Argentina-Alemania, un partido explosivo
Por Franz Beckenbauer *
Espero que los octavos de final del Mundial hayan reconciliado a muchos críticos con el torneo. El nivel futbolístico y técnico empieza a aparecer.
Sorprendentemente, hubo muchos goles. El 4-1 de Alemania sobre Inglaterra, el 3-0 de Brasil sobre Chile, el 3-1 de los argentinos sobre México.
No los goles, pero el nivel todavía aumentará más en los próximos partidos. Porque ahora los favoritos se enfrentan entre sí.
Tomemos a los brasileños. Hasta ahora no se les exigió realmente ni siquiera por parte de Chile. Gracias a su estabilidad defensiva pueden permitirse jugar tranquilos y a la espera, para golpear en el momento justo.
Al hombre que les da finura, Kaká, se le nota obviamente su larga pausa por lesión, pero aun así puede ofrecer momentos y goles que deciden partidos. Por eso será difícil para cualquier rival.
Holanda intentará sondear en cuartos de final los límites de los brasileños. En lugar de morir envueltos en belleza, los holandeses también se mostraron hasta ahora –al contrario de lo que se esperaba– pragmáticos y efectivos, como en los octavos de final contra Eslovaquia.
Son el reto idóneo para los brasileños. Sobre todo porque Arjen Robben está poco a poco recuperando la forma. El solo puede decidir partidos, como demostró ante Eslovaquia. Sería emocionante ver cómo reacciona Brasil si el equipo se ve en desventaja y necesitado. Hasta ahora no les pasó. Contra Holanda podría ser posible.
Los cuartos de final ofrecen más clásicos. El Argentina-Alemania es explosivo porque hace cuatro años ya se dio el mismo duelo en cuartos de final y terminó con una victoria alemana en los penales.
Los argentinos de Maradona funcionan hasta ahora sin mácula. Tevez e Higuaín son goleadores confiables. Aunque Messi no haya hecho aún ningún tanto, lo veo mucho mejor que algunos críticos en Argentina.
Gracias a su magnífico dominio del balón existen los espacios para los demás.
Sin embargo, no veo que Argentina tenga ventaja. Es un duelo al 50 por ciento. Los alemanes juegan muy bien. Siempre en movimiento, solidarios, fuertes. Schweinsteiger, Özil y Müller son estrellas de este Mundial. La posesión del balón, el movimiento continuo, ése es el estilo que tiene el Bayern. Suerte que los alemanes tengamos ese bloque con Lahm, Schweinsteiger, Müller y Klose.
España es, con seguridad, favorita contra Paraguay. El campeón de Europa muestra buen fútbol de combinación, pero sufre con el hecho de que Fernando Torres no ofrezca tras su operación la misma garantía de gol que suele. Eso todavía puede llegar durante el torneo. Hasta ahora David Villa es quien está en la brecha.
Pese a Roque Santa Cruz o Lucas Barrios, Paraguay no mostró hasta ahora esa calidad ofensiva. La oportunidad de Paraguay pasa porque los españoles tengan un mal día. En el fútbol cuentan los goles, no el número de toques a la pelota. Eso es algo que España ya experimentó amargamente en el 1-0 con el que cayó ante Suiza.
Sin embargo, fue impresionante cómo los españoles no se dejaron poner nerviosos por el muro defensivo de Portugal. El gol de Villa fue su recompensa. Lo que me hizo preguntarme qué pasó con el portugués Cristiano Ronaldo.
Quizá la larga temporada en la Liga española de 20 equipos le requirió mucha energía. O la presión en el Real Madrid. En cualquier caso, no va a ser el Jugador del Año. Aunque mostrará su clase pronto bajo el mando de su nuevo entrenador, José Mourinho.
Tengo interés por ver a Ghana. Ante Alemania demostraron que saben competir, también tácticamente. Pero por muy bueno que sea Asamoah Gyan, su mejor goleador, Uruguay fue más convincente en la delantera. Con Suárez y Forlán tiene dos atacantes que muchas naciones deben envidiar. En ataque, Uruguay está claramente en ventaja.
Estoy aliviado de que además del nivel futbolístico, también hayan mejorado las actuaciones de los árbitros a lo largo del torneo, pese a dos grandes decisiones erróneas.
Incluso aunque fuera contra Alemania, me dio pena que el árbitro no reconociera a los ingleses el gol de Lampard. No había comparación con el famoso gol inglés de Wembley contra los alemanes en la final de 1966. Si el disparo de Hurst entró entonces todavía es algo que se discute hoy, incluso aunque las computadoras hayan demostrado que no fue gol. Que el lanzamiento de Lampard sobrepasó la línea fue mucho más claro.
El fuera de juego de Tevez en el 1-0 contra México también era comprobable a simple vista. Eso es algo que un árbitro o su asistente deben ver. Para eso no hacen falta medios de ayuda técnicos. Pero por supuesto me alegro de que el presidente de la FIFA, Sepp Blatter, haya puesto en marcha de nuevo la discusión sobre el chip en el balón y la prueba de video. Y a eso se añaden los tests con árbitros de área suplementarios. Lo que ayuda a la justicia también hace bien al fútbol, si no es muy complicado.
* DPA/Especial para Página/12.