Reinado y caída del 'capocrimine'
Miguel Mora, Nápoles, El País
Domenico Oppedisano tiene 80 años y la jeta de campesino primitivo. Ha vivido siempre en Rosarno, un pueblecito agrícola de Calabria que saltó a la fama el pasado febrero, cuando unos cientos de inmigrantes temporeros africanos dijeron basta a 20 años de esclavitud y tomaron las calles para que el mundo supiera cómo se las gasta y como paga la 'Ndrangheta (cinco euros al día por recoger naranjas y mandarinas).
Hace un año, en el verano de 2009, llegó el momento que Oppedisano había esperado toda su vida. Los capos y compadres de la mafia calabresa se reunieron cerca del mar Jónico para celebrar la boda de dos de sus cachorros en San Luca, pueblo sacro y gran vivero de capos de la 'Ndrangheta desde el siglo XIX. "Había 2.000 invitados", explican los fiscales antimafia de Regio de Calabria, Giuseppe Pignatone, fiscal jefe, y Michele Prestipino, su adjunto. "Había tantos invitados que se repartieron en dos restaurantes porque no cabían en uno. Todas las decisiones importantes se toman en las bodas".
Oppedisano fue elegido ese día capocrimine. Jefe del crimen o de La Provincia. Así llaman los calabreses a la cúpula de esta organización criminal multinacional. Ahora, Oppedisano y una gran parte de La Provincia están en la cárcel. Esta semana, las fiscalías antimafia de Calabria y de Milán detuvieron a 305 miembros de la 'Ndrangheta en la operación policial más importante realizada nunca contra este grupo criminal que en solo 20 años ha aprovechado la atención suscitada por su competidora siciliana, Cosa Nostra, para modernizarse, viajar y convertirse en la mafia más poderosa de Italia y de Europa.
Giuseppe Pignatone es un magistrado siciliano de 59 años con denominación de origen. Nació en Caltanissetta, y aunque llegó hace dos años a la olvidada fiscalía de Regio de Calabria, vive todavía en Palermo. Allí aprendió el oficio de fiscal, junto a Giovanni Falcone y Paolo Borsellino (ambos asesinados en 1992, del segundo se cumple hoy el aniversario).
Como ellos, Pignatone sabe que las operaciones militares contra las mafias sirven solo para extirpar una parte de la metástasis y para llamar la atención de la opinión pública sobre un fenómeno que no es militar, sino económico y político. Pero esta vez Pignatone está satisfecho. "La colaboración con la fiscalía de Milán ha funcionado muy bien, se han obtenido pruebas abrumadoras gracias a las escuchas y las filmaciones, y hemos decapitado a La Provincia y al mandamento (la sucursal) de Lombardía. Y sobre todo", añade con un punto de resquemor, "Milán nos ha dado repercusión. En Calabria no tenemos RAI, ni siquiera agencia Ansa. Si hubiéramos hecho nosotros solos la operación, habría salido media columna en primera página".
La calma y el retraso histórico de Calabria, la región más pobre de Italia y de largo la más abandonada por el Estado, son la clave de esta historia mafiosa. Cuando Pignatone llegó a Regio, la fiscalía antimafia de la capital llevaba meses sin detener a nadie. Los dos fiscales jefe se llevaban mal y no se ponían de acuerdo. La mafia crecía y se expandía sin oposición.
"Ocupan pueblos enteros, basta pensar que en Rosarno grabamos una conversación en la que un capo decía: 'Solo nosotros somos aquí 250'. Si el pueblo tiene 10.000 habitantes, y sumamos parientes, amigos, conocidos, y en cada pueblo hay 500 o 1.000, y en Calabria son poco más de 2,5 millones de habitantes ¿cuántos no militan en el grupo?", se pregunta Prestipino.
En los últimos dos años, la tenacidad de estos dos fiscales, cuyo éxito se ha atribuido sin tardar Silvio Berlusconi, han logrado rasgar una impunidad que duraba desde que acabó la guerra interna en 1991. En estos últimos meses, mientras la 'Ndrangheta mandaba artefactos, cartas y señales intimidatorias al palacio de Justicia, la Dirección Antimafia local apuntaba 60 fugitivos detenidos, entre ellos varios capos históricos; centenares de arrestos por asociación mafiosa y tráfico de drogas ("no solo soldados y sicarios, también profesionales, abogados, alcaldes y empresarios, la llamada zona gris de la sociedad civil", dice Pignatone irónico); una tonelada de cocaína incautada -el mayor recurso económico de la 'Ndrangheta- y 1.200 millones de euros en bienes arrebatados a la mafia y entregados al Estado.
