Mundial Sudáfrica 2010: lo bueno, lo malo y lo feo
Vladimir Hernández, Enviado especial BBC Mundo
Fueron 64 partidos de fútbol a lo largo de un mes. El Mundial de Sudáfrica llegó a su fin y durante la competencia se vieron cosas buenas (la increíble actuación de Diego Forlán), cosas malas (el arbitraje) y cosas bien feas (como la crisis interna en el equipo francés).
Éste es el análisis de lo que vimos en BBC Mundo.
Lo bueno
Uruguay y Diego Forlán fueron de lo mejor del Mundial
Uruguay fue la agradable sorpresa de este Mundial. No hubo otro conjunto en el torneo que jugase con el mismo dinamismo y la misma pasión en el campo. Hablar con sus jugadores también era una alegría. El grupo se veía contento, relajado y concentrado. Algo que se reflejó con su entrega en el campo. De lo mejor que vimos.
Diego Forlán merece mención aparte. Anotó cinco veces y la mayoría de los goles fueron fabricados por él mismo. Lo que decantó la balanza hacia Forlán fue el nivel de compromiso con su selección nacional. En semifinales y en el partido por el tercer lugar se vio con problemas físicos tras haber disputado más de 60 encuentros en el último año. Pese a ello, estuvo lo más que pudo dentro del campo y hasta anotó dos veces. Ejemplar.
El fútbol de España y Chile. El campeón fue justo, la selección española nunca renunció a sus principios y tuvo a varios de los mejores jugadores del torneo. Sobran los superlativos para ellos. El que los vio sabrá que fueron clase aparte. Sólo una estadística que ejemplifica lo increíble de España: Xavi dio 669 pases en el Mundial, seis más que todo el equipo de Nueva Zelanda. El Chile de Marcelo Bielsa fue igual de leal a su filosofía de ataque. Pero resultó condenada por no poder concretar las oportunidades, inexperiencia, el mal arbitraje, y haber tenido la mala fortuna de medirse al mejor Brasil que se vio en cinco partidos.
Un fanático sudafricano demuestra su orgullo
La organización del Mundial estuvo prácticamente impecable. Había mucha expectativa por lo que ofrecería Sudáfrica, y tanto el comité organizador como el propio país se encargó de no defraudar. Los inconvenientes fueron en general menores, y nada que no se haya visto en Alemania 2006, en la Copa América Venezuela 2007, o en la Eurocopa 2008 de Austria y Suiza. Hubo además un impresionante despliegue de seguridad que minimizó los evidentes problemas de seguridad en el país. Sudáfrica recibe una calificación de aprobado. Ahora le toca a Brasil en 2014.
El recibimiento de los Sudafricanos a los equipos fue increíble. El técnico de Uruguay Óscar Tabarez dijo que en el pequeño pueblo de Kimberley fueron tratados con mucho cariño por los locales, incluso antes de jugar contra el anfitrión en la primera ronda. En otros países probablemente hubiesen tenido a gente haciendo ruido en las afueras del hotel para tratar de que la celeste no durmiese. "Yo ese recibimiento tan bueno nunca lo he visto en mi continente", señaló Tabarez. Lo mismo ocurrió para Chile, en Nelspruit donde estableció su base, donde se vio a los habitantes del lugar con camisetas de la "roja" sudamericana.
El Pulpo Paul
No hubo mucho fútbol en Sudáfrica 2010 (algo que desarrollaremos luego), pero algunos partidos quedarán en la memoria. Dinamarca contra Camerún fue uno de los que más disparos al arco tuvo. La manera en que Brasil demolió a Chile. Italia-Eslovaquia incluyó 5 goles y muchas lágrimas azzurri. El Inglaterra-Alemania fue increíble por la superioridad de los germanos y la alegría de su juego. El choque entre Uruguay y Holanda fue tácticamente el más interesante de los que se vieron. Uruguay-Ghana fue quizás el partido más dramático del Mundial. Pero el favorito de este cronista fue el encuentro por el tercer lugar entre uruguayos y alemanes, donde prevaleció el fútbol abierto y ambos buscaron incesántemente el arco contrario.
Entre lo mejor del Mundial no se puede dejar de lado al Pulpo Paul. Quizás la historia de la Copa del Mundo. Acertó todos los partidos que pronosticó y nos hizo sufrir hasta casi último momento en la final. ¡Bravo Paul!
