El Presidente de la FBF llama a un desprendimiento y unidad en su mensaje
Tarija, Erbol
El presidente reelecto de la Federación entregó a los medios su mensaje al final del Congreso en el que señala que el diálogo y la apertura a los desafíos del momento deben impulsar a todos los dirigentes a buscar un cambio de actitud. El texto de su mensaje es el sieguiente:
Estimados amigos del fútbol, dirigentes de asociaciones y del balompié nacional que consagran sus días a este noble quehacer que ayuda en la formación integral de nuestros jóvenes y niños.
Queridos amigos de la prensa que nos ayudan para llegar con nuestro mensaje a los ciudadanos de nuestro país.
Hoy hemos dado en conjunto un paso más hacia delante. Las circunstancias nos han permitido reflexionar sobre nuestra tarea, nuestra conducta y nuestros objetivos. Es que el hombre de hoy no está solo, sino es él y sus circunstancias.
La misma preocupación de buscar nuestros horizontes lo tiene el fútbol peruano que hace 28 años no puede ir a un Mundial o Colombia que busca volver a esta cita ecuménica porque 16 años suenan a eternidad.
El fútbol boliviano tiene varias enfermedades, algunas crónicas y otras recientes. Esta constatación nos obliga a impulsar tareas inmediatas y cirugías más profundas para fortalecerlo internamente, para robustecerlos y darle capacidad de competir en igualdad de condiciones que el resto.
En las aulas de colegio me enseñaron que el desprendimiento no es una pérdida sino una forma de entregar a la comunidad un bien, porque la ganancia colectiva excede al bien personal, y es que debemos reconocer que todo hombre lleva por dentro un egoísmo en mayor o menor grado.
Al dejar de lado la posibilidad de buscar una reelección en este momento, para permitir un proceso de recomposición de nuestro fútbol, siento que este hecho de desprendimiento no me empobrece, sino por el contrario me enriquece.
Estos gestos de dejar las posturas personales me permiten mirar cara a cara al otro, escuchar sus experiencias, recibir sus sugerencias y caminar juntos en un propósito que la sociedad nos exige, porque el fútbol es así, es propositivo.
Los medios de comunicación nos han mostrado hoy que el fútbol no es un acontecer que se programa entre cuatro paredes, es un quehacer de toda la comunidad boliviana, porque el hincha y el ciudadano de a pie quiere participar con su sugerencia, con su bronca o con su propuesta y sería necio prescindir de esta variable.
En 1977, los dirigentes de entonces decidieron llevar a nuestro enfermo a una cirugía, porque los clubes grandes sentían un empobrecimiento gradual, los torneos eran poco competitivos, los estadios estaban vacíos y para colmo de males llegaron los malos resultados de Cali con palizas a nuestra Selección.
Hoy, con otras variables, pero con problemas que afectan a la salud de nuestro fútbol, es nuestro deber asistir a este enfermo. Por eso hablamos de una recomposición de nuestro fútbol, de nuevas tareas y nuevos propósitos que respondan al boliviano común, que nos pide otros resultados, más alegrías y mayor consagración en nuestro trabajo.
El panorama social ha cambiado. Localidades que antes tenían 3.000 o 4.000 habitantes hoy se han convertido en poblaciones de 30, 40 y hasta 50 mil habitantes. Me pregunto por qué esas regiones como El Alto, El Chapare, el Chaco, para citar a algunas, no tienen una participación directa en los torneos de asociaciones, cuando no en el fútbol profesional.
No he nacido en La Paz, pero me he empeñado en la tarea de luchar para quitar ese famoso veto, con la pasión de cualquier paceño. No he nacido en esta churra Tarija, la tierra de los Abdul Aramayo, Fernando Salinas, Mario Mena y Abdón Reyes, pero siento que cuando se reúne el fútbol cualquier lugar de este país es su capital. El fútbol me ha enseñado a querer cada región de este país y buscar que cada niño sea un potencial jugador de nuestra Selección.
Siento que el fútbol es una pasión que llega a nuestras autoridades y gobernantes a quienes les pido nos colaboren en el proceso, porque desde esta disciplina favorecemos a la construcción del nuevo ser boliviano, somos parte de la tarea de la autoestima, somos integrantes de esta comunidad que merece mejores días.
Un dirigente debe ser un apasionado, un dirigente del fútbol es un comprometido con su sociedad, un dirigente es un mentor social. Debemos llegar a nuestra sociedad con palabras y hechos. Nuestra tarea empezó hace bastante tiempo. Recibimos un jalón de orejas de nuestra sociedad, es nuestro deber poner atención a esta interrogante social.
A ustedes, amigos del fútbol les pido me acompañen a en esta noble tarea de la unidad y buscar las soluciones, en lo posible en el consenso. Gracias.