El botín da una idea de la riqueza y de la capacidad de la 'Ndrangheta de crear sucursales:pisos en la plaza Vendôme de París; el mítico Café de París de la vía Veneto de Roma; 260 casas en Regio de Calabria, una colección con 102 cuadros de Dalí, Picasso, Guttuso y otros valorados en 60 millones de euros...
A través de esos primeros pasos, gracias a las escuchas telefónicas y ambientales, hoy en trance de ser restringidas por el Gobierno, la investigación fue subiendo hacia el norte del país. Lazio, primero; y después Lombardía, la región entera de Milán, pero también Liguria y Piamonte. Y más allá: Suiza, Australia, Canadá, Alemania...
¿Trabajan esas sucursales de forma autónoma? ¿Rinden cuentas a alguien? ¿Obedecen a un solo capo como pasaba con Totò Riina en los años enloquecidos de Cosa Nostra? La masiva boda mafiosa de agosto de 2009 da respuestas a los detectives, que a esas alturas trabajan de la mañana a la noche y han bautizado la operación con el nombre de la cúpula: El Crimen.
"Descubrimos que la unidad de la organización es absoluta, que todos los elementos de las diferentes bandas locales responden y consultan las grandes decisiones al gran vértice de poder", cuenta el adjunto Prestipino. "Registramos numerosas reuniones y vamos entendiendo: la cúpula llamada La Provincia tiene un jefe que cambia cada cierto tiempo y da equilibrio a las familias, un hombre de consenso. A su altura, como consejeros colegiados, están los líderes de los tres distritos calabreses: el jónico, que opera en esa costa; el tirreno, que se divide entre costa y llanura; y el de Regio, la capital y el corazón de la 'Ndrangheta".
Más abajo, la estructura sigue en forma de pirámide. El nivel inferior es la familia; el segundo, los locales, que representan a los diferentes pueblos; el tercero, la sociedad, que comprende distritos. Y por encima, los tres jefes de zona calabreses y el capo máximo. Todos deben obediencia a esa Provincia en la que están representados.
Los policías lo descubren gracias a un intento de rebelión y disidencia. Novella, jefe de la sucursal de Lombardía, va contando a las familias instaladas en Milán y su cinturón industrial para lavar el dinero de la droga que deben ser independientes de La Provincia. "El crimen ha decidido despedir a Novella", oyen decir los policías a un capo interceptado. Pocos días después, muere asesinado a tiros en el bar de un pueblo milanés.
El 19 de agosto de 2009, día grande del viejecito Oppedisano, los capos llegados de medio mundo para la boda discuten quién será el hombre de consenso. Mientras los comensales comen y la música suena, el octogenario de Rosarno resulta elegido. "El poder pasa del Jónico al Tirreno. Los clanes de Rosarno imponen su candidato porque controla 24 locales, tiene gran poder económico y amenaza con escindirse", explica el fiscal Pignatone.
Unos días después, la mafia calabresa, que como todas las mafias reza mucho y cree a fondo en los rituales, se reúne en su santuario favorito: la Virgen de los Pulsos de San Luca, lugar sagrado cercano a la capital. Allí se formalizan y santifican los acuerdos importantes desde hace décadas. Los capos van llegando uno a uno y se agrupan bajo la estatua de la madonnina. Abrazos y besos, apretones de manos, reconocimiento al nuevo líder. Oppedisano hace un breve discurso, habla de los buenos tiempos en Argentina, presume de galones. "Hace muchos años", cuenta, "los viejos capibastoni me concedieron la más alta honra para un hombre de honor, me nombraron Evangelio, y había esa noche más de mil personas".
Oppedisano no llegó a reinar siquiera un año. Este 15 de julio fue detenido en su modesta casa de Rosarno. En el coche policial, su cara cocida por el sol y los labios casi inexistentes denotaban más estupor que ira. El capo había vivido una vida plena y devota, sin antecedentes policiales de consideración. El huerto de naranjas del que apenas salía se había convertido en el centro de una de las mafias más sanguinarias, peligrosas y ricas del mundo.
"No es un Totò Riina", concluye el fiscal jefe Giuseppe Pignatone, "porque no decidía solo. Pero tenía un gran carisma y un sabor legendario. Ha dirigido en la sombra la evolución de una mafia agrícola y arcaica que hoy es una multinacional globalizada. Sus hijos y nietos son hoy licenciados, abogados, empresarios, hablan idiomas, nadie sospecharía de ellos. Y no hay sector económico en el que no estén implicados. Pero la casa madre sigue decidiendo todo. Si supiera que los capos de Australia y Canadá vienen todavía a una lavandería de Siderno, un pueblecito calabrés, para recibir órdenes...".
