"La educación es el mayor desafío de América Latina"
Elena Hidalgo, El País
"Entre 2003 y 2008, Latinoamérica ha vivido los mejores años desde que Colón llegó a las Antillas", señaló el pasado lunes el ex presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. El ex mandatario, que gobernó en dos ocasiones (entre 1985-1990 y entre 1995-2000), comenzó así su análisis sobre la buena salud de la economía en América Latina. Para Sanguinetti, esa bonanza se basa en el surgimiento de China como mercado demandante y también en la productividad norteamericana, centrada en la innovación tecnológica.
La consecuencia de una etapa próspera es que se refuerza la democracia, y también la economía de mercado, afirmó. "El socialismo del siglo XXI es solo un rótulo", declaró, y puso a China como ejemplo para ilustrar que "la estabilidad política, la seguridad jurídica y la previsibilidad económica" son los tres factores que atraen la inversión.
Siguiendo su estela, está América Latina. Aunque no todos los países hayan sabido aprovechar la ocasión. El político citó a Venezuela, donde la prosperidad económica no se tradujo en mayores inversiones en educación y verdadero desarrollo. Sanguinetti también recurrió a Venezuela como ejemplo de uno de los puntos frágiles de las democracias de la región: el populismo. "Surge en una democracia donde la asamblea en la calle sustituye al parlamento", explicó y subrayó la represión informativa que se oculta bajo la fachada de democracia en el país que preside Hugo Chávez.
Los otros males que, según el ex mandatario, aquejan a las democracias latinoamericanas, son la "tentación reeleccionista" de los líderes, como en el caso de Colombia, donde el poder judicial puso freno a las aspiraciones de Álvaro Uribe, y la fragmentación de la sociedad. Sanguinetti aludió al narcotráfico en México y apoyó a Calderón: "El presidente emprendió la batalla contra el narco y hoy México vive lo que Colombia hace 20 años. Pero había que hacerlo. Va a ser una guerra penosa, pero no se podía seguir barriendo debajo de la alfombra".
El ex mandatario situó el mayor desafío de América Latina en la educación y criticó las universidades en las que imperan "las utopías regresivas", contrarias a la economía de mercado y a la globalización. "No están a la altura de los tiempos".
Sanguinetti concluyó su repaso a los problemas de la región con una crítica a organizaciones como Mercosur (Mercado Común del Sur) y Unasur (Unión de Naciones Suramericanas). La primera por estar "estancada" y la segunda por ser una versión excluyente de América Latina. "Yo no me siento sudamericano. ¿Qué me separa de un mexicano?", se preguntó.
"Entre 2003 y 2008, Latinoamérica ha vivido los mejores años desde que Colón llegó a las Antillas", señaló el pasado lunes el ex presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. El ex mandatario, que gobernó en dos ocasiones (entre 1985-1990 y entre 1995-2000), comenzó así su análisis sobre la buena salud de la economía en América Latina. Para Sanguinetti, esa bonanza se basa en el surgimiento de China como mercado demandante y también en la productividad norteamericana, centrada en la innovación tecnológica.
La consecuencia de una etapa próspera es que se refuerza la democracia, y también la economía de mercado, afirmó. "El socialismo del siglo XXI es solo un rótulo", declaró, y puso a China como ejemplo para ilustrar que "la estabilidad política, la seguridad jurídica y la previsibilidad económica" son los tres factores que atraen la inversión.
Siguiendo su estela, está América Latina. Aunque no todos los países hayan sabido aprovechar la ocasión. El político citó a Venezuela, donde la prosperidad económica no se tradujo en mayores inversiones en educación y verdadero desarrollo. Sanguinetti también recurrió a Venezuela como ejemplo de uno de los puntos frágiles de las democracias de la región: el populismo. "Surge en una democracia donde la asamblea en la calle sustituye al parlamento", explicó y subrayó la represión informativa que se oculta bajo la fachada de democracia en el país que preside Hugo Chávez.
Los otros males que, según el ex mandatario, aquejan a las democracias latinoamericanas, son la "tentación reeleccionista" de los líderes, como en el caso de Colombia, donde el poder judicial puso freno a las aspiraciones de Álvaro Uribe, y la fragmentación de la sociedad. Sanguinetti aludió al narcotráfico en México y apoyó a Calderón: "El presidente emprendió la batalla contra el narco y hoy México vive lo que Colombia hace 20 años. Pero había que hacerlo. Va a ser una guerra penosa, pero no se podía seguir barriendo debajo de la alfombra".
El ex mandatario situó el mayor desafío de América Latina en la educación y criticó las universidades en las que imperan "las utopías regresivas", contrarias a la economía de mercado y a la globalización. "No están a la altura de los tiempos".
Sanguinetti concluyó su repaso a los problemas de la región con una crítica a organizaciones como Mercosur (Mercado Común del Sur) y Unasur (Unión de Naciones Suramericanas). La primera por estar "estancada" y la segunda por ser una versión excluyente de América Latina. "Yo no me siento sudamericano. ¿Qué me separa de un mexicano?", se preguntó.