La ayuda a Pakistán llega lentamente
Ana Gabriel Rojas, Nueva Delhi, El País
Pakistán está sumido en el desastre natural que más personas ha afectado. 20 millones de paquistaníes son víctimas de las inundaciones y una quinta parte de la superficie del país está azotada por los fuertes aguaceros e inundaciones. La ayuda internacional está llegando, pero no suficientemente rápido. Quedan millones de personas sin ser asistidas. El Banco Mundial se ha comprometido a dar 700 millones de euros. La financiación provendrá del fondo del Banco Mundial para los países más pobres, la Asociación Internacional de Desarrollo. "Estamos priorizando para hacer que los fondos estén disponibles de forma inmediata", dijo la portavoz del banco, Mariam Altaf.
Por su parte, la ONU informó que tras la visita de su secretario general, Ban Ki-Moon, a la zonas afectadas, las donaciones han aumentado rápidamente y que, entre lo entregado y lo prometido, ya se llega al 49.1% de los 356 millones de dólares que calculan necesarios para su plan de acción inmediata. España ha dado 662 mil euros y 15 toneladas de material de ayuda. A otras organizaciones y al Gobierno se han entregado unos 53 millones de euros, según lo registrado por la ONU (podría haber más de lo que no se tenga conocimiento).
La visita Ban Ki-Moon tuvo un impacto positivo en la rapidez en que se han aumentado las ayudas (del 20 al 49% en un par de días), pero en general, existe consenso en que la comunidad internacional no está siendo suficientemente generosa ni rápida en la ayuda a Pakistán dadas las magnitudes de la tragedia. "Necesitamos mucha más ayuda y mucho más rápido para poder salir adelante en un desastre de magnitudes sin precedentes", asegura a este diario Ahmad Kamal, el portavoz de la Autoridad para la Gestión de Desastres (NDMA en inglés).
Las razones para la aparente apatía o lentitud en el socorro internacional al país surasiático son varias, explican los expertos. "Puede ser que en agosto son vacaciones y la gente está menos pendiente de lo que pasa. También que el tren de desastres en los últimos meses ha causado un cierto cansancio en los donantes", cuenta Josep Prior, coordinador del proyecto de Médicos sin Fronteras en el valle del Swat.
Por otra parte, las imágenes de las inundaciones en los medios de comunicación podrían ser menos dramáticas que las de otros desastres, apunta. "A diferencia del tsunami o de los terremotos, en los que segundos de televisión explican lo que ha pasado, no es así con las inundaciones. Aunque no muere tanta gente, la calidad de vida de los afectados disminuye de una manera terrible", asegura. Tras las inundaciones los organismos de ayuda temen una segunda oleada de muertes por las epidemias que se pueden transmitir muy rápidamente en las pésimas condiciones de salubridad en las que viven los afectados. Sin agua potable, sin comida, sin refugio y sumergidos en agua contaminada.
Otros expertos coinciden en que Pakistán tiene una muy mala prensa debido al terrorismo, por la presencia de fundamentalistas y talibanes y por otra parte, sus gobernantes tienen escasa credibilidad ante la opinión internacional. "Pero es muy importante que occidente ayude a Pakistán, si no habrá más pobreza, más militancia, más terrorismo", asegura el reconocido experto en las relaciones Afganistán y Pakistán y los talibanes, Rahim Ullah Yousafzai.
Millones perdieron todo y los extremistas pueden aprovecharse de la situación. De hecho hay algunos reportes de que asociaciones caritativas islámicas, como Jamaat-ud-Dawa, están haciendo una labor en las áreas afectadas. El mismo ministro de Exteriores, Shah Mahmood Qureshi, reconoció en una entrevista a la BBC que la gente que está sufriendo toma la ayuda de quien sea. "Alguien que tiene hambre o sed va a tomar la comida o el agua de quien se lo dé".
Con Pakistán en medio de la tragedia y con el gran trabajo de reconstrucción que queda por delante, la estabilidad del Gobierno está en juego, según los analistas. Y para que el Gobierno salga a flote, debe cumplir con la promesa pública que realizó el primer ministro, Yusuf Raza Giliani, de que en los próximos días se formará una comisión independiente para manejar los fondos destinados a la reconstrucción. El Gobierno debe manejar con transparencia el problema para no perder la poca credibilidad que le queda, aseguran los analistas.
