El Pentágono pone a Wikileaks en el punto de mira de la investigación sobre los
Washinton, El País
El Pentágono ha advertido, por medio de sus principales responsables, que la investigación abierta sobre la aparición de los papeles de Afganistán será profunda y hasta las últimas consecuencias. Se tratará de evitar, ha advertido el secretario de Defensa, Robert Gates, nuevas filtraciones como la de la página de Internet Wikileaks que comprometen seriamente la seguridad de Estados Unidos y de sus aliados.
Wikileaks y la persona de la que se sospecha que le entregó los 92.000 folios de secretos desvelados, el soldado especialista del servicio de inteligencia Bradley Manning, son actualmente el objetivo principal de esa investigación. El diario The Wall Street Journal afirma que los investigadores ya disponen de pruebas que relacionan a Manning con los papeles de Afganistán, pero el Pentágono, oficialmente, sólo alude al soldado como "persona de interés" en este caso.
Manning, mientras tanto, fue ya trasladado el jueves desde Kuwait a la base de marines en Quantico (Virginia), donde se celebrará el juicio militar por su responsabilidad en otra famosa filtración, la del video del ataque de un helicóptero en Irak en 2007 en el que murieron varios civiles inocentes, incluidos dos periodistas de la agencia Reuters. Ese vídeo fue también publicado en Wikileaks, una marca que se ha situado en la diana del odio de los militares norteamericanos.
"El señor Assange (Julian Assange, el director de Wikileaks) puede decir lo que quiera sobre las grandes cosas que cree que él y su fuente están haciendo, pero la verdad es que ambos podrían ya tener en sus manos la sangre de algún joven soldado o de una familia afgana", declaró el jueves el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, almirante Mike Mullen.
Tal como ha explicado Gates, aunque los papeles dados a conocer esta semana son una mera "colección de impresiones personales, todas antiguas" que no tiene efecto político o militar sobre el curso de la guerra, sí constituyen una amenaza para la seguridad personal de algunos informantes y agentes secretos. "Fuentes de inteligencia, métodos y tácticas militares, técnicas y procedimientos de información son puestos de esta manera bajo conocimiento de nuestros adversarios", afirmó el secretario de Defensa.
Gates sostiene que lo que más puede verse afectado por la operación de Wikileaks es la comunicación entre los cuarteles generales y las tropas en el frente de batalla, precisamente la que más se necesita para cuidar la vida de los soldados. Esa comunicación, según el secretario, está menos protegida por las reglas de seguridad que afectan a otras informaciones reservadas porque, por razones obvias, se prioriza la rapidez a la seguridad.
Ese canal de comunicación es, por tanto, también el más vulnerable. Es más fácil, por ejemplo, acceder a un mensaje del mando de una unidad con sus superiores en Kabul que a una comunicación secreta entre dos jefes en la sede del Pentágono en Arlington. Y ese canal de comunicación, que es vital para la protección de las tropas, es el que más puede verse afectado por la filtración de Wikileaks. "Será muy difícil a partir de ahora establecer el equilibrio correcto entre la seguridad y la necesidad de proporcionar a nuestros soldados en el frente la información que necesitan", dijo Gates.
Por esas razones, el Pentágono quiere esta vez corregir el problema y, de paso, acabar con Wikileaks y con sus potenciales informantes.
El Pentágono ha advertido, por medio de sus principales responsables, que la investigación abierta sobre la aparición de los papeles de Afganistán será profunda y hasta las últimas consecuencias. Se tratará de evitar, ha advertido el secretario de Defensa, Robert Gates, nuevas filtraciones como la de la página de Internet Wikileaks que comprometen seriamente la seguridad de Estados Unidos y de sus aliados.
Wikileaks y la persona de la que se sospecha que le entregó los 92.000 folios de secretos desvelados, el soldado especialista del servicio de inteligencia Bradley Manning, son actualmente el objetivo principal de esa investigación. El diario The Wall Street Journal afirma que los investigadores ya disponen de pruebas que relacionan a Manning con los papeles de Afganistán, pero el Pentágono, oficialmente, sólo alude al soldado como "persona de interés" en este caso.
Manning, mientras tanto, fue ya trasladado el jueves desde Kuwait a la base de marines en Quantico (Virginia), donde se celebrará el juicio militar por su responsabilidad en otra famosa filtración, la del video del ataque de un helicóptero en Irak en 2007 en el que murieron varios civiles inocentes, incluidos dos periodistas de la agencia Reuters. Ese vídeo fue también publicado en Wikileaks, una marca que se ha situado en la diana del odio de los militares norteamericanos.
"El señor Assange (Julian Assange, el director de Wikileaks) puede decir lo que quiera sobre las grandes cosas que cree que él y su fuente están haciendo, pero la verdad es que ambos podrían ya tener en sus manos la sangre de algún joven soldado o de una familia afgana", declaró el jueves el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, almirante Mike Mullen.
Tal como ha explicado Gates, aunque los papeles dados a conocer esta semana son una mera "colección de impresiones personales, todas antiguas" que no tiene efecto político o militar sobre el curso de la guerra, sí constituyen una amenaza para la seguridad personal de algunos informantes y agentes secretos. "Fuentes de inteligencia, métodos y tácticas militares, técnicas y procedimientos de información son puestos de esta manera bajo conocimiento de nuestros adversarios", afirmó el secretario de Defensa.
Gates sostiene que lo que más puede verse afectado por la operación de Wikileaks es la comunicación entre los cuarteles generales y las tropas en el frente de batalla, precisamente la que más se necesita para cuidar la vida de los soldados. Esa comunicación, según el secretario, está menos protegida por las reglas de seguridad que afectan a otras informaciones reservadas porque, por razones obvias, se prioriza la rapidez a la seguridad.
Ese canal de comunicación es, por tanto, también el más vulnerable. Es más fácil, por ejemplo, acceder a un mensaje del mando de una unidad con sus superiores en Kabul que a una comunicación secreta entre dos jefes en la sede del Pentágono en Arlington. Y ese canal de comunicación, que es vital para la protección de las tropas, es el que más puede verse afectado por la filtración de Wikileaks. "Será muy difícil a partir de ahora establecer el equilibrio correcto entre la seguridad y la necesidad de proporcionar a nuestros soldados en el frente la información que necesitan", dijo Gates.
Por esas razones, el Pentágono quiere esta vez corregir el problema y, de paso, acabar con Wikileaks y con sus potenciales informantes.