Lo malo
La eliminación de Argentina mostró las deficiencias de un seleccionado con extraordinario talento pero una conducción que dejó dudas. La albiceleste se salvó que Nigeria no empatase, contó con la ayuda del árbitro y la defensa mexicana en octavos, pero fue desnudada por Alemania en cuartos. Fue una pena también que hubiese más atención sobre la figura de Diego Maradona que sobre lo que hacía Argentina en la cancha. Las abarrotadas ruedas de prensa del técnico argentino eran más espectáculo que otra cosa, para lo cual son igual de responables los medios que el entrenador.
Los asientos vacíos. En la primera ronda, hasta en los partidos más atractivos, había cientos de sillas desocupadas. Lo que quizás causó más indignación es que los sectores más vacíos eran los corporativos. Aún en la final BBC Mundo vio decenas de lugares sin ocupar en las áreas reservadas para empresas y patrocinantes.
Un aficionado sudafricano con una vuvuzela
La vuvuzela. Si bien se respeta que es parte de la cultura local, desafortunadamente pueden ser un tormento. El zumbido incesante de la trompeta de plástico ahogó el sonida natural de los hinchas, sus canciones y expresiones de frustración o alegría. La vuvuzela acaparó el ambiente dentro del terreno.
La baja cantidad de goles es una mancha que quedará en este torneo. En 80 años de Mundiales, Sudáfrica quedó como el segundo torneo con menos goles, con 2,27 por partido, sólo por encima de los 2,21 de Italia 90. Esta Copa del Mundo tuvo como campeón al equipo que menos veces ha anotado para titularse. Portugal le metió siete a Corea del Norte, Alemania (dos veces) y Argentina (una) anotaron 4 goles en un partido, pero apenas cuatro de 64 encuentros fueron goleadas. Decepcionante.
El arbitraje quedó expuesto y parece que tiene una carrera contra el tiempo ante la introducción de la tecnología. Mientras la televisión muestre de manera cada vez más eficiente los errores del árbitro, más jurásico seguirá siendo el criterio de la FIFA para no aceptar la ayuda audiovisual. Dos errores sentenciaron a México y a Paraguay, incluso Inglaterra pudiera decir lo mismo. Pero estos fueron sólo algunos, hubo muchos más.
Cristiano Ronaldo
La batalla entre el mercadeo y la verdad. Muchos jugadores tuvieron torneos excepcionales, pero no tuvieron reconocimiento al no tener un valor publicitario. El uruguayo Egidio Arévalo Ríos, el defensa español Carles Puyol, el alemán Sami Khedira, el arquero holandés Marteen Stekelenburg, son algunos. Se promocionó más a Ronaldo, Wayne Rooney, Kaká y Lionel Messi que a, digamos, Diego Forlán.
Los peores partidos. En esta lista entran Paraguay versus Japón en octavos, Brasil y Portugal, Uruguay y Francia, Nueva Zelanda contra Paraguay. Pero el que más decepcionó, por su importancia y hasta por lo inesperado, fue el último partido de Sudáfrica, la final entre España y Holanda. Los holandeses salieron a machacar a patadas y España no logró hilar su juego. Se esperaba más de la llamada "naranja mecánica", pero los mismos españoles cayeron en ocasiones en el uso del teatro, por lo que sólo fue el espectador el que perdió.
Lo feo
Hay muchas cosas que califican, pero empezamos por la condena que recibió en la prensa británica el futbolista uruguayo Luis Suárez. El delantero tapó con la mano en la raya de gol -uno presume que en microsegundos sólo se actúa instintivamente y no premeditadamente- un balón que seguramente eliminaba a Uruguay y dejaría a Ghana en cuartos. La polémica surgió porque el ghanés Asamoah Gyan falló el respectivo penal y posteriormente la celeste se impuso en los tiros de pena máxima. Hubo numerosas críticas en la prensa británica acusando en muchas ocasiones de "tramposo" a Suárez. La reacción generó sorpresa en medios europeos, estadounidenses y españoles consultados por BBC Mundo. Incluso un periodista africano le dijo a este cronista: "No sé por qué se critica a Suárez y no se preguntan por qué Gyan no metió el penal". En fin, un episodio desagradable.
La implosión del equipo francés fue no apta para el horario infantil. El delantero Nicolás Anelka llamó "hijo de puta" al técnico, por lo que fue expulsado. El equipo después se declaró en huelga y rehusó entrenar, y además el capitán del equipo, Patrice Evra, casi se da de puñetazos con el preparador físico. Peor imposible. De más estar decir que el equipo fue devuelto a Francia en asientos de clase económica.
