La ONU solicita ayuda urgente para Pakistán
Sandro Pozzi, Nueva York, El País
El pueblo paquistaní necesita ayuda ya, si no más gente morirá víctima de las inundaciones. Los expertos en este tipo de catástrofes advierten que la devastación es de tal envergadura que supera al tsunami que en la Navidad de 2004 azotó la costa del Pacífico o incluso al terremoto de Haití. Naciones Unidas (ONU) necesita 460 millones de dólares (unos 353 millones de euros) para atender a 15 millones de personas vulnerables. Y sólo para empezar a lidiar con la crisis.
Conforme pasan las horas, se tiene más clara la dimensión de la catástrofe. Un "mega desastre" humanitario que requiere de una "mega respuesta" de la comunidad internacional, según la organización no gubernamental Oxfam. No es la única agencia que hace un llamamiento para que se movilice ayuda cuanto antes, ante la lenta reacción inicial que han visto hasta ahora por parte de la ONU y de las potencias occidentales.
De hecho, los primeros en movilizarse ante el desastre fueron los países islámicos, mientras el presidente de Asif Ali Zardai estaba de gira por Europa. El líder pakistaní ha salido al paso de las críticas, diciendo que el viaje fue clave para que su petición de ayuda llegara más fuerte y conseguir movilizar a la comunidad internacional ante la mayor crisis en la historia del país.
Un desastre que, como denunciar la Cruz Roja, "está fuera de control". Los esfuerzos de la acción humanitaria, según los expertos, deben concentrarse en mantener a la gente con vida, suministrando la ayuda mínima necesaria para que puedan sobrevivir y evitar que las enfermedades causen más estragos. No se trata sólo de atender, si no de vigilar.
Oxfam calcula que hasta el momento se comprometió el equivalente a tres dólares por afectado, frente a los 495 dólares que fueron a las víctimas del terremoto en Haití o los 70 dólares que hacen cinco años llegaron a los afectados por el seísmo en Pakistán. Como decía Syed Qaim Ali Shah, ministro principal de Sindh, "lo que necesitamos es una ayuda sustancial, no migajas".
Solo en esa provincia se calcula hay 3,5 millones de afectados y pérdidas superiores a los 410 millones. Eso, dice, sin contar con el daño sufrido en las cosechas. "Los cacaotes no son suficientes para responder al enorme reto que tenemos por delante". Ahora la preocupación de las regiones en el sur es ver si las aguas suben de forma gradual, o llegan como una ola gigante.
Las inundaciones se cobraron 1.200 vidas. Es un número alto, aunque relativamente limitado según la ONU, a tenor de la dimensión de la catástrofe. El gran reto son los supervivientes. Hay al menos 15 millones de personas a riesgo, según John Holmes, responsable de la Respuesta de Emergencia, de los que seis millones necesitan atención urgente. "La población afectada es mayor que la del tsunami o el terremoto de Haití".
La primera respuesta a la petición de ayuda hecha ayer por Naciones Unidas se considera "muy buena". Estados Unidos, por ejemplo, va movilizar un total de 71 millones. Pero como dijo Holmes, estos 460 millones son sólo para empezar, y servirán para los primeros 30 días. "La escala del desastre y las necesidades son enormes", reitera el ato funcionario de la ONU.
La prioridad en este momento está en garantizar la seguridad alimentaria de la población vulnerable -se han perdido cosechas y ganado-, el acceso a agua potable y cubrir necesidades sanitarias inmediatas. Cuando pase la fase de emergencia, la ONU utilizará el equipo de expertos para planificar la reconstrucción de las zonas afectadas por la catástrofe natural.
Antes de la petición de ayuda, se comprometieron unos 160 millones. Esa cifra crecerá, cuando las capitales respondan al plan de la ONU. Holmes explicó que pasado se hará una revisión de esta petición, para incorporar la última información que tenga desde las zonas afectadas, en concreto, para la recuperación de las áreas agrícolas e infraestructuras.
Por si no fuera suficiente, el precio de los cereales vuelve a subir y eso encarece el precio de los alimentos. También está teniendo un efecto en este sentido la sequía y los incendios en Rusia, que forzó a Moscú a anunciar la semana pasado un bloqueo temporal en las exportaciones de trigo para garantizar que cuenta con reservas suficientes para atender la interna.
La acción internacional puede verse, sin embargo, obstaculizada por el rechazo de la ayuda planteado por talibanes y organizaciones caritativas islámicas como Jamaat-ud-Dawa. La ONU, de hecho, teme que los grupos militantes aprovechen la catástrofe en su beneficio. "La miseria es algo que siempre puede ser explotado por aquellos con objetivos políticos y militantes", advirtió Jean-Maurice Ripert, enviado de la ONU en Pakistán.
