000 millones de dólares. La guerra contra el narco, emprendida por Calderón desde que asumió la presidencia en diciembre de 2006, ha provocado hasta ahora de manera oficial 28.000 muertos. La cifra ha suscitado severas críticas de diversos sectores, desde los que cuestionan la estrategia de enfrentarse a los criminales, dando a entender que era mejor como se hacía antes, cuando supuestamente se pactaba con ellos, hasta los que señalan abusos de las Fuerzas Armadas, así como una cantidad intolerable de bajas de civiles.
En su discurso de ayer, Calderón reconoció además que otros tres delitos, que afectan directamente a la población, han aumentado en el último año: el robo, el secuestro y la extorsión. Ante el aumento de la violencia, a nadie ha sorprendido en México que esta semana se abriera el debate en la opinión pública, los políticos y los empresarios sobre la conveniencia de quedarse a vivir en el país o marcharse a otro más seguro.
En la víspera del mensaje presidencial, cuatro reconocidos empresarios, entre ellos Lorenzo Zambrano, dueño de la cementera Cemex, así como Carlos Slim, el hombre más rico del planeta, según la revista Forbes, han hecho un llamamiento a defender la nación y han anunciado que no piensan abandonar el país.
Pero detenciones como la de La Barbie sacan a la luz la libertad con la que muchos criminales se mueven por México. El ex jefe de sicarios del cártel de los Beltrán Leyva ha confesado a la policía que trabajaba en el negocio del tráfico de drogas y que la cocaína que conseguía en Colombia la mandaba a México a través de Panamá. "[El dinero para comprar la droga] me llegaba en efectivo de EE UU en tráileres", afirma en un vídeo grabado por la policía, en el que añade que no recibía órdenes de nadie. Además, el narcotraficante ha confesado que fue quien protegió a José Jorge Balderas Garza, que el 25 de enero disparó al futbolista internacional paraguayo Salvador Cabañas en una discoteca en el sur de la capital.