Mark Van Bommel
Mark Van Bommel. El trabajo de un mediocampista defensivo es impedir el juego. Pero el holandés debe haber traspasado el límite de lo permitido tantas veces que resulta increíble cómo no fue penalizado. En semifinales ante Uruguay le clavó los tacos en la espinilla a Walter Gargano, minutos antes del primer gol holandés, lo que el árbitro no vio. En la final, sin embargo, quedó expuesto completamente al bajar una y otra vez a Andrés Iniesta. La reputación de Van Bommel no mejoró en este torneo.
A poco de iniciarse el Mundial se desató una huelga en la empresa de seguridad que vigilaba algunos estadios. A los trabajadores les prometieron un salario y la compañía o los organizadores del torneo no cumplieron. El resultado es que los vigilantes fueron desincorporados, y se introdujo a cientos de policías de improvisto a controlar el acceso a los estadios. Esto cambió las cosas para cientos de periodistas acreditados, incluyendo a BBC Mundo, quienes fueron blanco de la ruda atención policial para ingresar al área de trabajo. Punto negativo en la organización del Mundial.
El sobreprecio. En toda Copa del Mundo suben los precios para aprovechar el aumento de turistas y visitantes que llegan de otros países. Sudáfrica no fue la excepción. Los hinchas que llegaron al país tuvieron que afrontar una y otra vez el "precio del mundial" para bienes y servicios. Vuvuzelas vendidas a seis veces su valor original, igual con bebidas y alimentos, o el valor de hospedaje
El final. Regresamos nuevamente al último encuentro del Mundial para tratar de hacer catársis y quitar el mal sabor de la boca de lo que debe haber sido una de las peores finales de la historia, aún peor que la aburrida de Estados Unidos 1994. Reinó el anti-fútbol y cuando se habla más del árbitro (en este caso curiosamente no fue sólo su responsabilidad) que del juego eso lo dice todo. El DVD de este partido debe ser vendido a precio de oferta, sin duda. Esperemos que en cuatros años, en Brasil 2014, podamos olvidar este desagradable encuentro.
Fueron 64 partidos de fútbol a lo largo de un mes. El Mundial de Sudáfrica llegó a su fin y durante la competencia se vieron cosas buenas (la increíble actuación de Diego Forlán), cosas malas (el arbitraje) y cosas bien feas (como la crisis interna en el equipo francés).
Éste es el análisis de lo que vimos en BBC Mundo.
Lo bueno
Uruguay y Diego Forlán fueron de lo mejor del Mundial
Uruguay fue la agradable sorpresa de este Mundial. No hubo otro conjunto en el torneo que jugase con el mismo dinamismo y la misma pasión en el campo. Hablar con sus jugadores también era una alegría. El grupo se veía contento, relajado y concentrado. Algo que se reflejó con su entrega en el campo. De lo mejor que vimos.
Diego Forlán merece mención aparte. Anotó cinco veces y la mayoría de los goles fueron fabricados por él mismo. Lo que decantó la balanza hacia Forlán fue el nivel de compromiso con su selección nacional. En semifinales y en el partido por el tercer lugar se vio con problemas físicos tras haber disputado más de 60 encuentros en el último año. Pese a ello, estuvo lo más que pudo dentro del campo y hasta anotó dos veces. Ejemplar.
El fútbol de España y Chile. El campeón fue justo, la selección española nunca renunció a sus principios y tuvo a varios de los mejores jugadores del torneo. Sobran los superlativos para ellos. El que los vio sabrá que fueron clase aparte. Sólo una estadística que ejemplifica lo increíble de España: Xavi dio 669 pases en el Mundial, seis más que todo el equipo de Nueva Zelanda. El Chile de Marcelo Bielsa fue igual de leal a su filosofía de ataque. Pero resultó condenada por no poder concretar las oportunidades, inexperiencia, el mal arbitraje, y haber tenido la mala fortuna de medirse al mejor Brasil que se vio en cinco partidos.
