Pretoria, Espn
Gestos, gestos y más gestos. Ese fue el denominador común de la práctica vespertina de la selección argentina en Pretoria.
Gesto I: otra vez el buen clima entre los jugadores. Parece repetitivo y quizás a más de uno lo aburra el tema. Pero si bien no asegura títulos, porque la gloria se alcanza en la cancha, es un buen síntoma antes del arranque de la cita más esperada.
En la media hora que pudo verse, se dividieron en tres grupos para realizar juegos con pelota. Maradona compartió la ronda con Verón, Maxi Rodríguez, Mascherano, Messi, Agüero y Di María.
Luego volvieron a juntarse los 18 jugadores (no estuvieron Tevez, Heinze ni los tres arqueros) para jugar un "loco" en círculo central. Los tres perdedores resultaron Maxi, Samuel y Pastore y el castigo, idéntico al del otro día. Fue un "fusilamiento" pero leve, de a uno por vez. El único que le acertó al cuerpo de uno de los que estaba parado sobre la línea del arco no es difícil de adivinar: Lionel Messi.
Por último, Maradona se llevó a Messi hacia el corner izquierdo y se quedó a su lado mientras ejecutaba el crack del Barcelona. En el otro sector pateaba Verón. Y la única referencia en el área fue Burdisso.
Gesto II: antes de retirarse del campo, Messi levantó el pulgar en señal que se encuentra muy bien físicamente. No es casual. El PF Signorini había dicho que "el daño sobre su cuerpo está hecho y es irreversible" luego de la extenuante temporada.
Gesto III: cuando ya casi no quedaban jugadores en la cancha, asomó su cabeza Oscar Ruggeri. El Cabezón esperó al cuerpo técnico en la puerta del túnel y se estrechó en un abrazo con Maradona. Sin dudas, la foto del día.
Así como cansa recalcar la buena onda del plantel, puede que agote volver a hablar del tema Ruggeri. Para los desprevenidos, una síntesis: Diego lo quiso sumar a su equipo de trabajo y Julio Grondona se lo negó. El ex defensor acusó en su momento al presidente de la AFA de haberle solicitado que colabore para desplazar al ayudante de campo Mancuso y el mismo Don Julio prometió que le iba a cerrar la puerta al predio.
Después de filosos dardos y una relación irreconciliable, la gran pregunta que se escucha en Pretoria y alrededores es: ¿cómo tomará Grondona la irrupción de Ruggeri en la práctica?
Gesto IV: antes de la conferencia de Verón y Di María, el médico del plantel, Donato Villani, despejó fantasmas: "Ante versiones que circulan por Buenos Aires, le pareció oportuno al cuerpo técnico comentar que los 23 jugadores están en optimas condiciones, no presentan ningún tipo de patología y están a disposición de Maradona para el partido del sábado".
Gesto V: mientras los dos jugadores atendían a los medios, Maradona disputaba un picado en una cancha auxiliar junto a colaboradores y allegados. Ruggeri, todavía en Pretoria, miraba a un costado.
El viernes puede venir cargado. Y no sólo porque se escuchará a Maradona. De repente, la paz puede verse alterada por el affaire Ruggeri. Por el bien de la Selección, que así no sea.
Gestos, gestos y más gestos. Ese fue el denominador común de la práctica vespertina de la selección argentina en Pretoria.
Gesto I: otra vez el buen clima entre los jugadores. Parece repetitivo y quizás a más de uno lo aburra el tema. Pero si bien no asegura títulos, porque la gloria se alcanza en la cancha, es un buen síntoma antes del arranque de la cita más esperada.
En la media hora que pudo verse, se dividieron en tres grupos para realizar juegos con pelota. Maradona compartió la ronda con Verón, Maxi Rodríguez, Mascherano, Messi, Agüero y Di María.
Luego volvieron a juntarse los 18 jugadores (no estuvieron Tevez, Heinze ni los tres arqueros) para jugar un "loco" en círculo central. Los tres perdedores resultaron Maxi, Samuel y Pastore y el castigo, idéntico al del otro día. Fue un "fusilamiento" pero leve, de a uno por vez. El único que le acertó al cuerpo de uno de los que estaba parado sobre la línea del arco no es difícil de adivinar: Lionel Messi.
Por último, Maradona se llevó a Messi hacia el corner izquierdo y se quedó a su lado mientras ejecutaba el crack del Barcelona. En el otro sector pateaba Verón. Y la única referencia en el área fue Burdisso.
Gesto II: antes de retirarse del campo, Messi levantó el pulgar en señal que se encuentra muy bien físicamente. No es casual. El PF Signorini había dicho que "el daño sobre su cuerpo está hecho y es irreversible" luego de la extenuante temporada.
Gesto III: cuando ya casi no quedaban jugadores en la cancha, asomó su cabeza Oscar Ruggeri. El Cabezón esperó al cuerpo técnico en la puerta del túnel y se estrechó en un abrazo con Maradona. Sin dudas, la foto del día.
Así como cansa recalcar la buena onda del plantel, puede que agote volver a hablar del tema Ruggeri. Para los desprevenidos, una síntesis: Diego lo quiso sumar a su equipo de trabajo y Julio Grondona se lo negó. El ex defensor acusó en su momento al presidente de la AFA de haberle solicitado que colabore para desplazar al ayudante de campo Mancuso y el mismo Don Julio prometió que le iba a cerrar la puerta al predio.
Después de filosos dardos y una relación irreconciliable, la gran pregunta que se escucha en Pretoria y alrededores es: ¿cómo tomará Grondona la irrupción de Ruggeri en la práctica?
Gesto IV: antes de la conferencia de Verón y Di María, el médico del plantel, Donato Villani, despejó fantasmas: "Ante versiones que circulan por Buenos Aires, le pareció oportuno al cuerpo técnico comentar que los 23 jugadores están en optimas condiciones, no presentan ningún tipo de patología y están a disposición de Maradona para el partido del sábado".
Gesto V: mientras los dos jugadores atendían a los medios, Maradona disputaba un picado en una cancha auxiliar junto a colaboradores y allegados. Ruggeri, todavía en Pretoria, miraba a un costado.
El viernes puede venir cargado. Y no sólo porque se escuchará a Maradona. De repente, la paz puede verse alterada por el affaire Ruggeri. Por el bien de la Selección, que así no sea.