Domenico Oppedisano tiene 80 años y la jeta de campesino primitivo. Ha vivido siempre en Rosarno, un pueblecito agrícola de Calabria que saltó a la fama el pasado febrero, cuando unos cientos de inmigrantes temporeros africanos dijeron basta a 20 años de esclavitud y tomaron las calles para que el mundo supiera cómo se las gasta y como paga la 'Ndrangheta (cinco euros al día por recoger naranjas y mandarinas).
Hace un año, en el verano de 2009, llegó el momento que Oppedisano había esperado toda su vida. Los capos y compadres de la mafia calabresa se reunieron cerca del mar Jónico para celebrar la boda de dos de sus cachorros en San Luca, pueblo sacro y gran vivero de capos de la 'Ndrangheta desde el siglo XIX. "Había 2.000 invitados", explican los fiscales antimafia de Regio de Calabria, Giuseppe Pignatone, fiscal jefe, y Michele Prestipino, su adjunto. "Había tantos invitados que se repartieron en dos restaurantes porque no cabían en uno. Todas las decisiones importantes se toman en las bodas".
Oppedisano fue elegido ese día capocrimine. Jefe del crimen o de La Provincia. Así llaman los calabreses a la cúpula de esta organización criminal multinacional. Ahora, Oppedisano y una gran parte de La Provincia están en la cárcel. Esta semana, las fiscalías antimafia de Calabria y de Milán detuvieron a 305 miembros de la 'Ndrangheta en la operación policial más importante realizada nunca contra este grupo criminal que en solo 20 años ha aprovechado la atención suscitada por su competidora siciliana, Cosa Nostra, para modernizarse, viajar y convertirse en la mafia más poderosa de Italia y de Europa.
Giuseppe Pignatone es un magistrado siciliano de 59 años con denominación de origen. Nació en Caltanissetta, y aunque llegó hace dos años a la olvidada fiscalía de Regio de Calabria, vive todavía en Palermo. Allí aprendió el oficio de fiscal, junto a Giovanni Falcone y Paolo Borsellino (ambos asesinados en 1992, del segundo se cumple hoy el aniversario).
Como ellos, Pignatone sabe que las operaciones militares contra las mafias sirven solo para extirpar una parte de la metástasis y para llamar la atención de la opinión pública sobre un fenómeno que no es militar, sino económico y político. Pero esta vez Pignatone está satisfecho. "La colaboración con la fiscalía de Milán ha funcionado muy bien, se han obtenido pruebas abrumadoras gracias a las escuchas y las filmaciones, y hemos decapitado a La Provincia y al mandamento (la sucursal) de Lombardía. Y sobre todo", añade con un punto de resquemor, "Milán nos ha dado repercusión. En Calabria no tenemos RAI, ni siquiera agencia Ansa. Si hubiéramos hecho nosotros solos la operación, habría salido media columna en primera página".
La calma y el retraso histórico de Calabria, la región más pobre de Italia y de largo la más abandonada por el Estado, son la clave de esta historia mafiosa. Cuando Pignatone llegó a Regio, la fiscalía antimafia de la capital llevaba meses sin detener a nadie. Los dos fiscales jefe se llevaban mal y no se ponían de acuerdo. La mafia crecía y se expandía sin oposición.
"Ocupan pueblos enteros, basta pensar que en Rosarno grabamos una conversación en la que un capo decía: 'Solo nosotros somos aquí 250'. Si el pueblo tiene 10.000 habitantes, y sumamos parientes, amigos, conocidos, y en cada pueblo hay 500 o 1.000, y en Calabria son poco más de 2,5 millones de habitantes ¿cuántos no militan en el grupo?", se pregunta Prestipino.
En los últimos dos años, la tenacidad de estos dos fiscales, cuyo éxito se ha atribuido sin tardar Silvio Berlusconi, han logrado rasgar una impunidad que duraba desde que acabó la guerra interna en 1991. En estos últimos meses, mientras la 'Ndrangheta mandaba artefactos, cartas y señales intimidatorias al palacio de Justicia, la Dirección Antimafia local apuntaba 60 fugitivos detenidos, entre ellos varios capos históricos; centenares de arrestos por asociación mafiosa y tráfico de drogas ("no solo soldados y sicarios, también profesionales, abogados, alcaldes y empresarios, la llamada zona gris de la sociedad civil", dice Pignatone irónico); una tonelada de cocaína incautada -el mayor recurso económico de la 'Ndrangheta- y 1.200 millones de euros en bienes arrebatados a la mafia y entregados al Estado.
