Campbell recibió 'diamantes de sangre'
Isabel Ferer, El País
La justicia internacional no es un foro propenso al glamour, pero la jornada de ayer en el Tribunal especial de Naciones Unidas para Sierra Leona fue una excepción. Ante su sede de La Haya, que juzga a Charles Taylor, presidente de Liberia entre 1997 y 2002, por crímenes de guerra y contra la humanidad, compareció la modelo británica Naomi Campbell. Es una testigo insólita, pero la fiscalía había depositado en ella grandes esperanzas. Quería demostrar que recibió un puñado de diamantes de sangre de parte del procesado.
El regalo, entregado en 1997 tras una cena organizada en Sudáfrica por el antiguo presidente, Nelson Mandela, probaría la participación de Taylor en el tráfico de piedras preciosas. Él lo niega, pero la acusación dice que así armó al Frente Unido Revolucionario (RUF, en sus siglas inglesas) de Sierra Leona con el dinero obtenido por la venta de diamantes en Suráfrica. Nerviosa, Campbell admitió haber recibido de dos misteriosos emisarios "unas piedras pequeñas y sucias en una bolsita de tela". "No los reconocí como diamantes. Para mí son algo bonito, brillante y que viene en una caja. Ya saben", dijo con ingenuidad.
El efecto del testimonio buscado por los fiscales no fue completo. No se pudo confirmar que los mandara Taylor. "Llamaron a mi puerta de noche y no se identificaron. Asumí después que eran diamantes en bruto, mandados por Taylor. Así me lo apuntaron la actriz Mia Farrow y mi ex representante, Carole White, presentes en el ágape", añadió la modelo.
Con la acusación algo desarbolada, la defensa aprovechó su turno. Courtenay Griffiths, al mando de la misma, sembró una duda poco frecuente en un tribunal de estas características. "¿No será que Carole White tiene razones de peso contra usted?", preguntó. "Así es", respondió Campbell. La patrona y su antigua empleada pleitean por un contrato roto, y la versión de White, bien distinta, fue leída en la sala de vistas. La estampa de la cena es similar, con Mandela y su esposa, Graça Machel, los anfitriones, en busca de ayuda para la Fundación Mandela. A su alrededor se sentaron Imran Khan, jugador paquistaní de cricket y hoy político, y su esposa, Jemima. También les acompañó el músico Quincy Jones, productor, entre otros, de Michael Jackson, y su acompañante. El círculo lo cerraban la actriz Mia Farrow, ex esposa del director Woody Allen, White, y Campbell y Taylor.
La modelo dijo ayer que el ex presidente liberiano estaba frente a ella, pero White asegura que se sentaron juntos. Y cuando, para sonrisa general, Campbell reconoció haberle preguntado solo por Liberia, "un país del que desconocía su existencia", White apunta "un flirteo suave y menciones sobre regalos de diamantes". Con todo, donde los relatos chocan de plano es por la noche. Los invitados venían de un viaje de 1.600 kilómetros en el Tren Azul, la versión africana del Orient Express, que les llevó de Pretoria a Ciudad del Cabo en 27 horas. "Estaba dormida cuando llamaron a mi puerta. Los enviados no entraron y dejé el regalo en la mesilla. Suelo recibir muchos", dijo la modelo. "Tocaron a mi habitación buscando la de Naomi. Les invité a unas coca-colas y luego fuimos a verla", asegura White en su testimonio escrito. "Yo no sé si ella estaba en el pasillo esperando, pero no apareció ante mi puerta", aclaró Campbell cuando le leyeron este pasaje.
Tanto Brenda Hollis, fiscal jefe del caso, como el defensor Griffiths, subrayaron "el horror" que White dijo sentir al saber que se trataba de diamantes. "No recuerdo haberla visto así", aseguró Campbell, para luego recalcar que no los había enseñado. "No iba a quedarme con un regalo cuando estaba en Sudáfrica para ayudar a niños desfavorecidos. Por eso busqué a Jeremy Ratcliffe, encargado de la Fundación Mandela, para donárselos". Para sorpresa general, en 2009 Ratcliffe explicó que "aún los tenía en su poder". La Fundación Mandela asegura que "nunca recibió diamantes".
Muy entera a pesar de los nervios, Naomi Campbell calificó de "incomodidad" su comparecencia. "Al leer que se acusa a Taylor de miles de crímenes, temí por mi familia", admitió. Curiosamente, dos de sus entrevistas más sonadas de los últimos meses han versado sobre los diamantes de sangre. La cadena estadounidense ABC los mencionó, y la vio marchar enfadada. A Oprah Winfrey, la poderosa presentadora, le confesó que no quería ser relacionada "con un hombre terrible"como Charles Taylor.
