América Latina crece mientras Europa se estanca

Marcelo Justo
BBC Mundo
Mientras los países desarrollados luchan con los monstruos gemelos de la austeridad fiscal y la falta de crecimiento económico, América Latina está experimentando un nuevo boom.
El viejo estereotipo del subcontinente sometido a caóticas devaluaciones, gigantescos déficit fiscales y rescates financieros de la mano de organismos multilaterales está dejando lugar al de una región que, según los recientes pronósticos del Fondo

Monetario Internacional (FMI), crecerá este año un 4,8%.
Asimismo, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) tiene previsto difundir este miércoles un informe en el que afirma que la recuperación de los países latinoamericanos tras la crisis financiera global se consolidará este año.
En la evaluación del FMI, Brasil marcha a la cabeza del crecimiento con una estimación del 7,1%, récord en 24 años y excelente noticia por el poder de tracción que tiene el gigante regional para otras economías sudamericanas.

La segunda economía latinoamericana, México, registró un fuerte repunte que le permitirá una expansión de un 4,5% en 2010, luego de la fuerte recesión del año pasado.
Un país que simbolizó el caos en otras épocas, como Perú, tuvo en abril un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 9,3% respecto al mismo mes el año pasado.
En comparación, muchos países de la Unión Europea enfrentan actualmente los viejos fantasmas latinoamericanos: profundos desequilibrios fiscales, paquetes de rescate y amenaza de caos monetario por la vulnerabilidad del euro.

La proyección de crecimiento para las economías europeas este año se sitúa en torno del 1%.

Nuevo mundo

El cobre en Chile permitió crear un fondo anticíclico para reactivar la economía.
¿A qué se debe este nuevo panorama?
En una economía mundial tan minuciosamente interconectada por la globalización productiva, comercial y financiera, el viento tiene que soplar a favor para que las cosas vayan bien.

En el caso de América Latina, el precio de las materias primas, impulsado por la demanda de China e India, ha contribuido a este desempeño global.
Según la CEPAL, China es el destino de un 13% de las exportaciones de Chile, un 11% de las de Perú y un 7% de las de Costa Rica; es el primer cliente de Brasil y uno de los principales de Argentina.

El organismo calcula que, de continuar esta tendencia, el gigante asiático podría convertirse en el segundo destino de exportación regional, pasando de un 7,6% a un 19,3% en 2020.
Con una población de 1.300 millones de personas y un crecimiento que ronda los dos dígitos, la voracidad china ha impulsado el alza de los precios internacionales de metales, productos energéticos y alimentos.

Este salto en los valores de los commodities ha permitido tener una situación más desahogada en dos capítulos de histórica vulnerabilidad regional: la balanza comercial y el déficit fiscal.
Chile es un ejemplo. El precio internacional del cobre fue fundamental para tener un fondo anticíclico de más de US$20.000 millones, que permitió activar un plan de estímulo que le permitió arrancar luego del terremoto de febrero.

Sobre auges y crisis

Crecimiento económico, pero no para todos: hay 80 millones de niños pobres en América Latina.
De la Colonia en adelante, la historia de América Latina está plagada de booms seguidos de crisis.

Según muchos economistas, esta vez la diferencia es que la región ha seguido una política fiscal prudente, acompañada de equilibrios presupuestarios en casi todos los países y alejada del despilfarro de otras épocas.
Chile no es la única nación que, de la mano de una política fiscal prudente, ha adoptado políticas anticíclicas (ahorrar en épocas de bonanza para invertir cuando llegan las vacas flacas).

Argentina, Brasil, Colombia, Mexico y Perú son algunos de los que pudieron invertir durante la recesión mundial para mantener a flote la actividad económica.
En 2009, el déficit fiscal promedio de 2009 aumentó del 0,6% al 2,9%, muy por debajo del de los países desarrollados durante el mismo período, lo que permite mantener la actual estrategia.

Interrogantes

El vicio histórico de América Latina ha sido una doble dependencia de sus materias primas y la demanda del mundo desarrollado para fundamentar su crecimiento.
A principios de 2008, esta doble dependencia parecía cosa del pasado. La incipiente crisis económica de los países desarrollados no parecía afectar el crecimiento económico de la región: la palabra de moda era "desacoplamiento".
El estallido de la crisis financiera en septiembre de ese año dejó en claro que, hoy en día, nadie está del todo desvinculado del resto.

Sin embargo, el hecho de que la región se recupere a pasos acelerados en momentos en que las economías desarrolladas luchan por volver al crecimiento, muestra que se puede hablar de un relativo "desacoplamiento", gracias a la presencia de China e India y la creciente diversificación de los mercados tradicionales de la región.
No es sólo el comercio con China. India ha firmado un Tratado Comercial Preferencial con el Mercosur (Mercado Común del Sur) y sus inversiones en la región se han multiplicado en los últimos años. A fines de la década de los años 90, Argentina exportaba a 132 países: hoy exporta a 158.

El comercio dentro de la región también ha aumentado, especialmente la exportación de productos con valor agregado.
Si en el terreno comercial el panorama es más alentador que en otras épocas, en el nivel social queda mucho por hacer.
Un informe recientemente difundido por la CEPAL y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) muestra que hay 80 millones de niños que viven en situación de pobreza, 17 millones de ellos en condiciones de pobreza extrema.

Para una población total regional que supera los 560 millones de personas, son cifras y porcentajes escalofriantes.

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