Banquillos calientes bajo la sombra de Mourinho
Roma, As
El sarcástico Roberto Maroni, ministro de Interior e irreductible tifoso rossoneri, sostiene que la casi segura llegada de Ibrahimovic al Milán supone "dar una aspirina a un enfermo que necesita un tratamiento masivo de antibióticos". Así entiende el fichaje estrella de una Serie A marcada por las apocalípticas interpretaciones que los políticos han ofrecido del fiasco mundialista italiano, utilizando la proliferación de futbolistas extranjeros para exculpar a los desacreditados jugadores italianos. A eso se suma la violencia ultra, una pandemia que ha vaciado los estadios de Italia. Asunto que Maroni aspira a atajar.
Esto unido a una crisis galopante trae un verano de 'banquillos calientes'. Inter (Benítez), Milán (Allegri), Juventus (Delneri), Fiorentina (Mihajlovic) y Lazio (Reja) estrenan técnico. Sin embargo, la temporada arranca marcada por el triplete del Inter y por un nombre: Mourinho. Todos hablan del condotiero madridista. Los rivales aliviados; Benítez y sus jugadores, responsabilizados.
Futbolísticamente dice Rafa que su Inter, que ahorró este verano 36 millones, querrá más balón. La Roma será su antídoto al tiempo que el Milán rejuvenece con un lifting (Boateng, Amelia, Papas...). Y la Juve, maltrecha desde del Moggigate, se manejará con la mano dura de Gigi Delneri y los pulmones de Pepe, Bonucci, Aquilani y Krastic. En la trinchera más lúdica surge el fantasismo desvergonzado del Parma de Giovinco, Bojinov, Dzemaili o Marqués y la Samp del tridente Cassano-Pazzini-Palombo.
Si en el campo todos pretenden ganar al mejor Inter de la historia, en el banquillo, todos, especialmente Benítez, trabajarán bajo la alargada sombra de Mourinho, "tipo insultantemente exitoso", según Maroni.
El sarcástico Roberto Maroni, ministro de Interior e irreductible tifoso rossoneri, sostiene que la casi segura llegada de Ibrahimovic al Milán supone "dar una aspirina a un enfermo que necesita un tratamiento masivo de antibióticos". Así entiende el fichaje estrella de una Serie A marcada por las apocalípticas interpretaciones que los políticos han ofrecido del fiasco mundialista italiano, utilizando la proliferación de futbolistas extranjeros para exculpar a los desacreditados jugadores italianos. A eso se suma la violencia ultra, una pandemia que ha vaciado los estadios de Italia. Asunto que Maroni aspira a atajar.
Esto unido a una crisis galopante trae un verano de 'banquillos calientes'. Inter (Benítez), Milán (Allegri), Juventus (Delneri), Fiorentina (Mihajlovic) y Lazio (Reja) estrenan técnico. Sin embargo, la temporada arranca marcada por el triplete del Inter y por un nombre: Mourinho. Todos hablan del condotiero madridista. Los rivales aliviados; Benítez y sus jugadores, responsabilizados.
Futbolísticamente dice Rafa que su Inter, que ahorró este verano 36 millones, querrá más balón. La Roma será su antídoto al tiempo que el Milán rejuvenece con un lifting (Boateng, Amelia, Papas...). Y la Juve, maltrecha desde del Moggigate, se manejará con la mano dura de Gigi Delneri y los pulmones de Pepe, Bonucci, Aquilani y Krastic. En la trinchera más lúdica surge el fantasismo desvergonzado del Parma de Giovinco, Bojinov, Dzemaili o Marqués y la Samp del tridente Cassano-Pazzini-Palombo.
Si en el campo todos pretenden ganar al mejor Inter de la historia, en el banquillo, todos, especialmente Benítez, trabajarán bajo la alargada sombra de Mourinho, "tipo insultantemente exitoso", según Maroni.