Santos y Mockus, ¿agua y aceite?
Hernando Salazar, BBC Mundo, Colombia
En la primera ronda, Santos se impuso por una diferencia de 25 puntos porcentuales sobre Mockus.
Colombia elegirá presidente este domingo entre un pragmático, que ha sido tres veces ministro y es apoyado por gran parte de los partidos políticos, y un idealista, que ha sido rector universitario y alcalde, y tiene el respaldo de grupos ciudadanos.
Juan Manuel Santos y Antanas Mockus son como el agua y el aceite cuando se trata de lo que representan y el estilo de hacer política. Sin embargo, ideológicamente son más parecidos de lo que muchos pensarían a primera vista.
Santos, de 58 años, y Mockus, de 57, aspiran a ganar el derecho de gobernar a Colombia en la segunda y última vuelta de las elecciones. Uno de los dos asumirá el poder el 7 de agosto.
El favorito para ganar es Santos, quien nunca ha sido elegido por voto popular para ningún cargo público, pero ha sido ministro en tres oportunidades. Hace 17 años fue Designado a la Presidencia, una figura similar al vicepresidente, que elegía el Congreso para sustituir al presidente en caso de ausencias, pero que casi nunca se usó en la historia del país.
Los más recientes trofeos en la vida pública de Santos son como ministro de Defensa de Álvaro Uribe: la muerte del guerrillero Raúl Reyes en Ecuador y el rescate de 15 rehenes que tenían las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) durante la Operación Jaque, a mediados de 2008.
Mockus ha sido rector de la Universidad Nacional de Colombia, el más importante centro de educación superior del país, y ha sido elegido dos veces alcalde de Bogotá, una ciudad que supera en población a algunos países de Centroamérica y el Caribe.
Como alcalde, Mockus conquistó logros en materia de cultura ciudadana, manejo de los recursos públicos y seguridad.
El economista vs el matemático
Juan Manuel Santos es un economista y administrador de empresas, considerado el heredero político del presidente Álvaro Uribe, quien lleva ocho años en el cargo y no pudo presentarse a una tercera elección.
Santos es considerado por muchos como el sucesor de Álvaro Uribe.
Antanas Mockus es un matemático y filósofo que se presenta como la alternativa frente al uribismo con su promesa de que la vida, los recursos públicos y la ley son sagrados. Pero ante todo es un pedagogo.
Algunos consideran que parte del éxito de Mockus, que en un momento superó a Santos en la intención de voto, radica en la forma como se comunica con los demás.
"Se bajó los pantalones en público, pidió perdón en una fuente pública, se casó encima de un elefante y se vistió de zanahoria. Es un gran comunicador", le recuerda a BBC Mundo el ex alcalde de Bogotá Jaime Castro.
En cambio, un senador del opositor Polo Democrático Alternativo, considera, según le dije a BBC Mundo, que "Mockus es un payaso".
Siendo muy joven, Santos viajó a Londres y se convirtió en el delegado de Colombia ante la poderosa Organización Internacional del Café, cuando ese grano era el principal producto de exportación de este país andino.
Diferencias de clase
De regreso a Colombia, Santos se convirtió en el subdirector del diario El Tiempo, un emporio mediático que su familia controló hasta hace muy poco.
Santos es un hombre acaudalado, de la clase alta bogotana, que nació en un mundo muy ligado a la política. De hecho, su tío abuelo Eduardo Santos fue presidente de Colombia en los años '30 del siglo pasado.
"Sin duda, Santos es un estadista que conoce muy bien el país y la realidad internacional", le apunta a BBC Mundo Lucía Jaramillo, la directora programática de su campaña presidencial.
En un momento, Mockus superó a Santos en la intención de voto.
Así como su pragmatismo le ha ganado adeptos, también le ha generado enemistades. El ex presidente liberal Ernesto Samper (1994-1998) ha acusado reiteradamente a Santos de haber conspirado en su contra para sacarlo del poder, luego del escándalo por la entrada de dineros del narcotráfico a su campaña.