Un fanático sudafricano demuestra su orgullo
La organización del Mundial estuvo prácticamente impecable. Había mucha expectativa por lo que ofrecería Sudáfrica, y tanto el comité organizador como el propio país se encargó de no defraudar. Los inconvenientes fueron en general menores, y nada que no se haya visto en Alemania 2006, en la Copa América Venezuela 2007, o en la Eurocopa 2008 de Austria y Suiza. Hubo además un impresionante despliegue de seguridad que minimizó los evidentes problemas de seguridad en el país. Sudáfrica recibe una calificación de aprobado. Ahora le toca a Brasil en 2014.
El recibimiento de los Sudafricanos a los equipos fue increíble. El técnico de Uruguay Óscar Tabarez dijo que en el pequeño pueblo de Kimberley fueron tratados con mucho cariño por los locales, incluso antes de jugar contra el anfitrión en la primera ronda. En otros países probablemente hubiesen tenido a gente haciendo ruido en las afueras del hotel para tratar de que la celeste no durmiese. "Yo ese recibimiento tan bueno nunca lo he visto en mi continente", señaló Tabarez. Lo mismo ocurrió para Chile, en Nelspruit donde estableció su base, donde se vio a los habitantes del lugar con camisetas de la "roja" sudamericana.
El Pulpo Paul
No hubo mucho fútbol en Sudáfrica 2010 (algo que desarrollaremos luego), pero algunos partidos quedarán en la memoria. Dinamarca contra Camerún fue uno de los que más disparos al arco tuvo. La manera en que Brasil demolió a Chile. Italia-Eslovaquia incluyó 5 goles y muchas lágrimas azzurri. El Inglaterra-Alemania fue increíble por la superioridad de los germanos y la alegría de su juego. El choque entre Uruguay y Holanda fue tácticamente el más interesante de los que se vieron. Uruguay-Ghana fue quizás el partido más dramático del Mundial. Pero el favorito de este cronista fue el encuentro por el tercer lugar entre uruguayos y alemanes, donde prevaleció el fútbol abierto y ambos buscaron incesántemente el arco contrario.
Entre lo mejor del Mundial no se puede dejar de lado al Pulpo Paul. Quizás la historia de la Copa del Mundo. Acertó todos los partidos que pronosticó y nos hizo sufrir hasta casi último momento en la final. ¡Bravo Paul!
Lo malo
La eliminación de Argentina mostró las deficiencias de un seleccionado con extraordinario talento pero una conducción que dejó dudas. La albiceleste se salvó que Nigeria no empatase, contó con la ayuda del árbitro y la defensa mexicana en octavos, pero fue desnudada por Alemania en cuartos. Fue una pena también que hubiese más atención sobre la figura de Diego Maradona que sobre lo que hacía Argentina en la cancha. Las abarrotadas ruedas de prensa del técnico argentino eran más espectáculo que otra cosa, para lo cual son igual de responables los medios que el entrenador.
Los asientos vacíos. En la primera ronda, hasta en los partidos más atractivos, había cientos de sillas desocupadas. Lo que quizás causó más indignación es que los sectores más vacíos eran los corporativos. Aún en la final BBC Mundo vio decenas de lugares sin ocupar en las áreas reservadas para empresas y patrocinantes.
Un aficionado sudafricano con una vuvuzela
La vuvuzela. Si bien se respeta que es parte de la cultura local, desafortunadamente pueden ser un tormento. El zumbido incesante de la trompeta de plástico ahogó el sonida natural de los hinchas, sus canciones y expresiones de frustración o alegría. La vuvuzela acaparó el ambiente dentro del terreno.
La baja cantidad de goles es una mancha que quedará en este torneo. En 80 años de Mundiales, Sudáfrica quedó como el segundo torneo con menos goles, con 2,27 por partido, sólo por encima de los 2,21 de Italia 90. Esta Copa del Mundo tuvo como campeón al equipo que menos veces ha anotado para titularse. Portugal le metió siete a Corea del Norte, Alemania (dos veces) y Argentina (una) anotaron 4 goles en un partido, pero apenas cuatro de 64 encuentros fueron goleadas. Decepcionante.
El arbitraje quedó expuesto y parece que tiene una carrera contra el tiempo ante la introducción de la tecnología. Mientras la televisión muestre de manera cada vez más eficiente los errores del árbitro, más jurásico seguirá siendo el criterio de la FIFA para no aceptar la ayuda audiovisual. Dos errores sentenciaron a México y a Paraguay, incluso Inglaterra pudiera decir lo mismo. Pero estos fueron sólo algunos, hubo muchos más.
