Obama da la guerra de Irak por terminada
David Alandete, El País
"Esta noche anuncio que la misión de combate norteamericana en Irak ha terminado. La operación Libertad Iraquí ha acabado y el pueblo de Irak tiene ahora la responsabilidad principal de mantener la seguridad de su país". De ese modo, Barack Obama, dio por concluida la guerra de Irak, siete años y cinco meses después de su comienzo, en un discurso televisado a la nación desde la Casa Blanca. El presidente norteamericano, sin embargo, ha evitado clamar victoria, porque según ha dicho, a la joven democracia iraquí le quedan por delante grandes retos.
Seis meses después de las elecciones parlamentarias, Bagdad aun no tiene un nuevo Gobierno. Cada mes muere, en ataques terroristas, una media de 250 civiles. "Por supuesto, la violencia no acabará con nuestra misión de combate. Los extremistas seguirán colocando bombas, atacando a civiles y tratando de alentar la violencia sectaria", aseguró el presidente la pasada noche (madrugada en España). "Cuando se forme Gobierno, no debe caber duda: el pueblo iraquí tendrá un fuerte aliado en los Estados Unidos... Nuestro compromiso con el futuro de Irak no ha acabado".
Quedan en Irak ya 50.000 soldados para apoyar a las tropas nacionales y para labores antiterroristas, en una operación bautizada por el Pentágono como Nuevo Amanecer. Saldrán definitivamente del país en diciembre de 2011. En Afganistán hay en activo 96.000 soldados, menos del doble de los que quedan en Irak.
"Poner fin a esta guerra no es sólo algo que beneficie a Irak. Es también a beneficio nuestro", dijo Obama. "EE UU ha pagado un precio enorme con tal de depositar el futuro de Irak en manos de su pueblo. Hemos enviado a nuestros jóvenes hombres y mujeres a hacer enormes sacrificios en Irak , y hemos destinado para ello grandes recursos, en una época de ajuste de presupuestos en casa. Hemos perseverado porque compartimos con el pueblo iraquí la creencia que de las cenizas de la guerra podía generarse un nuevo comienzo en esa cuna de la civilización".
Obama ha citado a George W. Bush en su discurso en tres ocasiones. En ninguna ha hecho lo que le pedían los líderes republicanos del Congreso: agradecerle a Bush que ordenara un aumento de 20.000 soldados en la misión bélica iraquí en 2007. Tanto Obama como su vicepresidente, Joe Biden , y la Secretaria de Estado, Hillary Clinton , se opusieron a ese refuerzo militar. En diciembre, el propio presidente ordenó un aumento de 30.000 soldados en Afganistán, copiando esa misma estrategia.
"Es sabido que ambos teníamos opiniones distintas de la guerra desde su principio. Sin embargo, nadie puede poner en duda el apoyo del presidente Bush a nuestras tropas, o su amor a la patria y su compromiso con nuestra seguridad", dijo el presidente. Aun así, ha vertido duras críticas sobre la Administración de su predecesor: "Por desgracia, en la última década, no hemos hecho lo necesario para apuntalar los cimientos de nuestra propia economía. Hemos gastado más de mil millones de dólares en la guerra, a menudo financiados por préstamos del extranjero".
En su punto máximo, hubo simultáneamente en Irak 165.000 soldados estadounidenses. Han pasado por aquel país un millón de hombres desde el comienzo de la guerra. De ellos, 4.247 han fallecido y 34.268 han resultado heridas, según el Pentágono.
EE UU ha querido demostrarle a los gobernantes iraquíes que el final de las operaciones de combate no significa un abandono del Gobierno legítimo del país a su suerte, frente a la embestida de los insurgentes islamistas. El vicepresidente, Joe Biden, viajó el lunes a Irak. Es su sexta visita al país desde enero de 2009. Allí se reunió ayer con el presidente, Jalal Talabani; el primer ministro, Nuri al Maliki, y otros líderes políticos, a quienes les transmitió el mensaje de que EE UU sigue decidido a apoyar a Bagdad en su lucha contra el terrorismo.
