Enterrados a 700 metros... y con problemas de alcohol
Copiapó, El País
Las camas plegables que se ha conseguido enviar a los 33 hombres atrapados a 700 metros en la mina San José pueden ser vitales para que un día los saquen vivos de allí. Pero lo que algunos reclaman expresamente es alcohol. Antes que la ropa térmica o los calcetines de fibra de cobre que impedirán la llegada de hongos, antes que los vídeos con películas y partidos de fútbol y antes que las luces ambientales que les harán simular una rutina de día y otra de noche, varios de los 33 preferirían calmar la ansiedad con una botella. "Algunos de ellos ingerían cantidades importantes", indicó a este periódico el ministro de Salud, Jaime Mañalich. "A veces no es conveniente que una persona corte de golpe con la adicción, pero lo único que podemos hacer es enviarle vitamina B y ácido fólico".
En su primera conexión telefónica con Sebastián Piñera los mineros pidieron al presidente del país que les hiciera llegar "una copita de vino" para celebrar el próximo 18 de septiembre los 200 años de la independencia de España. De momento, no habrá alcohol. Ni tabaco, aunque casi todos lo han pedido.
Alguno, incluso, es alcohólico y drogodependiente. El desgarro físico que pueda estar padeciendo cada uno de ellos no ha afectado aparentemente a la convivencia del grupo. Y eso que las condiciones no son las idóneas para superar un síndrome de abstinencia. Se mueven en un espacio de seguridad de 40 metros de largo por cuatro de ancho, bajo un techo de tres metros y medio de alto. Si descienden un poco la rampa, disponen de otro espacio de unos 100 metros de extensión donde tienen una parte en la que pueden volcar sus desechos. En total, su margen de maniobra se limita a algo más de un kilómetro. Ahí tendrán que calmar la ansiedad, los sudores fríos, los ataques de ira y la depresión.
De momento parece que, entre unos y otros, sobrellevan el drama con humor. Si se tiene en cuenta que en el lenguaje coloquial de Chile a las mujeres se les llama minas, aquel de los 33 que firmó el miércoles un examen médico con la siguiente frase mostró su buena dosis de ingenio:
"Nunca había estado tanto tiempo dentro de una mina".
Firmado:
"El eyaculador precoz".
Las camas plegables que se ha conseguido enviar a los 33 hombres atrapados a 700 metros en la mina San José pueden ser vitales para que un día los saquen vivos de allí. Pero lo que algunos reclaman expresamente es alcohol. Antes que la ropa térmica o los calcetines de fibra de cobre que impedirán la llegada de hongos, antes que los vídeos con películas y partidos de fútbol y antes que las luces ambientales que les harán simular una rutina de día y otra de noche, varios de los 33 preferirían calmar la ansiedad con una botella. "Algunos de ellos ingerían cantidades importantes", indicó a este periódico el ministro de Salud, Jaime Mañalich. "A veces no es conveniente que una persona corte de golpe con la adicción, pero lo único que podemos hacer es enviarle vitamina B y ácido fólico".
En su primera conexión telefónica con Sebastián Piñera los mineros pidieron al presidente del país que les hiciera llegar "una copita de vino" para celebrar el próximo 18 de septiembre los 200 años de la independencia de España. De momento, no habrá alcohol. Ni tabaco, aunque casi todos lo han pedido.
Alguno, incluso, es alcohólico y drogodependiente. El desgarro físico que pueda estar padeciendo cada uno de ellos no ha afectado aparentemente a la convivencia del grupo. Y eso que las condiciones no son las idóneas para superar un síndrome de abstinencia. Se mueven en un espacio de seguridad de 40 metros de largo por cuatro de ancho, bajo un techo de tres metros y medio de alto. Si descienden un poco la rampa, disponen de otro espacio de unos 100 metros de extensión donde tienen una parte en la que pueden volcar sus desechos. En total, su margen de maniobra se limita a algo más de un kilómetro. Ahí tendrán que calmar la ansiedad, los sudores fríos, los ataques de ira y la depresión.
De momento parece que, entre unos y otros, sobrellevan el drama con humor. Si se tiene en cuenta que en el lenguaje coloquial de Chile a las mujeres se les llama minas, aquel de los 33 que firmó el miércoles un examen médico con la siguiente frase mostró su buena dosis de ingenio:
"Nunca había estado tanto tiempo dentro de una mina".
Firmado:
"El eyaculador precoz".