Cristiano Ronaldo
La batalla entre el mercadeo y la verdad. Muchos jugadores tuvieron torneos excepcionales, pero no tuvieron reconocimiento al no tener un valor publicitario. El uruguayo Egidio Arévalo Ríos, el defensa español Carles Puyol, el alemán Sami Khedira, el arquero holandés Marteen Stekelenburg, son algunos. Se promocionó más a Ronaldo, Wayne Rooney, Kaká y Lionel Messi que a, digamos, Diego Forlán.
Los peores partidos. En esta lista entran Paraguay versus Japón en octavos, Brasil y Portugal, Uruguay y Francia, Nueva Zelanda contra Paraguay. Pero el que más decepcionó, por su importancia y hasta por lo inesperado, fue el último partido de Sudáfrica, la final entre España y Holanda. Los holandeses salieron a machacar a patadas y España no logró hilar su juego. Se esperaba más de la llamada "naranja mecánica", pero los mismos españoles cayeron en ocasiones en el uso del teatro, por lo que sólo fue el espectador el que perdió.
Lo feo
Hay muchas cosas que califican, pero empezamos por la condena que recibió en la prensa británica el futbolista uruguayo Luis Suárez. El delantero tapó con la mano en la raya de gol -uno presume que en microsegundos sólo se actúa instintivamente y no premeditadamente- un balón que seguramente eliminaba a Uruguay y dejaría a Ghana en cuartos. La polémica surgió porque el ghanés Asamoah Gyan falló el respectivo penal y posteriormente la celeste se impuso en los tiros de pena máxima. Hubo numerosas críticas en la prensa británica acusando en muchas ocasiones de "tramposo" a Suárez. La reacción generó sorpresa en medios europeos, estadounidenses y españoles consultados por BBC Mundo. Incluso un periodista africano le dijo a este cronista: "No sé por qué se critica a Suárez y no se preguntan por qué Gyan no metió el penal". En fin, un episodio desagradable.
La implosión del equipo francés fue no apta para el horario infantil. El delantero Nicolás Anelka llamó "hijo de puta" al técnico, por lo que fue expulsado. El equipo después se declaró en huelga y rehusó entrenar, y además el capitán del equipo, Patrice Evra, casi se da de puñetazos con el preparador físico. Peor imposible. De más estar decir que el equipo fue devuelto a Francia en asientos de clase económica.
Mark Van Bommel
Mark Van Bommel. El trabajo de un mediocampista defensivo es impedir el juego. Pero el holandés debe haber traspasado el límite de lo permitido tantas veces que resulta increíble cómo no fue penalizado. En semifinales ante Uruguay le clavó los tacos en la espinilla a Walter Gargano, minutos antes del primer gol holandés, lo que el árbitro no vio. En la final, sin embargo, quedó expuesto completamente al bajar una y otra vez a Andrés Iniesta. La reputación de Van Bommel no mejoró en este torneo.
A poco de iniciarse el Mundial se desató una huelga en la empresa de seguridad que vigilaba algunos estadios. A los trabajadores les prometieron un salario y la compañía o los organizadores del torneo no cumplieron. El resultado es que los vigilantes fueron desincorporados, y se introdujo a cientos de policías de improvisto a controlar el acceso a los estadios. Esto cambió las cosas para cientos de periodistas acreditados, incluyendo a BBC Mundo, quienes fueron blanco de la ruda atención policial para ingresar al área de trabajo. Punto negativo en la organización del Mundial.
El sobreprecio. En toda Copa del Mundo suben los precios para aprovechar el aumento de turistas y visitantes que llegan de otros países. Sudáfrica no fue la excepción. Los hinchas que llegaron al país tuvieron que afrontar una y otra vez el "precio del mundial" para bienes y servicios. Vuvuzelas vendidas a seis veces su valor original, igual con bebidas y alimentos, o el valor de hospedaje
El final. Regresamos nuevamente al último encuentro del Mundial para tratar de hacer catársis y quitar el mal sabor de la boca de lo que debe haber sido una de las peores finales de la historia, aún peor que la aburrida de Estados Unidos 1994. Reinó el anti-fútbol y cuando se habla más del árbitro (en este caso curiosamente no fue sólo su responsabilidad) que del juego eso lo dice todo. El DVD de este partido debe ser vendido a precio de oferta, sin duda. Esperemos que en cuatros años, en Brasil 2014, podamos olvidar este desagradable encuentro.