Baloncesto: Grecia despierta al campeón


Turquía, As
Por fin una muy buena España. No la mejor España posible pero sí una versión sólida, fiable, competitiva, dura: buena. Suficiente para ganar, otra vez, a Grecia. Este partido, un clásico de la última era del baloncesto europeo y mundial, es talismán para uno y pesadilla para el otro. Desde que Navarro, Raúl, Felipe (y el ausente Gasol...) ganaban a Grecia en sus tiempos de juniors de oro, vísperas de la actual cosecha de gloria, superar al equipo heleno se ha convertido en tradición y garantía de metal en los últimos campeonatos. Grecia sufre las antípodas de esa rivalidad y esa ascendencia psicológica que esta generación de jugadores españoles tiene sobre esta generación de jugadores griegos pudo ser determinante en la trastienda mental del pulso definitivo, una caldera del infierno que tuvo su último punto de ebullición con cuatro minutos por jugar: 58-57.

España respondió con calidad, coraza de campeón y mentalidad -recién estrenada- de alta competición. Tras haraganear en muchos momentos de la primera fase, la mejora del tono general fue notable. La buena gestión de una evidente amenaza de tormenta perfecta puede suponer, además del billete para cuartos, la recuperación (de confianza y conceptos) necesaria para pasar de notable a sobresaliente y afrontar lo que se avecina, la colisión final y terrible de la nobleza del campeonato. La ruta lógica, si no median grandes sorpresas, llevaría de Serbia a Turquía y de ahí a Estados Unidos. tan salvaje, tan difícil, cada partido con tal grado de dificultad que conviene no pensar en otra cosa que no sea la explosiva reedición de la final del último Eurobasket: más madera.

Ajustes, mentalidad, acierto

El gran final de España (9-0 crucial con Navarro y Rudy al mando de las operaciones: de 58-57 a 67-57) puso maquillaje y confeti a una batalla tremenda, una lucha titánica con rachas de buen baloncesto aliñadas con dentelladas de tensión. Esta Grecia de Kazlauskas es más alegre, pega menos y busca victorias más frontales, menos arteras. Circula el balón, domina sus armas y hace, cuando puede, un baloncesto ágil y sensato. Juega bien y juega con sentido colectivo y por eso fue en muchos momentos más bloque que España. Sin embargo, no encontró suficientes respuestas individuales al plural y enorme talento del roster español. Lo intentó primero Zisis, luego Diamantidis (jugador extraordinario), siempre Schortsanitis en batalla contra marcajes dobles y triples... Al intento de crimen perfecto de Grecia le falló alguno de los errores de Fotsis en tiros abiertos, la poca trascendencia de los puntos de Spanoulis y la pésima actuación de Bourousis, uno de los jugadores llamados, por sus virtudes, a dinamitar la línea de flotación de una España a la que esperábamos todavía inestible.

Y sin embargo la selección tuvo el pulso firme, vivo. Respondió al reto del partido y demostró, había dudas aunque ahora habrá quien lo niegue, que está dispuesta (mental y físicamente) para competir. Scariolo ofreció también más cal que arena con una rotación por fin mejor gestionada (y más escalonada) y una aplicación en zona 2-3 que produjo las principales (y a la postre decisivas) desconexiones de Grecia. La resurrección del banquillo se tradujo en 29 puntos de una segunda unidad que tuvo ritmo y acierto y en la que Felipe y Fran Vázquez se ganaron el derecho a jugar los minutos decisivos después de mejorar en ambas zonas las prestaciones de la pareja titular que forman Garbajosa y un Marc Gasolque comenzó bien ante Schortsanitis (ecos de la final de 2006) pero se enredó después en su propia ansiedad tras algunas malas decisiones que anidaron en su cabeza. Terminó con 4 puntos, 2 rebotes y una sensación de responsabilidad mal asumida que por suerte, y por la producción exponencial de Fran, no perjudicó al grupo.

España, viva y con tensión competitiva, es más que Grecia. Un axioma del que nos había hecho dudar una confusa primera fase. Los griegos hicieron sangre de salida (11-17) con los Zisis y las pérdidas de una España que vivió de los triples (Garbajosa, Raúl, Llull, Mumbrú...) y se posicionó en ruta hacia un segundo cuarto en el que tuvo sus mejores minutos del campeonato con los brazos kilométricos de Fran en ambas zonas, la zona 2-3 propiciando colapsos que Kazlauskas tardó demasiado en corregir, y las cargas de fondo de Navarro, una constante todo el partido y una referencia absoluta en los minutos calientes. Al final, 23 puntos y sensación de trascendencia total en el rumbo del partido.

En vías de corrección y mejora, España volvió a perder el rebote pero en muchas fases cerró el grifo de capturas ofensivas del rival. Se aplicó mejor en la defensa del pick and roll y circuló con criterio en ataque. y mejoró. Y sufrió mucho. El muy prometedor 37-31 del descanso fue en menos de tres minutos del tercer cuarto un 37-38 en la peor zozobra de España. Marc Gasol chocó con Schortsanitis, se acumularon los ataques sin sumar y la defensa se encogió en torno a la zona y permitió el despertar griego (0/3 al descanso) desde la línea de tres. Al bombardeo respondieron Navarro, que leyó con responsabilidad cada momento complicado del partido, y Rudy, que apareció tras un primer tiempo fantasmal para anotar desde todos los frentes: triples, mates, tiros libres... España aguantó el bombardeó griego y superó sus peores minutos sin daños de gravedad gracias otra vez a la zona 2-3 y a la buena mezcla de la segunda unidad: del peligroso 43-47 al 52-51 que cerró el tercer cuarto. El canto del cisne griego fue un triple de Diamantidis (52-54). El resto fue remar contra la corriente porque España se mantuvo firme y aprovechó su momento para romper el cascarón del partido con los puntos de Navarro, el nudo sobre los exteriores griegos y el trabajo de percusión en las dos zonas de Fran y Felipe. España pasó de sentirse en peligro a sentirse cómoda y terminó corriendo, defendiendo, encontrando a sus referentes y apoyándose en su banquillo: buen partido, gran equipo.

En este punto en el que ya no vale nada de lo sucedido en la primera semana de competición, el campeón del mundo sigue vivo en Turquía. Vivo y en vías de mejora, buenas noticias porque necesitará redondear de forma definitiva lo apuntado ante Grecia para afrontar a Serbia, un reto de primer orden a las puertas de las medallas, en el momento crucial del campeonato.Serbia, eterno demonio redefinido por una extraordinaria generación de jóvenes talentos. Plato fuerte en cuartos y la hora de la verdad, con la fe intacta, para la selección española. Buenas noticias...

España: (22+15+15+28) Rudy (14), Ricky Rubio (6), Navarro (22), Garbajosa (5) y Gasol (4) -equipo inicial-, Llull (9), Reyes (6), Raúl (5), Vázquez (6) y Mumbrú (3).

Grecia: (19+12+20+21) Zisis (16), Spanoulis (12), Fotsis (12), Diamantidis (16) y Schortsanitis (13) -equipo inicial-, Bourousis (2), Calathes (1), Printezis, Perperoglou y Tsartsaris.

Árbitros: José Aníbal Carrión (PUR), William Kennedy (USA) y Reynaldo Mercedes (DOM). Los griegos Zsis y Spanoulis fueron eliminados por faltas en el último minuto.

Incidencias: Partido correspondiente a los cuartos de final del campeonato del Mundo de baloncesto disputado en el Sinam Erdem de Estambul ante 9.000 espectadores.
Triunfo de España
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