Gaddafi amenaza a la UE: "O nos dan 5.000 millones al año o Europa será negra"
Miguel Mora, El País
El dictador libio, Muammar el Gaddafi, ha cerrado hoy su visita de 48 horas a Roma y vuela ya hacia Trípoli. El coronel deja atrás una estela de indignación en amplios sectores del país, incluyendo a algunos ministros y a la jerarquía católica. Entre burlesco y provocador, Gaddafi aprovechó la última noche romana para dejar algunas chanzas de las suyas. Al inaugurar una exhibición ecuestre bilateral en un cuartel de la periferia junto a Silvio Berlusconi, el líder libio amenazó a la Unión Europea con no bloquear los desembarcos de emigrantes africanos desde sus costas si Bruselas no sufraga los gastos que genera. "Libia, con el apoyo de Italia, exige a Europa al menos 5.000 millones de euros anuales", dijo Gaddafi. "Es en interés de Europa, porque si no, mañana, el avance de inmigrantes podría convertirla en África, en un nuevo continente negro".
La Comisión Europea ha respondido hoy con un seco "sin comentarios" a la frase del líder libio. "Esperamos que la cooperación con Libia para desarrollar la lucha a la inmigración clandestina dará muchos frutos", ha explicado un portavoz.
Ante la mirada de 800 invitados ilustres, entre ellos varios banqueros, muchos empresarios y media docena de ministros, Berlusconi presumió de haber abierto una nueva era histórica en las relaciones bilaterales y defendió a Gaddafi, aunque en su discurso el líder libio comprometió seriamente a la diplomacia local al pedir que la flota estadounidense abandone el Mediterráneo para que sea finalmente, dijo, un "mar de paz".
"Con el tratado de amistad hemos cerrado una herida del pasado", afirmó el primer ministro italiano refiriéndose al contencioso colonial, "y todo el mundo debería alegrarse de esta visita. El que no lo haga", añadió Berlusconi, "pertenece al pasado".
El problema para Berlusconi es que el malestar por los excesos teatrales de Gaddafi ha estallado esta vez con más virulencia en el seno de la derecha que gobierna el país que entre sus opositores. Además de los disidentes finianos del Pueblo de la Libertad, se han mostrado muy críticos con la visita la ministra de Juventud, Giorgia Meloni, que declinó asistir a la cena para 800 invitados celebrada anoche tras el doblete de Gaddafi con las azafatas, además del diario de la Liga del Norte, La Padania, y el periódico de la Conferencia Episcopal Italiana, Avvenire, que hoy dedica un editorial durísimo al "advenimiento" del Coronel.
Avvenire habla de "momentos irritantes", define la prédica islamista ante las sumisas azafatas de pago como una "desagradable puesta en escena" y pronostica: "Será un bumerán, una demostración de cuánto pueden confundirse, incluso en cierto Islam juzgado como no (tan) extremista, los planos políticos y religiosos".
Dos diputados de la corriente católica del PDL, Maurizio Lupi y Mario Mauro, en una carta al diario La Stampa, han pedido a Berlusconi que "no ofrezca más escenarios" a Gaddafi y han señalado de forma algo críptica: "Sus frases son graves justo porque no comprendemos su gravedad".
Ajenos a la polémica, Berlusconi y Gaddafi prolongaron su cena de gala en el cuartel de los Carabineros hasta las dos de la madrugada, hora en que el coronel se retiró a su tienda beduina. Il Cavaliere permaneció todavía una hora más, y cantó para sus invitados una canción en francés.
El dictador libio, Muammar el Gaddafi, ha cerrado hoy su visita de 48 horas a Roma y vuela ya hacia Trípoli. El coronel deja atrás una estela de indignación en amplios sectores del país, incluyendo a algunos ministros y a la jerarquía católica. Entre burlesco y provocador, Gaddafi aprovechó la última noche romana para dejar algunas chanzas de las suyas. Al inaugurar una exhibición ecuestre bilateral en un cuartel de la periferia junto a Silvio Berlusconi, el líder libio amenazó a la Unión Europea con no bloquear los desembarcos de emigrantes africanos desde sus costas si Bruselas no sufraga los gastos que genera. "Libia, con el apoyo de Italia, exige a Europa al menos 5.000 millones de euros anuales", dijo Gaddafi. "Es en interés de Europa, porque si no, mañana, el avance de inmigrantes podría convertirla en África, en un nuevo continente negro".
La Comisión Europea ha respondido hoy con un seco "sin comentarios" a la frase del líder libio. "Esperamos que la cooperación con Libia para desarrollar la lucha a la inmigración clandestina dará muchos frutos", ha explicado un portavoz.
Ante la mirada de 800 invitados ilustres, entre ellos varios banqueros, muchos empresarios y media docena de ministros, Berlusconi presumió de haber abierto una nueva era histórica en las relaciones bilaterales y defendió a Gaddafi, aunque en su discurso el líder libio comprometió seriamente a la diplomacia local al pedir que la flota estadounidense abandone el Mediterráneo para que sea finalmente, dijo, un "mar de paz".
"Con el tratado de amistad hemos cerrado una herida del pasado", afirmó el primer ministro italiano refiriéndose al contencioso colonial, "y todo el mundo debería alegrarse de esta visita. El que no lo haga", añadió Berlusconi, "pertenece al pasado".
El problema para Berlusconi es que el malestar por los excesos teatrales de Gaddafi ha estallado esta vez con más virulencia en el seno de la derecha que gobierna el país que entre sus opositores. Además de los disidentes finianos del Pueblo de la Libertad, se han mostrado muy críticos con la visita la ministra de Juventud, Giorgia Meloni, que declinó asistir a la cena para 800 invitados celebrada anoche tras el doblete de Gaddafi con las azafatas, además del diario de la Liga del Norte, La Padania, y el periódico de la Conferencia Episcopal Italiana, Avvenire, que hoy dedica un editorial durísimo al "advenimiento" del Coronel.
Avvenire habla de "momentos irritantes", define la prédica islamista ante las sumisas azafatas de pago como una "desagradable puesta en escena" y pronostica: "Será un bumerán, una demostración de cuánto pueden confundirse, incluso en cierto Islam juzgado como no (tan) extremista, los planos políticos y religiosos".
Dos diputados de la corriente católica del PDL, Maurizio Lupi y Mario Mauro, en una carta al diario La Stampa, han pedido a Berlusconi que "no ofrezca más escenarios" a Gaddafi y han señalado de forma algo críptica: "Sus frases son graves justo porque no comprendemos su gravedad".
Ajenos a la polémica, Berlusconi y Gaddafi prolongaron su cena de gala en el cuartel de los Carabineros hasta las dos de la madrugada, hora en que el coronel se retiró a su tienda beduina. Il Cavaliere permaneció todavía una hora más, y cantó para sus invitados una canción en francés.