El botín da una idea de la riqueza y de la capacidad de la 'Ndrangheta de crear sucursales:pisos en la plaza Vendôme de París; el mítico Café de París de la vía Veneto de Roma; 260 casas en Regio de Calabria, una colección con 102 cuadros de Dalí, Picasso, Guttuso y otros valorados en 60 millones de euros...
A través de esos primeros pasos, gracias a las escuchas telefónicas y ambientales, hoy en trance de ser restringidas por el Gobierno, la investigación fue subiendo hacia el norte del país. Lazio, primero; y después Lombardía, la región entera de Milán, pero también Liguria y Piamonte. Y más allá: Suiza, Australia, Canadá, Alemania...
¿Trabajan esas sucursales de forma autónoma? ¿Rinden cuentas a alguien? ¿Obedecen a un solo capo como pasaba con Totò Riina en los años enloquecidos de Cosa Nostra? La masiva boda mafiosa de agosto de 2009 da respuestas a los detectives, que a esas alturas trabajan de la mañana a la noche y han bautizado la operación con el nombre de la cúpula: El Crimen.
"Descubrimos que la unidad de la organización es absoluta, que todos los elementos de las diferentes bandas locales responden y consultan las grandes decisiones al gran vértice de poder", cuenta el adjunto Prestipino. "Registramos numerosas reuniones y vamos entendiendo: la cúpula llamada La Provincia tiene un jefe que cambia cada cierto tiempo y da equilibrio a las familias, un hombre de consenso. A su altura, como consejeros colegiados, están los líderes de los tres distritos calabreses: el jónico, que opera en esa costa; el tirreno, que se divide entre costa y llanura; y el de Regio, la capital y el corazón de la 'Ndrangheta".
Más abajo, la estructura sigue en forma de pirámide. El nivel inferior es la familia; el segundo, los locales, que representan a los diferentes pueblos; el tercero, la sociedad, que comprende distritos. Y por encima, los tres jefes de zona calabreses y el capo máximo. Todos deben obediencia a esa Provincia en la que están representados.
Los policías lo descubren gracias a un intento de rebelión y disidencia. Novella, jefe de la sucursal de Lombardía, va contando a las familias instaladas en Milán y su cinturón industrial para lavar el dinero de la droga que deben ser independientes de La Provincia. "El crimen ha decidido despedir a Novella", oyen decir los policías a un capo interceptado. Pocos días después, muere asesinado a tiros en el bar de un pueblo milanés.
El 19 de agosto de 2009, día grande del viejecito Oppedisano, los capos llegados de medio mundo para la boda discuten quién será el hombre de consenso. Mientras los comensales comen y la música suena, el octogenario de Rosarno resulta elegido. "El poder pasa del Jónico al Tirreno. Los clanes de Rosarno imponen su candidato porque controla 24 locales, tiene gran poder económico y amenaza con escindirse", explica el fiscal Pignatone.
Unos días después, la mafia calabresa, que como todas las mafias reza mucho y cree a fondo en los rituales, se reúne en su santuario favorito: la Virgen de los Pulsos de San Luca, lugar sagrado cercano a la capital. Allí se formalizan y santifican los acuerdos importantes desde hace décadas. Los capos van llegando uno a uno y se agrupan bajo la estatua de la madonnina. Abrazos y besos, apretones de manos, reconocimiento al nuevo líder. Oppedisano hace un breve discurso, habla de los buenos tiempos en Argentina, presume de galones. "Hace muchos años", cuenta, "los viejos capibastoni me concedieron la más alta honra para un hombre de honor, me nombraron Evangelio, y había esa noche más de mil personas".
Oppedisano no llegó a reinar siquiera un año. Este 15 de julio fue detenido en su modesta casa de Rosarno. En el coche policial, su cara cocida por el sol y los labios casi inexistentes denotaban más estupor que ira. El capo había vivido una vida plena y devota, sin antecedentes policiales de consideración. El huerto de naranjas del que apenas salía se había convertido en el centro de una de las mafias más sanguinarias, peligrosas y ricas del mundo.
"No es un Totò Riina", concluye el fiscal jefe Giuseppe Pignatone, "porque no decidía solo. Pero tenía un gran carisma y un sabor legendario. Ha dirigido en la sombra la evolución de una mafia agrícola y arcaica que hoy es una multinacional globalizada. Sus hijos y nietos son hoy licenciados, abogados, empresarios, hablan idiomas, nadie sospecharía de ellos. Y no hay sector económico en el que no estén implicados. Pero la casa madre sigue decidiendo todo. Si supiera que los capos de Australia y Canadá vienen todavía a una lavandería de Siderno, un pueblecito calabrés, para recibir órdenes...".