La ultraderecha se consolida con vistas a las legislativas en EE UU
D. Alandete, Washington, El País
En una de las más destacadas jornadas de primarias para las elecciones de noviembre -en las que los ciudadanos estadounidenses elegirán a los gobernadores de 36 Estados, una nueva Cámara de Representantes y 37 senadores sobre un total de 100-, los votantes apuntalaron el martes dos extremos del espectro político norteamericano. Por un lado, le brindaron una victoria al presidente Barack Obama: el aspirante apoyado por la Casa Blanca logró afirmarse como candidato demócrata al Senado por el Estado de Colorado. Por otro, favorecieron al movimiento del Tea Party, escogiendo al que ya es el tercer candidato respaldado por esta facción ultraconservadora del Partido Republicano que se presentará a las elecciones del Senado en noviembre.
En un año en que la popularidad del presidente Obama ha caído pronunciadamente en las encuestas (según el último sondeo de Gallup, un 45% aprobaba a día de ayer su gestión y un 48% la rechazaba), los analistas le han augurado unas primarias reñidas, cuando no totalmente perdidas, a los demócratas que se juegan la reelección con el apoyo de la Casa Blanca. No le sucedió así al senador Michael Bennet, de Colorado, que consiguió la candidatura y venció a su competidor, el ex presidente de la Cámara de Representantes estatal Andrew Romanoff, por una diferencia de ocho puntos porcentuales.
Obama se había embarcado en una intensa campaña a favor de Bennet, convirtiendo la contienda casi en un asunto personal. Fue él mismo quien le abrió la puerta del Senado, pues en 2009 Bennet ocupó el escaño que hasta entonces fue del que ahora es secretario de Interior, Ken Salazar. Bill Clinton, por su parte, había pedido el voto para Romanoff, el perdedor, quien había apoyado a su mujer, Hillary, en las primarias presidenciales de 2008.
Sin embargo, en las elecciones de noviembre, Bennet no se enfrentará a la candidata elegida por los líderes republicanos, sino a quien era favorito del movimiento ultraconservador del Tea Party. Jane Norton, que fue vicegobernadora del Estado entre 2003 y 2007, perdió frente a Ken Buck, un desconocido en Washington, que hasta la fecha ha trabajado de fiscal en su condado y que cayó brevemente en las encuestas en julio por unos comentarios en los que decía que era un buen candidato porque llevaba botas de cowboy y no zapatos de tacón, como su contrincante.
Buck es el tercer candidato del Tea Party cuyo nombre aparecerá en las papeletas en noviembre, tras las previas victorias en las primarias para el Senado de Sharron Angle en Nevada y de Rand Paul en Kentucky. Al celebrar su victoria, el martes, Buck utilizó el mismo discurso de oposición al Gobierno y a la clase dirigente que define al Tea Party: "Vamos a ofrecer nuestra cooperación a aquellos votantes independientes y demócratas que también están hartos de Washington".
Otro de los candidatos de ese movimiento conservador, la ex secretaria del Estado de Georgia Karen Handel, perdió el martes por una diferencia del 1% y 2.500 votos una elección ajustadísima. Había recibido el enérgico apoyo de la ex gobernadora Sarah Palin, que es uno de los líderes de facto del Tea Party. El mismo lunes, Palin estuvo haciendo campaña por su candidata en Georgia.
El Tea Party es un grupo de votantes que no cuenta con representación oficial en la cúpula del Partido Republicano y que tampoco es un movimiento político uniforme o altamente organizado. Por ejemplo, dos de sus baluartes, el ex candidato presidencial Mike Huckabee y el ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, apoyaron al contrincante de Handel y vencedor final en Georgia, Nathan Deal.
En Connecticut, otra desconocida para la clase política dirigente logró la nominación del Partido Republicano para el Senado, en un Estado que se considera un bastión demócrata. La empresaria y ex ejecutiva de la agrupación de lucha libre World Wrestling Entertainment Linda McMahon logró la candidatura y se enfrentará al actual fiscal general del Estado, el demócrata Richard Blumental.
