Pacto subregional contra trata y tráfico de personas late desde Bolivia

La Paz, Abi
Argentina, Brasil, Bolivia, Chile y Paraguay pactaron una unión de lucha frontal contra la trata y tráfico de personas, entre 800.000 y 2 millones, que según expertos mueve la friolera de 10.000 millones de dólares año en el mundo, en una reunión la semana pasada en la ciudad boliviana de Santa Cruz.

"Acordamos intercambiar información para hacer frente a este delito transnacional", dijo a la ABI el director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), Oscar Muñoz.

Por el privilegio de su situación geográfica, en el corazón geográfico de Sudamérica, Bolivia fungirá como el cuartel de la inteligencia de este pacto subregional contra el tráfico y trata de personas.

La policía de los países en acuerdo mostró plena voluntad de combatir este flagelo, sobre todo en los 7.000 km de frontera de Brasil, Argentina, Perú, Chile y Paraguay con Bolivia.

El pacto establece la construcción, en puntos clave de las fronteras de Bolivia, de módulos de control en las zonas fronterizas.

Los dos primeros serán ubicados en las poblaciones de Desaguadero (oeste), frontera con Perú, y Yacuiba (sur) en la triple zona fronteriza de Bolivia con Argentina y Paraguay.

La Policía boliviana ejecuta acciones en el marco de esos acuerdos y sobre la base de la estrategia nacional contra la trata de personas y tráfico ilícito de migrantes, instrumento diseñado con apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), dijo Muñoz.

La Policía boliviana tiene la misión de "evitar que adolescentes, mujeres y niños, sobre todo, sean llevados, con engaños, a otros países y sometidos a explotación laboral y sexual", remarcó.

De acuerdo con informes ventilados por organizaciones internacionales paraestatales, el crimen organizado mueve entre 800.000 a 2 millones de personas.

Es un fenómeno antiguo que adquiere nuevas dimensiones, se sofistica y empieza a regularse a partir de la promulgación del Protocolo de Palermo del año 2000.

La trata de personas ha sido definida en el Protocolo de Palerno en arreglo a una clasificación conceptual: trata con fines de explotación laboral (prostitución forzada, pornografía, pedofilia, turismo sexual y matrimonios serviles); trata con fines de explotación laboral (fábricas, minas, pesca, plantaciones, cosecha de castaña y azúcar); trata con fines de explotación militar (soldados cautivos y niños soldados); trata para servidumbre y prácticas esclavistas (trabajo doméstico, embarazos forzados y vientres en alquiler).

Expertos de la OIM, la Organización de los Estados Americanos, la Comisión Interamericana para la Mujer y el Consejo de Lucha Contra la Trata y Tráfico de Personas, el concepto de trata es complejo y representa múltiples aristas englobando numerosas situaciones delictivas.

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