Carlos Chávez Landívar
El presidente reelecto de la Federación entregó a los medios su mensaje al final del Congreso en el que señala que el diálogo y la apertura a los desafíos del momento deben impulsar a todos los dirigentes a buscar un cambio de actitud. El texto de su mensaje es el sieguiente:
Estimados amigos del fútbol, dirigentes de asociaciones y del balompié nacional que consagran sus días a este noble quehacer que ayuda en la formación integral de nuestros jóvenes y niños.
Queridos amigos de la prensa que nos ayudan para llegar con nuestro mensaje a los ciudadanos de nuestro país.
Hoy hemos dado en conjunto un paso más hacia delante. Las circunstancias nos han permitido reflexionar sobre nuestra tarea, nuestra conducta y nuestros objetivos. Es que el hombre de hoy no está solo, sino es él y sus circunstancias.
La misma preocupación de buscar nuestros horizontes lo tiene el fútbol peruano que hace 28 años no puede ir a un Mundial o Colombia que busca volver a esta cita ecuménica porque 16 años suenan a eternidad.
El fútbol boliviano tiene varias enfermedades, algunas crónicas y otras recientes. Esta constatación nos obliga a impulsar tareas inmediatas y cirugías más profundas para fortalecerlo internamente, para robustecerlos y darle capacidad de competir en igualdad de condiciones que el resto.
En las aulas de colegio me enseñaron que el desprendimiento no es una pérdida sino una forma de entregar a la comunidad un bien, porque la ganancia colectiva excede al bien personal, y es que debemos reconocer que todo hombre lleva por dentro un egoísmo en mayor o menor grado.
Al dejar de lado la posibilidad de buscar una reelección en este momento, para permitir un proceso de recomposición de nuestro fútbol, siento que este hecho de desprendimiento no me empobrece, sino por el contrario me enriquece.
Estos gestos de dejar las posturas personales me permiten mirar cara a cara al otro, escuchar sus experiencias, recibir sus sugerencias y caminar juntos en un propósito que la sociedad nos exige, porque el fútbol es así, es propositivo.
Los medios de comunicación nos han mostrado hoy que el fútbol no es un acontecer que se programa entre cuatro paredes, es un quehacer de toda la comunidad boliviana, porque el hincha y el ciudadano de a pie quiere participar con su sugerencia, con su bronca o con su propuesta y sería necio prescindir de esta variable.
En 1977, los dirigentes de entonces decidieron llevar a nuestro enfermo a una cirugía, porque los clubes grandes sentían un empobrecimiento gradual, los torneos eran poco competitivos, los estadios estaban vacíos y para colmo de males llegaron los malos resultados de Cali con palizas a nuestra Selección.
Hoy, con otras variables, pero con problemas que afectan a la salud de nuestro fútbol, es nuestro deber asistir a este enfermo. Por eso hablamos de una recomposición de nuestro fútbol, de nuevas tareas y nuevos propósitos que respondan al boliviano común, que nos pide otros resultados, más alegrías y mayor consagración en nuestro trabajo.
El panorama social ha cambiado. Localidades que antes tenían 3.000 o 4.000 habitantes hoy se han convertido en poblaciones de 30, 40 y hasta 50 mil habitantes. Me pregunto por qué esas regiones como El Alto, El Chapare, el Chaco, para citar a algunas, no tienen una participación directa en los torneos de asociaciones, cuando no en el fútbol profesional.
No he nacido en La Paz, pero me he empeñado en la tarea de luchar para quitar ese famoso veto, con la pasión de cualquier paceño. No he nacido en esta churra Tarija, la tierra de los Abdul Aramayo, Fernando Salinas, Mario Mena y Abdón Reyes, pero siento que cuando se reúne el fútbol cualquier lugar de este país es su capital. El fútbol me ha enseñado a querer cada región de este país y buscar que cada niño sea un potencial jugador de nuestra Selección.
Siento que el fútbol es una pasión que llega a nuestras autoridades y gobernantes a quienes les pido nos colaboren en el proceso, porque desde esta disciplina favorecemos a la construcción del nuevo ser boliviano, somos parte de la tarea de la autoestima, somos integrantes de esta comunidad que merece mejores días.
Un dirigente debe ser un apasionado, un dirigente del fútbol es un comprometido con su sociedad, un dirigente es un mentor social. Debemos llegar a nuestra sociedad con palabras y hechos. Nuestra tarea empezó hace bastante tiempo. Recibimos un jalón de orejas de nuestra sociedad, es nuestro deber poner atención a esta interrogante social.
A ustedes, amigos del fútbol les pido me acompañen a en esta noble tarea de la unidad y buscar las soluciones, en lo posible en el consenso. Gracias.
Carlos Chávez Landívar