El terrorismo desafía con un ataque en Bogotá al nuevo Gobierno colombiano
Maye Primera,Bogotá, El País
Era la madrugada de ayer, hora local en Colombia, cuando la explosión de un coche bomba, cargado con 50 kilos de explosivo anfo, estremeció los estudios de la emisora Caracol Radio y las oficinas de la delegación de la agencia Efe, ubicadas entre la carrera 67 con la avenida Séptima de Bogotá. "Atención: se acaba de producir una gravísima explosión aquí en el estudio de Caracol. Ha caído una parte del techo sobre los estudios. Se ignora hasta este momento el origen y la causa de esta explosión que sacudió el edificio. (...) Hay en este momento algo de pánico y vamos a procurar entregarles la información lo más pronto posible", dijeron los periodistas Darío Arizmendi y Erika Fontalbo desde la cabina de la emisora.
Once personas sufrieron heridas y, en un perímetro de 100 metros a la redonda, los cristales de todos los edificios estallaron. Las dos primeras plantas de la sede de la cadena quedaron destruidas.
Augusto Delkáder, consejero delegado de Unión Radio, del grupo PRISA, propietario de Caracol Radio, se mantuvo ayer en contacto con los responsables de la cadena colombiana, a los que testimonió su apoyo y dio garantías de que la independencia de la misma no se verá afectada por el chantaje de la violencia.
A lo largo del día condenaron el atentado, entre otros, los Gobiernos de Brasil, Argentina, Venezuela, México y Paraguay. El Departamento de Estado de EE UU deploró "el uso de la violencia para fines políticos, lo que incluye la intimidación de los medios". Condenas similares llegaron desde Reporteros sin Fronteras, la Sociedad Interamericana de Prensa, la OEA y Unasur.
Los vídeos de cuatro cámaras de seguridad muestran cómo una nube de polvo envuelve la planta baja de Caracol Radio, mientras testigos dicen haber sentido el estruendo de un terremoto. El coche empleado fue un Chevrolet Swift de 1994 gris y, al parecer, la carga explosiva fue activada por teléfono móvil. La explosión ocurrió en el sector financiero de Bogotá, al norte de la ciudad, donde, además de la emisora y la agencia, están las oficinas del ex presidente colombiano César Gaviria y del consulado de Ecuador.
La policía apunta a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), porque es el mismo tipo de explosivo que la guerrilla utilizó en el ataque al club El Nogal en 2003, que causó 36 muertos. La otra hipótesis que manejan las autoridades indica que detrás del atentado podrían estar grupos extremistas que rechazan el eventual inicio de un diálogo entre el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y grupos guerrilleros.
A diferencia de su antecesor, que negó cualquier posibilidad de negociación con grupos terroristas, Santos planteó la alternativa del diálogo con los terroristas en su discurso de posesión. "Quiero reiterar: la puerta del diálogo no está cerrada con llave. Aspiro, durante mi Gobierno, a sembrar las bases de una verdadera reconciliación entre los colombianos", fue el mensaje que envió el presidente a guerrilleros, narcotraficantes y paramilitares, a los que, mientras tanto, prometió combatir "sin tregua ni cuartel".
El atentado ha ocurrido cinco días después de la toma de posesión de Santos. "Como todo acto terrorista, lo que quieren es perturbar, generar miedo en la población. No lo van a lograr, todo lo contrario. Nos recuerda que no podemos bajar la guardia, el país debe estar tranquilo", dijo el presidente.
Además del terror, ha escrito el ex candidato izquierdista Gustavo Petro en su cuenta de Twitter, la intención de quienes colocaron la bomba es obligar al Gobierno a ser tan duro como lo fue el de Álvaro Uribe en materia de seguridad. "Me atrevo a afirmar que la bomba tiene un claro objetivo, llevar al actual Gobierno a la postura del anterior", ha afirmado Petro, aludiendo a la política de Seguridad Democrática aplicada por Uribe.
Era la madrugada de ayer, hora local en Colombia, cuando la explosión de un coche bomba, cargado con 50 kilos de explosivo anfo, estremeció los estudios de la emisora Caracol Radio y las oficinas de la delegación de la agencia Efe, ubicadas entre la carrera 67 con la avenida Séptima de Bogotá. "Atención: se acaba de producir una gravísima explosión aquí en el estudio de Caracol. Ha caído una parte del techo sobre los estudios. Se ignora hasta este momento el origen y la causa de esta explosión que sacudió el edificio. (...) Hay en este momento algo de pánico y vamos a procurar entregarles la información lo más pronto posible", dijeron los periodistas Darío Arizmendi y Erika Fontalbo desde la cabina de la emisora.
Once personas sufrieron heridas y, en un perímetro de 100 metros a la redonda, los cristales de todos los edificios estallaron. Las dos primeras plantas de la sede de la cadena quedaron destruidas.
Augusto Delkáder, consejero delegado de Unión Radio, del grupo PRISA, propietario de Caracol Radio, se mantuvo ayer en contacto con los responsables de la cadena colombiana, a los que testimonió su apoyo y dio garantías de que la independencia de la misma no se verá afectada por el chantaje de la violencia.
A lo largo del día condenaron el atentado, entre otros, los Gobiernos de Brasil, Argentina, Venezuela, México y Paraguay. El Departamento de Estado de EE UU deploró "el uso de la violencia para fines políticos, lo que incluye la intimidación de los medios". Condenas similares llegaron desde Reporteros sin Fronteras, la Sociedad Interamericana de Prensa, la OEA y Unasur.
Los vídeos de cuatro cámaras de seguridad muestran cómo una nube de polvo envuelve la planta baja de Caracol Radio, mientras testigos dicen haber sentido el estruendo de un terremoto. El coche empleado fue un Chevrolet Swift de 1994 gris y, al parecer, la carga explosiva fue activada por teléfono móvil. La explosión ocurrió en el sector financiero de Bogotá, al norte de la ciudad, donde, además de la emisora y la agencia, están las oficinas del ex presidente colombiano César Gaviria y del consulado de Ecuador.
La policía apunta a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), porque es el mismo tipo de explosivo que la guerrilla utilizó en el ataque al club El Nogal en 2003, que causó 36 muertos. La otra hipótesis que manejan las autoridades indica que detrás del atentado podrían estar grupos extremistas que rechazan el eventual inicio de un diálogo entre el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y grupos guerrilleros.
A diferencia de su antecesor, que negó cualquier posibilidad de negociación con grupos terroristas, Santos planteó la alternativa del diálogo con los terroristas en su discurso de posesión. "Quiero reiterar: la puerta del diálogo no está cerrada con llave. Aspiro, durante mi Gobierno, a sembrar las bases de una verdadera reconciliación entre los colombianos", fue el mensaje que envió el presidente a guerrilleros, narcotraficantes y paramilitares, a los que, mientras tanto, prometió combatir "sin tregua ni cuartel".
El atentado ha ocurrido cinco días después de la toma de posesión de Santos. "Como todo acto terrorista, lo que quieren es perturbar, generar miedo en la población. No lo van a lograr, todo lo contrario. Nos recuerda que no podemos bajar la guardia, el país debe estar tranquilo", dijo el presidente.
Además del terror, ha escrito el ex candidato izquierdista Gustavo Petro en su cuenta de Twitter, la intención de quienes colocaron la bomba es obligar al Gobierno a ser tan duro como lo fue el de Álvaro Uribe en materia de seguridad. "Me atrevo a afirmar que la bomba tiene un claro objetivo, llevar al actual Gobierno a la postura del anterior", ha afirmado Petro, aludiendo a la política de Seguridad Democrática aplicada por Uribe.