En una de las más destacadas jornadas de primarias para las elecciones de noviembre -en las que los ciudadanos estadounidenses elegirán a los gobernadores de 36 Estados, una nueva Cámara de Representantes y 37 senadores sobre un total de 100-, los votantes apuntalaron el martes dos extremos del espectro político norteamericano. Por un lado, le brindaron una victoria al presidente Barack Obama: el aspirante apoyado por la Casa Blanca logró afirmarse como candidato demócrata al Senado por el Estado de Colorado. Por otro, favorecieron al movimiento del Tea Party, escogiendo al que ya es el tercer candidato respaldado por esta facción ultraconservadora del Partido Republicano que se presentará a las elecciones del Senado en noviembre.
En un año en que la popularidad del presidente Obama ha caído pronunciadamente en las encuestas (según el último sondeo de Gallup, un 45% aprobaba a día de ayer su gestión y un 48% la rechazaba), los analistas le han augurado unas primarias reñidas, cuando no totalmente perdidas, a los demócratas que se juegan la reelección con el apoyo de la Casa Blanca. No le sucedió así al senador Michael Bennet, de Colorado, que consiguió la candidatura y venció a su competidor, el ex presidente de la Cámara de Representantes estatal Andrew Romanoff, por una diferencia de ocho puntos porcentuales.
Obama se había embarcado en una intensa campaña a favor de Bennet, convirtiendo la contienda casi en un asunto personal. Fue él mismo quien le abrió la puerta del Senado, pues en 2009 Bennet ocupó el escaño que hasta entonces fue del que ahora es secretario de Interior, Ken Salazar. Bill Clinton, por su parte, había pedido el voto para Romanoff, el perdedor, quien había apoyado a su mujer, Hillary, en las primarias presidenciales de 2008.
Sin embargo, en las elecciones de noviembre, Bennet no se enfrentará a la candidata elegida por los líderes republicanos, sino a quien era favorito del movimiento ultraconservador del Tea Party. Jane Norton, que fue vicegobernadora del Estado entre 2003 y 2007, perdió frente a Ken Buck, un desconocido en Washington, que hasta la fecha ha trabajado de fiscal en su condado y que cayó brevemente en las encuestas en julio por unos comentarios en los que decía que era un buen candidato porque llevaba botas de cowboy y no zapatos de tacón, como su contrincante.
Buck es el tercer candidato del Tea Party cuyo nombre aparecerá en las papeletas en noviembre, tras las previas victorias en las primarias para el Senado de Sharron Angle en Nevada y de Rand Paul en Kentucky. Al celebrar su victoria, el martes, Buck utilizó el mismo discurso de oposición al Gobierno y a la clase dirigente que define al Tea Party: "Vamos a ofrecer nuestra cooperación a aquellos votantes independientes y demócratas que también están hartos de Washington".
Otro de los candidatos de ese movimiento conservador, la ex secretaria del Estado de Georgia Karen Handel, perdió el martes por una diferencia del 1% y 2.500 votos una elección ajustadísima. Había recibido el enérgico apoyo de la ex gobernadora Sarah Palin, que es uno de los líderes de facto del Tea Party. El mismo lunes, Palin estuvo haciendo campaña por su candidata en Georgia.
El Tea Party es un grupo de votantes que no cuenta con representación oficial en la cúpula del Partido Republicano y que tampoco es un movimiento político uniforme o altamente organizado. Por ejemplo, dos de sus baluartes, el ex candidato presidencial Mike Huckabee y el ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, apoyaron al contrincante de Handel y vencedor final en Georgia, Nathan Deal.
En Connecticut, otra desconocida para la clase política dirigente logró la nominación del Partido Republicano para el Senado, en un Estado que se considera un bastión demócrata. La empresaria y ex ejecutiva de la agrupación de lucha libre World Wrestling Entertainment Linda McMahon logró la candidatura y se enfrentará al actual fiscal general del Estado, el demócrata Richard Blumental.