Howard Webb: "Cuando me equivoco es horrible, no puedo dormir por las noches"
Howard Webb, el colegiado inglés que arbitró la final de la Liga de Campeones este mismo año, afrontará el domingo el partido más importante de su carrera: la final del Mundial , que disputarán España y Holanda en Johannesburgo. Webb reza para que su nombre pase desapercibido y no haya polémicas arbitrales: "Yo espero que no haya jugadas o decisiones polémicas durante el partido. Cuando me equivoco es horrible, después no puedo dormir en varias noches y me pregunto: ¿Por qué he visto las cosas de esta manera? Pero a veces hay que tomar decisiones importantes en muy poco tiempo y es un error no tomar decisiones que crees que están bien por el hecho de que esa decisión vaya a ser polémica", dice en una entrevista en 'France Football'.
Es el mismo árbitro que dirigió a España en su debut en el Mundial, ante Suiza, y fue muy criticado sobre todo por no señalar dos claros penaltis a favor de España cometidos sobre Silva y Villa. Esta vez espera no influir en el juego: "Me encantaría que el juego fuera 100 por cien para los jugadores, y que yo no influyera nada. que sólo se hablara de los jugadores y nada de mí".
Webb, de 38 años, asegura estar físicamente preparado para un partido de la importancia de una final mundialista aunque reconoce que no tiene la velocidad de un chaval de 21 años. Y dice estar ya acostumbrado al hándicap de las vuvucelas: "La verdad es que en el campo es difícil comunicarse, pero ya estamos acostumbrados, porque en los entrenamientos, la FIFA nos ponía por megáfono un sonido similar para adaptarnos".
Es el mismo árbitro que dirigió a España en su debut en el Mundial, ante Suiza, y fue muy criticado sobre todo por no señalar dos claros penaltis a favor de España cometidos sobre Silva y Villa. Esta vez espera no influir en el juego: "Me encantaría que el juego fuera 100 por cien para los jugadores, y que yo no influyera nada. que sólo se hablara de los jugadores y nada de mí".
Webb, de 38 años, asegura estar físicamente preparado para un partido de la importancia de una final mundialista aunque reconoce que no tiene la velocidad de un chaval de 21 años. Y dice estar ya acostumbrado al hándicap de las vuvucelas: "La verdad es que en el campo es difícil comunicarse, pero ya estamos acostumbrados, porque en los entrenamientos, la FIFA nos ponía por megáfono un sonido similar para adaptarnos".