Netanyahu y Abás viajan a Washington para un nuevo intento de hacer la paz
Jerusalén, Agencias
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, han viajado hoy a Washington donde iniciarán un nuevo proceso de paz tras veinte meses de parón en la negociación directa.
Tras varias intentonas e iniciativas de pacificación fallidas en cerca de dos décadas, ambas partes acuden una vez más a EEUU para intentar sentar las bases de una paz duradera que pase por la creación de un Estado palestino y el fin del histórico conflicto de Oriente Medio.
El primer ministro israelí, que lidera una coalición de gobierno derechista dominada por partidos pro-colonos, partió esta mañana rumbo a la capital estadounidense al frente de un equipo negociador encabezado por Isaac Molho, un abogado que es su mano derecha.
El presidente palestino, cuya imagen ante su pueblo se ha visto curtida por múltiples fracasos en las negociaciones con Israel, lo hizo anoche desde Jordania con una comitiva liderada por el veterano negociador jefe, Saeb Erekat.
Bajo los auspicios del presidente de EEUU, Barack Obama, Netanyahu y Abás tienen previsto dar el pistoletazo de salida a este nuevo proceso el próximo jueves, en la que será la primera ocasión en que dirigentes israelíes y palestinos se reúnan cara a cara para negociar desde diciembre de 2008, cuando Israel lanzó su más dura ofensiva en Gaza.
La partida de ambos líderes ha sido precedida por múltiples declaraciones públicas de uno y otro signo, en las que lanzaron sus expectativas y líneas rojas de cara a la reanudación del diálogo.
Así, el jefe del Gobierno israelí ha dejado claro los tres objetivos principales que se marca: el reconocimiento de Israel como estado nacional del pueblo judío, el fin definitivo del conflicto y por tanto de todas las reclamaciones a Israel, y el establecimiento de medidas que garanticen la seguridad del Estado.
Sin embargo, ha dejado en el aire la cuestión sobre si prorrogará la paralización parcial de la construcción en los asentamientos judíos en Cisjordania, moratoria que expira el 26 de septiembre.
Uno de sus principales temores es que norteamericanos y palestinos le presionen para que se comprometa a cesar la expansión de las colonias en el territorio ocupado, exigencia que los palestinos creen indispensable para continuar el proceso de paz y, a buen seguro, el primer escollo con el que se topará.
Por su parte, Abás ha reiterado que no tolerará que se reanude la construcción en las colonias, aunque se ignora si estará dispuesto a aceptar un acuerdo tácito por el que Israel no anuncie la paralización pero que en la práctica no autorice más edificaciones.
Los palestinos acuden a la cumbre con su habitual fórmula, respaldada por los países árabes y la comunidad internacional: un acuerdo que pase por el establecimiento de un Estado soberano sobre las fronteras de 1967, con Jerusalén Este como capital, que viva en paz junto a Israel, y una solución justa y basada en el derecho internacional sobre la cuestión de los refugiados.
"Tenemos confianza, no puede ser un proceso más y creemos que es posible hacer historia", manifestó a Efe una fuente oficial del departamento de negociaciones de la OLP.
Desde que fuera elegido presidente de la ANP en enero de 2006, Abás goza del beneplácito de la comunidad internacional, que lo considera un líder moderado que ha apostado de manera decidida por el fin de la violencia.
El presidente palestino se reunió ayer, en secreto, en Jordania con el titular de Defensa israelí, Ehud Barak, quien horas antes mantuvo otro encuentro en la capital, Ammán, con el monarca Abdalá II, también invitado a la cumbre de Washington.
Barak y Abás analizaron la adopción de nuevas medidas por parte de Israel para aliviar la situación de los palestinos en Cisjordania, a fin de alentar la confianza entre las partes en cuanto se reanuden las conversaciones de paz.