A diferencia de Santos, Mockus es un típico personaje de la clase media, para el que casi nada en la vida le fue fácil. Hijo de inmigrantes lituanos que llegaron a Colombia después de la Segunda Guerra Mundial, el candidato del Partido Verde quedó huérfano a los 14 años y en algún momento de su vida quiso ser seminarista.
Santos es un pragmático, que militó en el Partido Liberal, luego se matriculó en la tercera vía de Tony Blair y ahora abandera un proyecto político de corte conservador, que promete la prosperidad democrática como complemento de la seguridad democrática que lideró Uribe.
Dos formas de hacer política
Mockus casi no ha tenido militancia política y ha hecho parte de movimientos que han tenido corta duración y han buscado los llamados votos de "opinión". Sus críticos aseguran que es un líder "mesiánico" y él se define como idealista e ingenuo.
"Yo creo que le falta la malicia indígena de los colombianos", le dijo a BBC Mundo la senadora Cecilia López, del Partido Liberal.
Sin embargo, la legisladora anuncia que mientras Mockus representa el cambio, "Santos es la imagen de la vieja política con sus ventajas y profundas desventajas".
El candidato del Partido Verde se considera inclasificable políticamente, porque es amigo de la intervención del Estado, y por eso lo tachan de izquierdista, pero al mismo tiempo favorece las privatizaciones en ciertos casos, y por eso lo llaman neoliberal.
Carlos Gaviria, ex candidato presidencial del izquierdista Polo Democrático Alternativo, le apunta a BBC Mundo que "tanto Santos como Mockus no difieren sustancialmente en su proyecto político, porque ambos quieren mantener lo que ha hecho Uribe".
"Sólo los diferencia que Mockus es un hombre transparente y que Santos ha rayado en los límites de la ley", agrega Gaviria.
Cecilia López insiste en que "Santos es la imagen de la vieja política", mientras que "Mockus representa el cambio".
Pero Lucía Jaramillo subraya que, a diferencia de Mockus, "Santos no necesita sacralizar ni mitificar ninguna propuesta".
Es evidente que, no obstante sus coincidencias en ciertas metas, Santos y Mockus son distintos como personas y en la forma como actúan en la vida pública, y ambos consiguen lo que se proponen.
En la primera ronda, Santos se impuso por una diferencia de 25 puntos porcentuales sobre Mockus.
Colombia elegirá presidente este domingo entre un pragmático, que ha sido tres veces ministro y es apoyado por gran parte de los partidos políticos, y un idealista, que ha sido rector universitario y alcalde, y tiene el respaldo de grupos ciudadanos.
Juan Manuel Santos y Antanas Mockus son como el agua y el aceite cuando se trata de lo que representan y el estilo de hacer política. Sin embargo, ideológicamente son más parecidos de lo que muchos pensarían a primera vista.
Santos, de 58 años, y Mockus, de 57, aspiran a ganar el derecho de gobernar a Colombia en la segunda y última vuelta de las elecciones. Uno de los dos asumirá el poder el 7 de agosto.
El favorito para ganar es Santos, quien nunca ha sido elegido por voto popular para ningún cargo público, pero ha sido ministro en tres oportunidades. Hace 17 años fue Designado a la Presidencia, una figura similar al vicepresidente, que elegía el Congreso para sustituir al presidente en caso de ausencias, pero que casi nunca se usó en la historia del país.
Los más recientes trofeos en la vida pública de Santos son como ministro de Defensa de Álvaro Uribe: la muerte del guerrillero Raúl Reyes en Ecuador y el rescate de 15 rehenes que tenían las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) durante la Operación Jaque, a mediados de 2008.
Mockus ha sido rector de la Universidad Nacional de Colombia, el más importante centro de educación superior del país, y ha sido elegido dos veces alcalde de Bogotá, una ciudad que supera en población a algunos países de Centroamérica y el Caribe.
Como alcalde, Mockus conquistó logros en materia de cultura ciudadana, manejo de los recursos públicos y seguridad.
El economista vs el matemático
Juan Manuel Santos es un economista y administrador de empresas, considerado el heredero político del presidente Álvaro Uribe, quien lleva ocho años en el cargo y no pudo presentarse a una tercera elección.
