El enemigo en casa
Andrés Braun, Tokio, El País
"Tengo a la oposición en casa", ha confesado entre risotadas el primer ministro nipón, Naoto Kan, en referencia al libro escrito por su mujer. Bajo un título que podría traducirse como ¿Qué diablos va a cambiar en Japón ahora que tú eres primer ministro?, la primera dama cuestiona la capacidad de su marido, con el que lleva 40 años casada, para liderar con solvencia la segunda potencia económica del mundo.
"Me cuestiono si es bueno que este hombre sea primer ministro porque lo conozco bien", escribe Nobuko Kan, de 64 años, que envió el tomo a la imprenta antes de las elecciones a la Cámara alta del pasado día 11, donde el partido de su esposo sufrió un duro revés.
La señora Kan no se corta al enumerar los supuestos defectos del jefe de Gobierno nipón, del que dice que carece del perfil de estadista necesario para liderar Japón y que es uno de los "pesos ligeros" que hoy abundan en la política japonesa.
La señora Kan sí cree que la oratoria de su marido es buena; siempre que no tenga que leer algo escrito de antemano, algo que recalca criticando su discurso de investidura del pasado 8 de junio.
También afirma que el primer ministro carece de gusto al vestir, una crítica difícil de contrastar puesto que rara vez se ve a un político despojado de la "nueva armadura samurái" de la clase dirigente nipona el traje negro, la camisa blanca y la corbata anodina.
Como muchos japoneses de su edad, acostumbrados a no mover un dedo en el hogar, Naoto Kan, de 63 años, no sabe cocinar ni el plato más simple, dice su mujer, debido a que ella misma y su madre lo han "malcriado durante años".
Japón está acostumbrado a las excentricidades de sus primeras damas, sobre todo después de que la admirada Miyuki Hatoyama, casada con el ex primer ministro Yukio Hatoyama, publicara un libro en el que asegura que su alma viajó a bordo de un ovni triangular a Venus, "un lugar verde y hermoso", y que había conocido a Tom Cruise en una vida anterior en la que el actor "era japonés". En el país gusta que las primeras damas sean contestatarias, tengan carácter y manden en casa, ya que el hogar sigue siendo, para desgracia de muchas japonesas, el único coto de poder femenino.
Por eso las japonesas parecen encantadas de que Nobuko Kan, que debe adoptar en actos protocolarios el papel sumiso y rancio reservado a la mujer japonesa -en la reunión del G-20 en Toronto se la vio caminar tres o cuatro metros por detrás del primer ministro, como aún hacen algunas parejas niponas por la calle-, diga lo que piensa sin cohibirse lo más mínimo. Muchas mujeres están comprando el libro y la editorial Gentosha ya prepara una segunda edición, puesto que la primera va camino de agotarse.
Lo peor de todo es que Nobuko Kan podría tener razón. Además del batacazo electoral sufrido en las elecciones a la Cámara alta, el primer ministro está acumulando cada vez más críticas en su otra casa, el Partido Demócrata de Japón (PDJ). Algo que resulta nefasto, teniendo en cuenta que en septiembre Kan debe salir elegido presidente de su formación si quiere seguir siendo primer ministro.
"Tengo a la oposición en casa", ha confesado entre risotadas el primer ministro nipón, Naoto Kan, en referencia al libro escrito por su mujer. Bajo un título que podría traducirse como ¿Qué diablos va a cambiar en Japón ahora que tú eres primer ministro?, la primera dama cuestiona la capacidad de su marido, con el que lleva 40 años casada, para liderar con solvencia la segunda potencia económica del mundo.
"Me cuestiono si es bueno que este hombre sea primer ministro porque lo conozco bien", escribe Nobuko Kan, de 64 años, que envió el tomo a la imprenta antes de las elecciones a la Cámara alta del pasado día 11, donde el partido de su esposo sufrió un duro revés.
La señora Kan no se corta al enumerar los supuestos defectos del jefe de Gobierno nipón, del que dice que carece del perfil de estadista necesario para liderar Japón y que es uno de los "pesos ligeros" que hoy abundan en la política japonesa.
La señora Kan sí cree que la oratoria de su marido es buena; siempre que no tenga que leer algo escrito de antemano, algo que recalca criticando su discurso de investidura del pasado 8 de junio.
También afirma que el primer ministro carece de gusto al vestir, una crítica difícil de contrastar puesto que rara vez se ve a un político despojado de la "nueva armadura samurái" de la clase dirigente nipona el traje negro, la camisa blanca y la corbata anodina.
Como muchos japoneses de su edad, acostumbrados a no mover un dedo en el hogar, Naoto Kan, de 63 años, no sabe cocinar ni el plato más simple, dice su mujer, debido a que ella misma y su madre lo han "malcriado durante años".
Japón está acostumbrado a las excentricidades de sus primeras damas, sobre todo después de que la admirada Miyuki Hatoyama, casada con el ex primer ministro Yukio Hatoyama, publicara un libro en el que asegura que su alma viajó a bordo de un ovni triangular a Venus, "un lugar verde y hermoso", y que había conocido a Tom Cruise en una vida anterior en la que el actor "era japonés". En el país gusta que las primeras damas sean contestatarias, tengan carácter y manden en casa, ya que el hogar sigue siendo, para desgracia de muchas japonesas, el único coto de poder femenino.
Por eso las japonesas parecen encantadas de que Nobuko Kan, que debe adoptar en actos protocolarios el papel sumiso y rancio reservado a la mujer japonesa -en la reunión del G-20 en Toronto se la vio caminar tres o cuatro metros por detrás del primer ministro, como aún hacen algunas parejas niponas por la calle-, diga lo que piensa sin cohibirse lo más mínimo. Muchas mujeres están comprando el libro y la editorial Gentosha ya prepara una segunda edición, puesto que la primera va camino de agotarse.
Lo peor de todo es que Nobuko Kan podría tener razón. Además del batacazo electoral sufrido en las elecciones a la Cámara alta, el primer ministro está acumulando cada vez más críticas en su otra casa, el Partido Demócrata de Japón (PDJ). Algo que resulta nefasto, teniendo en cuenta que en septiembre Kan debe salir elegido presidente de su formación si quiere seguir siendo primer ministro.