Santos llama a una gran coalición en Colombia tras su arrolladora victoria
Maité Rico, Agencias
Juan Manuel Santos, vencedor de la primera vuelta de las elecciones presidenciales colombianas, no quiere correr ningún riesgo. A pesar de su arrolladora victoria (46,56% de los votos, frente al 21,49% de su principal contrincante, Antanas Mockus), el ex ministro de Defensa y heredero del presidente Álvaro Uribe ha convocado a todos los partidos a suscribir una gran alianza nacional para construir "una patria justa, próspera y con equidad social".
Los pronósticos saltaron por los aires, las encuestadoras (que llegaron a augurar el triunfo de Mockus) no saben dónde meterse y ayer mismo los equipos de campaña encendieron de nuevo los motores para afrontar la votación definitiva, el 20 de junio. Esta vez no se prevén sobresaltos: con una ventaja de 25 puntos, Santos tiene un pie en el Palacio de Nariño.
El mapa de los resultados no puede ser más elocuente. Santos, del oficialista Partido de la U (Unidad Nacional), se impone en 31 de los 32 departamentos. Arrolla literalmente en las regiones más castigadas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), como Meta, Caquetá, Magdalena, Guaviare o Huila, donde llega a triplicar la votación de Mockus, candidato del Partido Verde. Nada sorprendente si se tiene en cuenta que, al frente de Defensa, Santos ha propinado a la narcoguerrilla los golpes más contundentes en sus cuatro décadas de historia.
Pero además, el ex ministro se ha impuesto también en las cinco principales ciudades del país (Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Bucaramanga). Esto echa por tierra los esquemas simplificadores que adjudicaban a Mockus el voto urbano y juvenil y a Santos el voto regional y rural. En Bogotá, feudo teórico de los verdes, Santos ha logrado el 40% de los votos, frente al 27% del matemático y ex alcalde capitalino.
Interesantes son también los resultados en los departamentos fronterizos con Venezuela, como Norte de Santander, Arauca o César: todos se han alineado sin fisuras con el candidato oficialista, bestia negra del presidente Hugo Chávez.
El electorado colombiano ha mandado, pues, un mensaje contundente a favor de la continuidad de la gestión de Álvaro Uribe, y de repudio a las FARC y al presidente venezolano, cuyos insultos y amenazas han acabado por reforzar a Santos. En su discurso de la noche electoral, el ex ministro de Defensa hizo un guiño conciliador a su vecino, con el que inevitablemente deberá intentar reconstruir las relaciones, rotas por el apoyo declarado de Chávez a las FARC. "No reconozco enemigos en la política nacional ni en ningún Gobierno extranjero", declaró.
Santos tuvo un reconocimiento para Uribe, a quien la Corte de Constitucionalidad impidió una segunda reelección. "Usted es el mejor presidente que ha tenido Colombia. Este es su triunfo". Emocionado por momentos, el candidato de la U tendió la mano al resto de los partidos, a los que prometió incluir "sin distingos" en un Gobierno de unidad nacional para "derrotar la inequidad, la pobreza, la impunidad y la corrupción".
El jugador clave para la segunda vuelta es Germán Vargas Lleras, de Cambio Radical, otra de las grandes sorpresas de los comicios. Con un programa muy elaborado, alabado por sus rivales, Vargas, uribista opuesto a la reelección presidencial, ha quedado en tercer lugar con el 10% de los votos. Su electorado, inevitablemente, irá con Santos. El ex ministro contará además con el voto de los conservadores, cuyas bases ya lo habían respaldado, a tenor del fracaso cosechado por su candidata, Noemí Sanín (6%). El otro gran derrotado, el histórico Partido Liberal (4%), dará libertad a sus votantes.
Los comicios del domingo fueron los más tranquilos en 40 años. La participación (49%), aunque baja, aumentó cuatro puntos respecto a 2006 y los temores a un fraude se disiparon con la actuación impecable de las autoridades electorales, que ofrecieron los resultados una hora y media antes de lo previsto y que han recibido los parabienes de los observadores internacionales.
