Mundial Sudáfrica 2010: ¿Cinco autogoles de la FIFA?

Vladimir Hernández, BBC Mundo
Por estos días, cuando faltan sólo dos partidos para que se acabe la Copa del Mundo de Sudáfrica, la mayoría de los análisis se concentran en la actuación de los equipos y jugadores. Pero esta vez BBC Mundo quiso hacer un balance sobre la organización del torneo y en especial sobre el papel que jugó la FIFA, el organismo rector del fútbol mundial.

Los anfitriones han cumplido al animar su fiesta, pero durante las casi cinco semanas que dura el campeonato surgieron una serie de temas polémicos que, por una razón u otra, involucran a la FIFA.

El hombre del silbato

El arbitraje siempre es un punto contencioso. Un Mundial, como cualquier competición futbolística, suele tener polémicas por los jueces dentro del campo.

Pero donde salió salpicada la FIFA fue en la introducción de la tecnología en la raya del gol, ya que en marzo pasado el organismo decidió no implementar esta alternativa en Sudáfrica.

Quizás nadie dentro de la institución se percató del riesgo que se tomaba, porque las primeras controversias que estallaron en este Mundial se relacionaron con fallos arbitrales que influyeron en la eliminación de México e Inglaterra. Ambas sucedieron además el mismo día.

Fue tal el escándalo que la FIFA templó el músculo: ambos árbitros fueron notificados al día siguiente de que no participarían en otro partido (pese a estar entre los más experimentados del colegiado), el presidente de la institución, Sepp Blatter, pidió disculpas a los equipos de México e Inglaterra, y además Blatter anunció que la implementación de la tecnología en la raya del gol se debatiría nuevamente en julio.

"Sería una tontería no hacerlo", aseveró. Pero para mexicanos e ingleses ya era tarde. Este Mundial lo recordarán -especialmente los primeros- por los fallos que sentenciaron su eliminación.

La pelota es redonda

La FIFA mantuvo a Adidas como fabricante del balón oficial del torneo. La apuesta ha dado lugar al debate.

El balón se llama Jabulani, que significa "felicidad" en Zulu. Aunque no ha inspirado especial alegría en varios equipos.

Las quejas en torno a las pelotas son comunes en un Mundial, pero en esta edición han estado por encima de lo normal.

"En conformidad con las rigurosas especificaciones de la FIFA respecto a los balones de fútbol, hemos creado una pelota pequeña y pesada, que da lugar a una precisión máxima, un agarre perfecto y un vuelo excepcionalmente estable", aseveró Thomas van Schaik, Jefe de Relaciones Públicas Globales de Adidas.

Pero el portero español Iker Casillas la comparó con una pelota de plástico de supermercado. Y el técnico de Brasil, Dunga, retó al jefe de comunicación de Adidas a que intentara hacer un dominio de balón con la pelota.

En pocos Mundiales anteriores han habido tantos errores de porteros, y en varios, queda la duda si se debe al movimiento irregular que tiene el balón.

El hecho no ha pasado desapercibido en las redes sociales, donde la discusión acerca de Jabulani acapara aproximadamente un cuarto de las discusiones en internet.

Según la FIFA, es "el balón de Adidas más estable y preciso de todos los tiempos".

El espacio en las gradas

Al contrario de la Eurocopa 2008, la Copa América 2007 y el Mundial de Alemania 2006, este torneo se caracterizó durante la primera ronda por sus numerosos asientos vacíos en la mayoría de los encuentros.

Más vergonzoso aún para la FIFA es que la mayoría de los puestos vacíos son los reservados para empresas y patrocinantes. Como por ejemplo se vio en los encuentros entre Argentina vs Nigeria y Argentina vs Corea del Sur.

Pese a que el organismo informó que se vendieron todas las entradas, hubo muchos partidos en donde estuvo BBC Mundo que la asistencia sólo llegó a la mitad del aforo, o en dos tercios de la capacidad en el mejor de los casos. La excepción era cuando jugaba el anfitrión. Si bien es cierto que la venta no justifica la asistencia, muchos se sorprendieron por la enorme cantidad de sillas vacías en los estadios.

A mediados de la primera ronda la FIFA anunció que investigaría el hecho y posteriormente a finales de junio puso a la venta al público los billetes que correspondían a paquetes empresariales.

El resultado es que en la segunda ronda en adelante los estadios mostraron una mayor asistencia, con la excepción de Uruguay vs. Corea del Sur, y Paraguay vs Japón, que estuvieron por debajo de la capacidad.

El terreno de juego

La importancia del Mundial está en el interés que genera en todo el planeta. Por ejemplo, para la semifinal entre Holanda y Uruguay hubo 55 millones de europeos pegados el televisor siguiendo las incidencias, sin contar los que lo vieron en espacios públicos.

Garantizar la calidad del torneo en última instancia no sólo recae sobre el organizador, sino en su supervisor, la FIFA. Es por eso que ambos son responsables del estado de las canchas de varios estadios. Algo que se había advertido en la Copa de Confederaciones de 2009 en el mismo país.

Se estima que unas 3.000 personas estuvieron dedicadas al mantenimiento de las canchas. Pero varios equipos no pudieron entrenar -como es habitual- el día antes del partido en el estadio del encuentro, porque estaba cerrado por mantenimiento.

Para la final "tuvimos que cancelar varios entrenamientos para garantizar que el campo de Soccer City esté en perfectas condiciones el día de la final", informó el portavoz de la FIFA, Nicolás Maingot.

Ninguno de los equipos participantes llegó a emitir una queja formal, pero si evitó que varios hicieran el ritual de reconocer el campo de juego.

En los estadios de Ciudad del Cabo y Port Elizabeth hubo problemas por fuertes lluvias, mientras que en los de Johannesburgo los inconvenientes se produjeron por las bajas temperaturas.

Pero el problema principal del engramado es que no contó con suficiente luz para que la hierba pudiese crecer con normalidad, para lo que se tuvieron que emplear luces artificiales.

Las minifaldas

La máxima autoridad del fútbol no ganó muchas amistades con el llamado "escándalo de las minifaldas".

En el encuentro entre Holanda y Japón, un grupo de 32 holandesas, con vestidos naranja ajustados, fueron detenidas por la policía dentro del estadio; dos de ellas incluso fueron llevadas a juicio.

¿El motivo? La FIFA las acusó de promover una cerveza no patrocinante dentro del campo de juego, con lo que habrían violado una ley de protección a la propiedad intelectual. Las chicas no portaban ningún cartel anunciando la marca de la cerveza (Heineken en este caso) y a primera vista no se percibió ningún logo o emblema en la ropa.

Uno de los requisitos que le exigió el organismo al comité organizador sudafricano fue la promulgación de una normativa para proteger a los patrocinantes del Mundial. Y cualquier transgresión de ello sería castigado con severidad.

Esta política generó resquemor en la prensa en Sudáfrica, ya que varios columnistas acusaban a las autoridades del país de haber "vendido su soberanía" a la FIFA. El "escándalo de las minifaldas" sirvió para exacerbar la polémica.

¿Y qué sucedió con las holandesas? Al final la cervecera y la FIFA llegaron a un acuerdo amistoso -cuyos detalles, se anunció, serían secretos-, con lo que se le levantaron los cargos y fueron puestas en libertad.

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