La justicia internacional no es un foro propenso al glamour, pero la jornada de ayer en el Tribunal especial de Naciones Unidas para Sierra Leona fue una excepción. Ante su sede de La Haya, que juzga a Charles Taylor, presidente de Liberia entre 1997 y 2002, por crímenes de guerra y contra la humanidad, compareció la modelo británica Naomi Campbell. Es una testigo insólita, pero la fiscalía había depositado en ella grandes esperanzas. Quería demostrar que recibió un puñado de diamantes de sangre de parte del procesado.
El regalo, entregado en 1997 tras una cena organizada en Sudáfrica por el antiguo presidente, Nelson Mandela, probaría la participación de Taylor en el tráfico de piedras preciosas. Él lo niega, pero la acusación dice que así armó al Frente Unido Revolucionario (RUF, en sus siglas inglesas) de Sierra Leona con el dinero obtenido por la venta de diamantes en Suráfrica. Nerviosa, Campbell admitió haber recibido de dos misteriosos emisarios "unas piedras pequeñas y sucias en una bolsita de tela". "No los reconocí como diamantes. Para mí son algo bonito, brillante y que viene en una caja. Ya saben", dijo con ingenuidad.
El efecto del testimonio buscado por los fiscales no fue completo. No se pudo confirmar que los mandara Taylor. "Llamaron a mi puerta de noche y no se identificaron. Asumí después que eran diamantes en bruto, mandados por Taylor. Así me lo apuntaron la actriz Mia Farrow y mi ex representante, Carole White, presentes en el ágape", añadió la modelo.
Con la acusación algo desarbolada, la defensa aprovechó su turno. Courtenay Griffiths, al mando de la misma, sembró una duda poco frecuente en un tribunal de estas características. "¿No será que Carole White tiene razones de peso contra usted?", preguntó. "Así es", respondió Campbell. La patrona y su antigua empleada pleitean por un contrato roto, y la versión de White, bien distinta, fue leída en la sala de vistas. La estampa de la cena es similar, con Mandela y su esposa, Graça Machel, los anfitriones, en busca de ayuda para la Fundación Mandela. A su alrededor se sentaron Imran Khan, jugador paquistaní de cricket y hoy político, y su esposa, Jemima. También les acompañó el músico Quincy Jones, productor, entre otros, de Michael Jackson, y su acompañante. El círculo lo cerraban la actriz Mia Farrow, ex esposa del director Woody Allen, White, y Campbell y Taylor.
La modelo dijo ayer que el ex presidente liberiano estaba frente a ella, pero White asegura que se sentaron juntos. Y cuando, para sonrisa general, Campbell reconoció haberle preguntado solo por Liberia, "un país del que desconocía su existencia", White apunta "un flirteo suave y menciones sobre regalos de diamantes". Con todo, donde los relatos chocan de plano es por la noche. Los invitados venían de un viaje de 1.600 kilómetros en el Tren Azul, la versión africana del Orient Express, que les llevó de Pretoria a Ciudad del Cabo en 27 horas. "Estaba dormida cuando llamaron a mi puerta. Los enviados no entraron y dejé el regalo en la mesilla. Suelo recibir muchos", dijo la modelo. "Tocaron a mi habitación buscando la de Naomi. Les invité a unas coca-colas y luego fuimos a verla", asegura White en su testimonio escrito. "Yo no sé si ella estaba en el pasillo esperando, pero no apareció ante mi puerta", aclaró Campbell cuando le leyeron este pasaje.
Tanto Brenda Hollis, fiscal jefe del caso, como el defensor Griffiths, subrayaron "el horror" que White dijo sentir al saber que se trataba de diamantes. "No recuerdo haberla visto así", aseguró Campbell, para luego recalcar que no los había enseñado. "No iba a quedarme con un regalo cuando estaba en Sudáfrica para ayudar a niños desfavorecidos. Por eso busqué a Jeremy Ratcliffe, encargado de la Fundación Mandela, para donárselos". Para sorpresa general, en 2009 Ratcliffe explicó que "aún los tenía en su poder". La Fundación Mandela asegura que "nunca recibió diamantes".
Muy entera a pesar de los nervios, Naomi Campbell calificó de "incomodidad" su comparecencia. "Al leer que se acusa a Taylor de miles de crímenes, temí por mi familia", admitió. Curiosamente, dos de sus entrevistas más sonadas de los últimos meses han versado sobre los diamantes de sangre. La cadena estadounidense ABC los mencionó, y la vio marchar enfadada. A Oprah Winfrey, la poderosa presentadora, le confesó que no quería ser relacionada "con un hombre terrible"como Charles Taylor.