Juan Manuel Santos, vencedor de la primera vuelta de las elecciones presidenciales colombianas, no quiere correr ningún riesgo. A pesar de su arrolladora victoria (46,56% de los votos, frente al 21,49% de su principal contrincante, Antanas Mockus), el ex ministro de Defensa y heredero del presidente Álvaro Uribe ha convocado a todos los partidos a suscribir una gran alianza nacional para construir "una patria justa, próspera y con equidad social".
Los pronósticos saltaron por los aires, las encuestadoras (que llegaron a augurar el triunfo de Mockus) no saben dónde meterse y ayer mismo los equipos de campaña encendieron de nuevo los motores para afrontar la votación definitiva, el 20 de junio. Esta vez no se prevén sobresaltos: con una ventaja de 25 puntos, Santos tiene un pie en el Palacio de Nariño.
El mapa de los resultados no puede ser más elocuente. Santos, del oficialista Partido de la U (Unidad Nacional), se impone en 31 de los 32 departamentos. Arrolla literalmente en las regiones más castigadas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), como Meta, Caquetá, Magdalena, Guaviare o Huila, donde llega a triplicar la votación de Mockus, candidato del Partido Verde. Nada sorprendente si se tiene en cuenta que, al frente de Defensa, Santos ha propinado a la narcoguerrilla los golpes más contundentes en sus cuatro décadas de historia.
Pero además, el ex ministro se ha impuesto también en las cinco principales ciudades del país (Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Bucaramanga). Esto echa por tierra los esquemas simplificadores que adjudicaban a Mockus el voto urbano y juvenil y a Santos el voto regional y rural. En Bogotá, feudo teórico de los verdes, Santos ha logrado el 40% de los votos, frente al 27% del matemático y ex alcalde capitalino.
Interesantes son también los resultados en los departamentos fronterizos con Venezuela, como Norte de Santander, Arauca o César: todos se han alineado sin fisuras con el candidato oficialista, bestia negra del presidente Hugo Chávez.
El electorado colombiano ha mandado, pues, un mensaje contundente a favor de la continuidad de la gestión de Álvaro Uribe, y de repudio a las FARC y al presidente venezolano, cuyos insultos y amenazas han acabado por reforzar a Santos. En su discurso de la noche electoral, el ex ministro de Defensa hizo un guiño conciliador a su vecino, con el que inevitablemente deberá intentar reconstruir las relaciones, rotas por el apoyo declarado de Chávez a las FARC. "No reconozco enemigos en la política nacional ni en ningún Gobierno extranjero", declaró.
Santos tuvo un reconocimiento para Uribe, a quien la Corte de Constitucionalidad impidió una segunda reelección. "Usted es el mejor presidente que ha tenido Colombia. Este es su triunfo". Emocionado por momentos, el candidato de la U tendió la mano al resto de los partidos, a los que prometió incluir "sin distingos" en un Gobierno de unidad nacional para "derrotar la inequidad, la pobreza, la impunidad y la corrupción".
El jugador clave para la segunda vuelta es Germán Vargas Lleras, de Cambio Radical, otra de las grandes sorpresas de los comicios. Con un programa muy elaborado, alabado por sus rivales, Vargas, uribista opuesto a la reelección presidencial, ha quedado en tercer lugar con el 10% de los votos. Su electorado, inevitablemente, irá con Santos. El ex ministro contará además con el voto de los conservadores, cuyas bases ya lo habían respaldado, a tenor del fracaso cosechado por su candidata, Noemí Sanín (6%). El otro gran derrotado, el histórico Partido Liberal (4%), dará libertad a sus votantes.
Los comicios del domingo fueron los más tranquilos en 40 años. La participación (49%), aunque baja, aumentó cuatro puntos respecto a 2006 y los temores a un fraude se disiparon con la actuación impecable de las autoridades electorales, que ofrecieron los resultados una hora y media antes de lo previsto y que han recibido los parabienes de los observadores internacionales.