"Esta noche anuncio que la misión de combate norteamericana en Irak ha terminado. La operación Libertad Iraquí ha acabado y el pueblo de Irak tiene ahora la responsabilidad principal de mantener la seguridad de su país". De ese modo, Barack Obama, dio por concluida la guerra de Irak, siete años y cinco meses después de su comienzo, en un discurso televisado a la nación desde la Casa Blanca. El presidente norteamericano, sin embargo, ha evitado clamar victoria, porque según ha dicho, a la joven democracia iraquí le quedan por delante grandes retos.
Seis meses después de las elecciones parlamentarias, Bagdad aun no tiene un nuevo Gobierno. Cada mes muere, en ataques terroristas, una media de 250 civiles. "Por supuesto, la violencia no acabará con nuestra misión de combate. Los extremistas seguirán colocando bombas, atacando a civiles y tratando de alentar la violencia sectaria", aseguró el presidente la pasada noche (madrugada en España). "Cuando se forme Gobierno, no debe caber duda: el pueblo iraquí tendrá un fuerte aliado en los Estados Unidos... Nuestro compromiso con el futuro de Irak no ha acabado".
Quedan en Irak ya 50.000 soldados para apoyar a las tropas nacionales y para labores antiterroristas, en una operación bautizada por el Pentágono como Nuevo Amanecer. Saldrán definitivamente del país en diciembre de 2011. En Afganistán hay en activo 96.000 soldados, menos del doble de los que quedan en Irak.
"Poner fin a esta guerra no es sólo algo que beneficie a Irak. Es también a beneficio nuestro", dijo Obama. "EE UU ha pagado un precio enorme con tal de depositar el futuro de Irak en manos de su pueblo. Hemos enviado a nuestros jóvenes hombres y mujeres a hacer enormes sacrificios en Irak , y hemos destinado para ello grandes recursos, en una época de ajuste de presupuestos en casa. Hemos perseverado porque compartimos con el pueblo iraquí la creencia que de las cenizas de la guerra podía generarse un nuevo comienzo en esa cuna de la civilización".
Obama ha citado a George W. Bush en su discurso en tres ocasiones. En ninguna ha hecho lo que le pedían los líderes republicanos del Congreso: agradecerle a Bush que ordenara un aumento de 20.000 soldados en la misión bélica iraquí en 2007. Tanto Obama como su vicepresidente, Joe Biden , y la Secretaria de Estado, Hillary Clinton , se opusieron a ese refuerzo militar. En diciembre, el propio presidente ordenó un aumento de 30.000 soldados en Afganistán, copiando esa misma estrategia.
"Es sabido que ambos teníamos opiniones distintas de la guerra desde su principio. Sin embargo, nadie puede poner en duda el apoyo del presidente Bush a nuestras tropas, o su amor a la patria y su compromiso con nuestra seguridad", dijo el presidente. Aun así, ha vertido duras críticas sobre la Administración de su predecesor: "Por desgracia, en la última década, no hemos hecho lo necesario para apuntalar los cimientos de nuestra propia economía. Hemos gastado más de mil millones de dólares en la guerra, a menudo financiados por préstamos del extranjero".
En su punto máximo, hubo simultáneamente en Irak 165.000 soldados estadounidenses. Han pasado por aquel país un millón de hombres desde el comienzo de la guerra. De ellos, 4.247 han fallecido y 34.268 han resultado heridas, según el Pentágono.
EE UU ha querido demostrarle a los gobernantes iraquíes que el final de las operaciones de combate no significa un abandono del Gobierno legítimo del país a su suerte, frente a la embestida de los insurgentes islamistas. El vicepresidente, Joe Biden, viajó el lunes a Irak. Es su sexta visita al país desde enero de 2009. Allí se reunió ayer con el presidente, Jalal Talabani; el primer ministro, Nuri al Maliki, y otros líderes políticos, a quienes les transmitió el mensaje de que EE UU sigue decidido a apoyar a Bagdad en su lucha contra el terrorismo.