Brasil nos dio una gran decepción

Juni Calafat
Brasil dominó el encuentro durante 60 minutos. Fue superior a Holanda en todas las facetas del juego e incluso tuvo momentos de brillantez, principalmente con Robinho. La vigilancia sobre Sneijder y Robben estaba siendo soberbia y provocaba que perdieran muchos balones. Todo Brasil se veía en semifinales, ya que el partido estaba muy controlado.

La jugada determinante del partido fue el autogol de Melo. El primer error de Julio César en el Mundial fue un golpe muy duro para el equipo. La seleçao perdió el control del juego y los nervios y precipitación de los jugadores fueron un regalo que los holandeses no desaprovecharon. La expulsión de Felipe Melo por agresión a Robben hundió aún más a los brasileños. Una vez más perdió el control, pero en esta ocasión el daño fue irreparable.

Con un hombre menos, Brasil siguió luchando e incluso tuvo la oportunidad de igualar el marcador en una arrancada de Kaká por el costado izquierdo y en dos saques de esquina. Evidentemente los riesgos tomados hicieron que Holanda tuviera ocasiones para sentenciar y que Robben disfrutara del partido, para acabar de desquiciar a los brasileños, aguantando el balón. El error de Dunga no fue el planteamiento del partido contra Holanda y sí el hacer una lista de 23 jugadores completamente descompensada, con demasiados jugadores parecidos a él y sin alternativas en el banquillo para construir juego y llevar el peso del partido.

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