Roma no pudo ante Cesena en un estadio Olímpico triste


Roma, Espn
En el estadio Olímpico de esta capital, insolitamente casi vacío y muy triste a la vista, Cesena logró dar el batacazo y atrapó un punto, al empatar sin goles ante Roma. De esta manera, ambos equipos suman un punto en la tabla y, cuando la fecha termine, se encontrarán irremediablemente en la parte central de la misma.

El match empezó con un buen ritmo, pero se apagó rápidamente por culpa de Roma: los giallorossi, en efecto, dieron la impresión de querer mantener baja la intensidad para administrar las energías. Actitud equivocada, porque Cesena se sacó de encima el miedo del debut, levantó la línea de la defensa y empezó a ahogar el juego romanista desde su origen.

Además, con la velocidad baja la visita pudo encontrar la manera de sorprender a la Loba con peligrosos contraataques, que hasta podrían haberse convertido en goles de no ser por la estéril liviandad de su ataque. El primer tiempo se fue con los locales intentando retomar el dominio de la mediana y con Totti, poco ayudado por sus compañeros, inventando por sí mismo ocasiones de gol, con remates desde la distancia.

En el complemento, los capitalinos tuvieron toda otra actitud y bajaron a la cancha con mayor ritmo. Sin embargo, con el pasar de los minutos y el gol sin llegar, Roma se puso cada vez más nerviosa. Uno de los principales culpables fue Vucinic, quien acabó por perder cada balón que tocó y desperdició muchísimas chances para anotar.

De contra, Cesena seguía aguantando bien y armando muy buenas contras, sobre todo por derecha, donde el joven italoargentino Schelotto la rompió en ambas fases, mereciéndose la mención de hombre del partido.

Roma, confiando en la esterilidad de su adversarios, se desequilibró aún más hacia adelante y Ranieri lo puso a Okaka por Perrotta: el cambio, en realidad, no nos pareció acertado. No tanto por el ingreso del "pibe" del potrero, quien disputó un buen encuentro, si no porque el técnico lo hizo jugar muy lejos del arco en una posición en la que Simplicio hubiera sido más adecuado. Mucho más positivo, en cambio, fue el ingreso de Taddei por Ménez.

De todas maneras, la doble movida entregó algún resultado, porque los giallorossi pisaron sobre el acelerador y asediaron el área del conjunto recién ascendido, pero siempre sin lograr encontrar el gol. Antonioli se pasó en un par de situaciones, ahogándoles el grito en las gargantas a los hinchas romanistas, qué en otras épocas coreaban su nombre.

Cerca del final, cuando en un minuto primero Bogdani falló un mano a mano con un toque fino apenas afuera y luego Totti conectó un centro de Taddei con un cabezazo certero, pero el balón salió picando tras rozar suavemente el poste a la derecha del portero, se entendió que el desafío iba a terminar sin goles.

Así fue y Roma se quedó con la amargura de un inicio temporada malo e inesperado. Si bien los más optimistas podrán confortarse pensando que el año pasado la campaña se abrió con dos derrotas: así que éste, por ahora, fue un punto ganado.

Lo de Cesena, en cambio, fue increíble. Presentarse al Olímpico luego de 20 años sin jugar en Serie A y lograrse quitar el temor reverencial tras apenas quince minutos fue una cosa fantástica. El gran partido jugado fue el reflejo de esa admirable personalidad. Sus hinchas ahora esperan que este punto sea un amuleto de buena suerte, como fue el que en la pasada temporada se ganó Bari en San Siro.

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