Santos es considerado por muchos como el sucesor de Álvaro Uribe.
Antanas Mockus es un matemático y filósofo que se presenta como la alternativa frente al uribismo con su promesa de que la vida, los recursos públicos y la ley son sagrados. Pero ante todo es un pedagogo.
Algunos consideran que parte del éxito de Mockus, que en un momento superó a Santos en la intención de voto, radica en la forma como se comunica con los demás.
"Se bajó los pantalones en público, pidió perdón en una fuente pública, se casó encima de un elefante y se vistió de zanahoria. Es un gran comunicador", le recuerda a BBC Mundo el ex alcalde de Bogotá Jaime Castro.
En cambio, un senador del opositor Polo Democrático Alternativo, considera, según le dije a BBC Mundo, que "Mockus es un payaso".
Siendo muy joven, Santos viajó a Londres y se convirtió en el delegado de Colombia ante la poderosa Organización Internacional del Café, cuando ese grano era el principal producto de exportación de este país andino.
Diferencias de clase
De regreso a Colombia, Santos se convirtió en el subdirector del diario El Tiempo, un emporio mediático que su familia controló hasta hace muy poco.
Santos es un hombre acaudalado, de la clase alta bogotana, que nació en un mundo muy ligado a la política. De hecho, su tío abuelo Eduardo Santos fue presidente de Colombia en los años '30 del siglo pasado.
"Sin duda, Santos es un estadista que conoce muy bien el país y la realidad internacional", le apunta a BBC Mundo Lucía Jaramillo, la directora programática de su campaña presidencial.
En un momento, Mockus superó a Santos en la intención de voto.
Así como su pragmatismo le ha ganado adeptos, también le ha generado enemistades. El ex presidente liberal Ernesto Samper (1994-1998) ha acusado reiteradamente a Santos de haber conspirado en su contra para sacarlo del poder, luego del escándalo por la entrada de dineros del narcotráfico a su campaña.
A diferencia de Santos, Mockus es un típico personaje de la clase media, para el que casi nada en la vida le fue fácil. Hijo de inmigrantes lituanos que llegaron a Colombia después de la Segunda Guerra Mundial, el candidato del Partido Verde quedó huérfano a los 14 años y en algún momento de su vida quiso ser seminarista.
Santos es un pragmático, que militó en el Partido Liberal, luego se matriculó en la tercera vía de Tony Blair y ahora abandera un proyecto político de corte conservador, que promete la prosperidad democrática como complemento de la seguridad democrática que lideró Uribe.
Dos formas de hacer política
Mockus casi no ha tenido militancia política y ha hecho parte de movimientos que han tenido corta duración y han buscado los llamados votos de "opinión". Sus críticos aseguran que es un líder "mesiánico" y él se define como idealista e ingenuo.
"Yo creo que le falta la malicia indígena de los colombianos", le dijo a BBC Mundo la senadora Cecilia López, del Partido Liberal.
Sin embargo, la legisladora anuncia que mientras Mockus representa el cambio, "Santos es la imagen de la vieja política con sus ventajas y profundas desventajas".
El candidato del Partido Verde se considera inclasificable políticamente, porque es amigo de la intervención del Estado, y por eso lo tachan de izquierdista, pero al mismo tiempo favorece las privatizaciones en ciertos casos, y por eso lo llaman neoliberal.
Carlos Gaviria, ex candidato presidencial del izquierdista Polo Democrático Alternativo, le apunta a BBC Mundo que "tanto Santos como Mockus no difieren sustancialmente en su proyecto político, porque ambos quieren mantener lo que ha hecho Uribe".
"Sólo los diferencia que Mockus es un hombre transparente y que Santos ha rayado en los límites de la ley", agrega Gaviria.
Cecilia López insiste en que "Santos es la imagen de la vieja política", mientras que "Mockus representa el cambio".
Pero Lucía Jaramillo subraya que, a diferencia de Mockus, "Santos no necesita sacralizar ni mitificar ninguna propuesta".
Es evidente que, no obstante sus coincidencias en ciertas metas, Santos y Mockus son distintos como personas y en la forma como actúan en la vida pública, y ambos consiguen lo que se proponen.