El alto nivel de la cumbre y las expectativas puestas en el reinicio de la negociación directa entre israelíes y palestinos, hito en el mandato del presidente Obama, contrasta con las pocas esperanzas o apatía de la población local ante este nuevo proceso.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, han viajado hoy a Washington donde iniciarán un nuevo proceso de paz tras veinte meses de parón en la negociación directa.
Tras varias intentonas e iniciativas de pacificación fallidas en cerca de dos décadas, ambas partes acuden una vez más a EEUU para intentar sentar las bases de una paz duradera que pase por la creación de un Estado palestino y el fin del histórico conflicto de Oriente Medio.
El primer ministro israelí, que lidera una coalición de gobierno derechista dominada por partidos pro-colonos, partió esta mañana rumbo a la capital estadounidense al frente de un equipo negociador encabezado por Isaac Molho, un abogado que es su mano derecha.
El presidente palestino, cuya imagen ante su pueblo se ha visto curtida por múltiples fracasos en las negociaciones con Israel, lo hizo anoche desde Jordania con una comitiva liderada por el veterano negociador jefe, Saeb Erekat.
Bajo los auspicios del presidente de EEUU, Barack Obama, Netanyahu y Abás tienen previsto dar el pistoletazo de salida a este nuevo proceso el próximo jueves, en la que será la primera ocasión en que dirigentes israelíes y palestinos se reúnan cara a cara para negociar desde diciembre de 2008, cuando Israel lanzó su más dura ofensiva en Gaza.
La partida de ambos líderes ha sido precedida por múltiples declaraciones públicas de uno y otro signo, en las que lanzaron sus expectativas y líneas rojas de cara a la reanudación del diálogo.
Así, el jefe del Gobierno israelí ha dejado claro los tres objetivos principales que se marca: el reconocimiento de Israel como estado nacional del pueblo judío, el fin definitivo del conflicto y por tanto de todas las reclamaciones a Israel, y el establecimiento de medidas que garanticen la seguridad del Estado.
Sin embargo, ha dejado en el aire la cuestión sobre si prorrogará la paralización parcial de la construcción en los asentamientos judíos en Cisjordania, moratoria que expira el 26 de septiembre.
Uno de sus principales temores es que norteamericanos y palestinos le presionen para que se comprometa a cesar la expansión de las colonias en el territorio ocupado, exigencia que los palestinos creen indispensable para continuar el proceso de paz y, a buen seguro, el primer escollo con el que se topará.
Por su parte, Abás ha reiterado que no tolerará que se reanude la construcción en las colonias, aunque se ignora si estará dispuesto a aceptar un acuerdo tácito por el que Israel no anuncie la paralización pero que en la práctica no autorice más edificaciones.
Los palestinos acuden a la cumbre con su habitual fórmula, respaldada por los países árabes y la comunidad internacional: un acuerdo que pase por el establecimiento de un Estado soberano sobre las fronteras de 1967, con Jerusalén Este como capital, que viva en paz junto a Israel, y una solución justa y basada en el derecho internacional sobre la cuestión de los refugiados.
"Tenemos confianza, no puede ser un proceso más y creemos que es posible hacer historia", manifestó a Efe una fuente oficial del departamento de negociaciones de la OLP.
Desde que fuera elegido presidente de la ANP en enero de 2006, Abás goza del beneplácito de la comunidad internacional, que lo considera un líder moderado que ha apostado de manera decidida por el fin de la violencia.
El presidente palestino se reunió ayer, en secreto, en Jordania con el titular de Defensa israelí, Ehud Barak, quien horas antes mantuvo otro encuentro en la capital, Ammán, con el monarca Abdalá II, también invitado a la cumbre de Washington.
Barak y Abás analizaron la adopción de nuevas medidas por parte de Israel para aliviar la situación de los palestinos en Cisjordania, a fin de alentar la confianza entre las partes en cuanto se reanuden las conversaciones de paz.
El alto nivel de la cumbre y las expectativas puestas en el reinicio de la negociación directa entre israelíes y palestinos, hito en el mandato del presidente Obama, contrasta con las pocas esperanzas o apatía de la población local ante este nuevo proceso.