Pakistán está sumido en el desastre natural que más personas ha afectado. 20 millones de paquistaníes son víctimas de las inundaciones y una quinta parte de la superficie del país está azotada por los fuertes aguaceros e inundaciones. La ayuda internacional está llegando, pero no suficientemente rápido. Quedan millones de personas sin ser asistidas. El Banco Mundial se ha comprometido a dar 700 millones de euros. La financiación provendrá del fondo del Banco Mundial para los países más pobres, la Asociación Internacional de Desarrollo. "Estamos priorizando para hacer que los fondos estén disponibles de forma inmediata", dijo la portavoz del banco, Mariam Altaf.
Por su parte, la ONU informó que tras la visita de su secretario general, Ban Ki-Moon, a la zonas afectadas, las donaciones han aumentado rápidamente y que, entre lo entregado y lo prometido, ya se llega al 49.1% de los 356 millones de dólares que calculan necesarios para su plan de acción inmediata. España ha dado 662 mil euros y 15 toneladas de material de ayuda. A otras organizaciones y al Gobierno se han entregado unos 53 millones de euros, según lo registrado por la ONU (podría haber más de lo que no se tenga conocimiento).
La visita Ban Ki-Moon tuvo un impacto positivo en la rapidez en que se han aumentado las ayudas (del 20 al 49% en un par de días), pero en general, existe consenso en que la comunidad internacional no está siendo suficientemente generosa ni rápida en la ayuda a Pakistán dadas las magnitudes de la tragedia. "Necesitamos mucha más ayuda y mucho más rápido para poder salir adelante en un desastre de magnitudes sin precedentes", asegura a este diario Ahmad Kamal, el portavoz de la Autoridad para la Gestión de Desastres (NDMA en inglés).
Las razones para la aparente apatía o lentitud en el socorro internacional al país surasiático son varias, explican los expertos. "Puede ser que en agosto son vacaciones y la gente está menos pendiente de lo que pasa. También que el tren de desastres en los últimos meses ha causado un cierto cansancio en los donantes", cuenta Josep Prior, coordinador del proyecto de Médicos sin Fronteras en el valle del Swat.
Por otra parte, las imágenes de las inundaciones en los medios de comunicación podrían ser menos dramáticas que las de otros desastres, apunta. "A diferencia del tsunami o de los terremotos, en los que segundos de televisión explican lo que ha pasado, no es así con las inundaciones. Aunque no muere tanta gente, la calidad de vida de los afectados disminuye de una manera terrible", asegura. Tras las inundaciones los organismos de ayuda temen una segunda oleada de muertes por las epidemias que se pueden transmitir muy rápidamente en las pésimas condiciones de salubridad en las que viven los afectados. Sin agua potable, sin comida, sin refugio y sumergidos en agua contaminada.
Otros expertos coinciden en que Pakistán tiene una muy mala prensa debido al terrorismo, por la presencia de fundamentalistas y talibanes y por otra parte, sus gobernantes tienen escasa credibilidad ante la opinión internacional. "Pero es muy importante que occidente ayude a Pakistán, si no habrá más pobreza, más militancia, más terrorismo", asegura el reconocido experto en las relaciones Afganistán y Pakistán y los talibanes, Rahim Ullah Yousafzai.
Millones perdieron todo y los extremistas pueden aprovecharse de la situación. De hecho hay algunos reportes de que asociaciones caritativas islámicas, como Jamaat-ud-Dawa, están haciendo una labor en las áreas afectadas. El mismo ministro de Exteriores, Shah Mahmood Qureshi, reconoció en una entrevista a la BBC que la gente que está sufriendo toma la ayuda de quien sea. "Alguien que tiene hambre o sed va a tomar la comida o el agua de quien se lo dé".
Con Pakistán en medio de la tragedia y con el gran trabajo de reconstrucción que queda por delante, la estabilidad del Gobierno está en juego, según los analistas. Y para que el Gobierno salga a flote, debe cumplir con la promesa pública que realizó el primer ministro, Yusuf Raza Giliani, de que en los próximos días se formará una comisión independiente para manejar los fondos destinados a la reconstrucción. El Gobierno debe manejar con transparencia el problema para no perder la poca credibilidad que le queda, aseguran los analistas.