Uruguay: A la altura de los mejores

Histórica. Así, lisa y llanamente, resultó la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010 para Uruguay, que volvió a meterse entre las cuatro mejores selecciones del planeta por primera vez en 40 años. Nada mal para ser el último combinado nacional en clasificarse para el torneo…

“El balance es muy bueno ya que jugamos los siete partidos que vinimos a buscar”, afirma rotundamente en exclusiva a FIFA.com Diego Forlán. Luego profundiza: “¡Uruguay es el cuarto mejor seleccionado del mundo! No nos podemos quejar, porque si bien hicimos cosas importantes, estuvimos a un paso de jugar la final con todo lo que eso significa. El equipo unió al país y les dio algo a los jóvenes que jamás habían visto… Esto demuestra que un grupo de jugadores con las ideas claras y los objetivos bien determinados pueden lograr resultados importantes”.

Desde México 1970 que la bicampeona mundial no cumplía una actuación semejante, cuando justamente también cayó con Alemania en la final de consolación. “Era importante salir terceros y hubiera sido lindo volver a Uruguay con una victoria, sobre todo contra un rival como Alemania. Pero la derrota no cambia la conclusión general”, aclara Forlán.

Con cinco goles en su haber, el atacante fue, sin dudas, una de las notas más saliente de este sorprendente Uruguay, a punto tal de ser uno de los dos futbolistas sudamericanos nominados para la Balón de Oro adidas, el premio al Mejor Jugador del certamen. De esta manera, ratificó tanto su estatus de estrella mundial y como su condición de líder futbolístico del equipo.

Forlán, sin embargo, pone el todo por delante, transformándose así además en símbolo de un plantel unido y humilde. “Yo estoy contento con lo personal, pero por haber colaborado para el logro grupal. Hayan sido goles, pases o marcas, disfruto haber ayudado a que el equipo peleara cosas importantes. Sabía que había mucha esperanza en mí y asumí esa responsabilidad de la mejor manera que pude. El no haber defraudado tanto a mis compañeros como la gente es algo que me deja feliz”, afirma el 10.

Mirando al futuro
Resulta difícil hablar de la continuidad o no de Oscar Tabárez en su cargo. De hecho, el mismo entrenador, que ya había conducido a Uruguay hasta los octavos de final en Italia 1990, aclaró que todavía está todo muy fresco para hablar del asunto. Sin embargo, para Diego Lugano el futuro es alentador. “Uruguay es un equipo joven, y salvo Forlán y Abreu, este fue el primer Mundial del resto. Exhibimos un altísimo nivel, por lo que entiendo que es una obligación volver a aspirar a instancias como estas”, expresa el capitán charrúa a FIFA.com.

Los números respaldan la afirmación del defensa central: con un promedio de 27 años y 1 mes, Uruguay resultó ser tercera selección más joven de los semifinalistas por detrás de Alemania y España, pero la onceava entre los 32 participantes de la competencia. De cara a 2014, si bien jugadores clave de esta campaña como el mismo Lugano, Forlán y Diego Pérez habrán superado la barrera de los 30 años, hay otros que llegarán en su madurez futbolística, como son los casos de Fernando Muslera (27), Luis Suárez (27), Edinson Cavani (27), Diego Godín (28), Maximiliano Pereira (28) y Álvaro Pereira (28), por citar a algunos de los más usados por Tabárez durante la gesta sudafricana.

“¿Volver a estar entre los cuatro primeros? Hay que disfrutar este momento, pero en breve deberemos repasar qué se hizo, cómo y el porque se llegó a este cuarto puesto. Para Brasil quedan todavía cuatro años, y como mínimo habrá que trabajar de la misma manera. Eso nos dará la posibilidad de poder lograrlo”, sentencia Forlán.

La reflexión final le queda a Lugano. “Con el correr del tiempo nos daremos cuenta que estamos entre los cuatro mejores y entenderemos lo bueno que fue Mundial para nosotros. Si uno compara el poder organizativo y estructural de los tres equipos que terminan arriba nuestro, la diferencia es abismal. Aún así, demostramos que haciendo las cosas bien podemos competir de igual a igual. Ojalá que esto nos permita cambiar la mentalidad y no sea usado como un punto final, sino como uno de partida”.

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