El pueblo paquistaní necesita ayuda ya, si no más gente morirá víctima de las inundaciones. Los expertos en este tipo de catástrofes advierten que la devastación es de tal envergadura que supera al tsunami que en la Navidad de 2004 azotó la costa del Pacífico o incluso al terremoto de Haití. Naciones Unidas (ONU) necesita 460 millones de dólares (unos 353 millones de euros) para atender a 15 millones de personas vulnerables. Y sólo para empezar a lidiar con la crisis.
Conforme pasan las horas, se tiene más clara la dimensión de la catástrofe. Un "mega desastre" humanitario que requiere de una "mega respuesta" de la comunidad internacional, según la organización no gubernamental Oxfam. No es la única agencia que hace un llamamiento para que se movilice ayuda cuanto antes, ante la lenta reacción inicial que han visto hasta ahora por parte de la ONU y de las potencias occidentales.
De hecho, los primeros en movilizarse ante el desastre fueron los países islámicos, mientras el presidente de Asif Ali Zardai estaba de gira por Europa. El líder pakistaní ha salido al paso de las críticas, diciendo que el viaje fue clave para que su petición de ayuda llegara más fuerte y conseguir movilizar a la comunidad internacional ante la mayor crisis en la historia del país.
Un desastre que, como denunciar la Cruz Roja, "está fuera de control". Los esfuerzos de la acción humanitaria, según los expertos, deben concentrarse en mantener a la gente con vida, suministrando la ayuda mínima necesaria para que puedan sobrevivir y evitar que las enfermedades causen más estragos. No se trata sólo de atender, si no de vigilar.
Oxfam calcula que hasta el momento se comprometió el equivalente a tres dólares por afectado, frente a los 495 dólares que fueron a las víctimas del terremoto en Haití o los 70 dólares que hacen cinco años llegaron a los afectados por el seísmo en Pakistán. Como decía Syed Qaim Ali Shah, ministro principal de Sindh, "lo que necesitamos es una ayuda sustancial, no migajas".
Solo en esa provincia se calcula hay 3,5 millones de afectados y pérdidas superiores a los 410 millones. Eso, dice, sin contar con el daño sufrido en las cosechas. "Los cacaotes no son suficientes para responder al enorme reto que tenemos por delante". Ahora la preocupación de las regiones en el sur es ver si las aguas suben de forma gradual, o llegan como una ola gigante.
Las inundaciones se cobraron 1.200 vidas. Es un número alto, aunque relativamente limitado según la ONU, a tenor de la dimensión de la catástrofe. El gran reto son los supervivientes. Hay al menos 15 millones de personas a riesgo, según John Holmes, responsable de la Respuesta de Emergencia, de los que seis millones necesitan atención urgente. "La población afectada es mayor que la del tsunami o el terremoto de Haití".
La primera respuesta a la petición de ayuda hecha ayer por Naciones Unidas se considera "muy buena". Estados Unidos, por ejemplo, va movilizar un total de 71 millones. Pero como dijo Holmes, estos 460 millones son sólo para empezar, y servirán para los primeros 30 días. "La escala del desastre y las necesidades son enormes", reitera el ato funcionario de la ONU.
La prioridad en este momento está en garantizar la seguridad alimentaria de la población vulnerable -se han perdido cosechas y ganado-, el acceso a agua potable y cubrir necesidades sanitarias inmediatas. Cuando pase la fase de emergencia, la ONU utilizará el equipo de expertos para planificar la reconstrucción de las zonas afectadas por la catástrofe natural.
Antes de la petición de ayuda, se comprometieron unos 160 millones. Esa cifra crecerá, cuando las capitales respondan al plan de la ONU. Holmes explicó que pasado se hará una revisión de esta petición, para incorporar la última información que tenga desde las zonas afectadas, en concreto, para la recuperación de las áreas agrícolas e infraestructuras.
Por si no fuera suficiente, el precio de los cereales vuelve a subir y eso encarece el precio de los alimentos. También está teniendo un efecto en este sentido la sequía y los incendios en Rusia, que forzó a Moscú a anunciar la semana pasado un bloqueo temporal en las exportaciones de trigo para garantizar que cuenta con reservas suficientes para atender la interna.
La acción internacional puede verse, sin embargo, obstaculizada por el rechazo de la ayuda planteado por talibanes y organizaciones caritativas islámicas como Jamaat-ud-Dawa. La ONU, de hecho, teme que los grupos militantes aprovechen la catástrofe en su beneficio. "La miseria es algo que siempre puede ser explotado por aquellos con objetivos políticos y militantes", advirtió Jean-Maurice Ripert, enviado de la ONU en Pakistán.