China en alerta un año después de choques étnicos
Redacción
BBC Mundo
Las autoridades chinas reforzaron la seguridad en la ciudad de Urumqi donde el lunes se cumple un año del peor estallido de violencia étnica que vivió el país asiático en las últimas décadas.
Cuadrillas de policía patrullan las calles de la ciudad, en la región occidental de Xinjiang, donde se enfrentaron los miembros de la mayoría china han y los de la minoría uigur, predominantemente musulmana.
Al menos 200 personas murieron y más de 1.700 resultaron heridas en unos disturbios que se prolongaron durante varios días.
En los últimos días la policía china realizó ejercicios antidisturbios y se instalaron 40.000 cámaras de seguridad en Urumqi, una ciudad con casi dos millones de habitantes.
Una página web estatal informó que no se había concedido permisos de vacaciones a los policías de Urumqi entre el 20 de junio y el 20 de julio.
El dueño de un restaurante, que se identificó solo por el nombre de Abdullah, dijo a la agencia France Presse que la policía le había requisado todos los cuchillos de gran tamaño de su local y le había recomendado no salir a la calle.
"Discriminación"
Al menos 200 personas murieron y más de 1.700 resultaron heridas en los disturbios.
China considera el aniversario un asunto profundamente sensible, lo que explica la fuerte presencia policial, informó desde Londres el periodista de la BBC Simon Ponsford.
"Muchos uigures denuncian la discriminación y represión por parte de las autoridades. China asegura que da un trato igual a todos los grupos étnicos y que se han invertido miles de millones de dólares en la modernización de la región, que tiene unas vastas reservas de petróleo y gas", señaló Ponsford.
Con ocasión del aniversario, una portavoz de Amnistía Internacional, Catherine Baber, exigió al gobierno chino la investigación de los abusos denunciados durante mucho tiempo por los uigures y que contribuyeron a los enfrentamientos.
Los uigures se han quejado durante años de que son discriminados en el acceso al empleo, la obtención de crédito y la solicitud de pasaportes. Además señalan que el gobierno central promueve la inmigración de miembros de la mayoría han.
BBC Mundo
Las autoridades chinas reforzaron la seguridad en la ciudad de Urumqi donde el lunes se cumple un año del peor estallido de violencia étnica que vivió el país asiático en las últimas décadas.
Cuadrillas de policía patrullan las calles de la ciudad, en la región occidental de Xinjiang, donde se enfrentaron los miembros de la mayoría china han y los de la minoría uigur, predominantemente musulmana.
Al menos 200 personas murieron y más de 1.700 resultaron heridas en unos disturbios que se prolongaron durante varios días.
En los últimos días la policía china realizó ejercicios antidisturbios y se instalaron 40.000 cámaras de seguridad en Urumqi, una ciudad con casi dos millones de habitantes.
Una página web estatal informó que no se había concedido permisos de vacaciones a los policías de Urumqi entre el 20 de junio y el 20 de julio.
El dueño de un restaurante, que se identificó solo por el nombre de Abdullah, dijo a la agencia France Presse que la policía le había requisado todos los cuchillos de gran tamaño de su local y le había recomendado no salir a la calle.
"Discriminación"
Al menos 200 personas murieron y más de 1.700 resultaron heridas en los disturbios.
China considera el aniversario un asunto profundamente sensible, lo que explica la fuerte presencia policial, informó desde Londres el periodista de la BBC Simon Ponsford.
"Muchos uigures denuncian la discriminación y represión por parte de las autoridades. China asegura que da un trato igual a todos los grupos étnicos y que se han invertido miles de millones de dólares en la modernización de la región, que tiene unas vastas reservas de petróleo y gas", señaló Ponsford.
Con ocasión del aniversario, una portavoz de Amnistía Internacional, Catherine Baber, exigió al gobierno chino la investigación de los abusos denunciados durante mucho tiempo por los uigures y que contribuyeron a los enfrentamientos.
Los uigures se han quejado durante años de que son discriminados en el acceso al empleo, la obtención de crédito y la solicitud de pasaportes. Además señalan que el gobierno central promueve la inmigración de miembros de la mayoría han.