¿Por qué Berlín ataca a España?
Andreu Misse, Madrid, El País
Después de varios meses de frontal rechazo, Berlín se vio obligado el jueves a aceptar la publicación de los resultados de las pruebas de resistencia de la banca europea. En ese cambio de posición influye tanto la jugada del presidente Zapatero de anticiparse a los demás países anunciando la divulgación de los exámenes a los bancos españoles como la necesidad de la propia Alemania de lavar la imagen de su deteriorado sistema financiero, especialmente en el caso de las entidades públicas. Zapatero se ha pasado meses, y especialmente las últimas dos semanas -los peores 15 días para España desde que empezó la crisis-, desmintiendo rumores lanzados en ocasiones desde Berlín. Con escaso éxito. Pero el Ejecutivo recupera ahora parte de la iniciativa y serena al menos por un tiempo las presiones en los mercados al forzar la publicación de las pruebas de esfuerzo a la banca. Y al despejar el panorama en la deuda pública, tras dejar claro que en el Tesoro hay dinero suficiente para afrontar los vencimientos hasta finales de julio.
En las últimas semanas, España se ha visto acosada en los mercados de deuda y por determinadas presiones procedentes, paradójicamente, de uno de sus socios. La agencia Reuters ha puesto al descubierto que Berlín inició la ofensiva el pasado 7 de junio. Aquel día, dos funcionarios alemanes comunicaron a la agencia que España estaba preparando la petición de ayuda del fondo de rescate, el bazuca de 750.000 millones para salvar a los países con problemas. Reuters no publicó esa historia porque al tratar de verificarla se topó con un desmentido categórico de las autoridades españolas. Sin embargo, otros lo hicieron: el Financial Times Deutschland, el pasado 11 de junio, y unos días más tarde el Frankfurter Allgemeine Zeitung, que citaba una fuente del Gobierno alemán. Incluso se publicó, con variaciones, en un medio español, El Economista.
El Gobierno decidió entonces pasar a la ofensiva y apoyarse en el sistema financiero, que a pesar de todo sigue resistiendo los embates de la crisis sin apenas víctimas. La iniciativa de Zapatero recibió el cálido apoyo de Jean Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, que ha advertido de que la banca europea todavía tiene de sanear otros 196.000 millones. El Banco de España anunció antes de la cumbre la voluntad de hacer públicos los resultados de los exámenes a las entidades españolas, como adelantó EL PAÍS. Y eso precipitó la decisión en Bruselas de divulgar los resultados de toda la banca europea.
"Se trata de un paso muy necesario porque los bancos españoles estaban muy castigados, algunos injustamente, y porque hacía falta un ejercicio de transparencia para desencallar la parálisis en toda la banca europea. La publicación entraña riesgos porque puede poner al descubierto debilidades en algunas entidades, pero es la manera de reforzar la banca si los exámenes van acompañados de medidas para facilitar capital a quienes lo necesiten. La transparencia siempre es mejor que la inquietud por falta de información", explica Nicolás Verón, del think tank Bruegel.
La realidad es que el sistema financiero español presenta dificultades, y aun así sigue entre los menos golpeados de la UE, según los datos de la Comisión y de los analistas. Entre las 40 entidades que según Bruselas han solicitado ayudas directas no hay ninguna española, pero sí una decena de Alemania, cinco de Reino Unido, seis del Benelux y cuatro de Irlanda. Las ayudas que han consumido los bancos de esos países son astronómicas. Un trabajo realizado por Georges Siotis, economista jefe de Competencia, señala que el total de fondos comprometidos para los bancos ascienden a 3,3 billones de euros, el 28% del PIB de la UE. De estas cantidades, las destinadas a inyecciones de capital son unos 315.000 millones, las compras de activos dañados unos 103.000 millones y las garantías y avales suman 2,9 billones.
En casos concretos como el del Royal Bank of Scotland, las ayudas superan los 200.000 millones. Como señalaba una fuente comunitaria, "se trata una cifra superior al PIB de Dinamarca". En el caso de Alemania, la Comisión ha aprobado ayudas a una decena de entidades. Algunas, como el Hypo, han recibido garantías públicas de unos 95.000 millones. La situación es especialmente delicada en los bancos públicos de los länder. Algunos están en una situación muy complicada y en busca de comparador, como West LB, que recibió inyecciones por unos 8.000 millones. Alemania constituyó un banco malo para hacerse cargo de sus activos tóxicos por unos 85.000 millones. Otras entidades como el Commerzbank han recibido capital público por valor de unos 20.000 millones.
Cuando se compara el total de las ayudas europeas comprometidas -más de 3 billones de euros- con las españolas, la diferencia es espectacular: las ayudas previstas para las entidades españolas -préstamos al 7,75% de interés- ascenderán a unos 30.000 millones, según la vicepresidenta Elena Salgado: no llegan al 1% del coste del conjunto de la unión.
Santander y el BBVA salen bien parados de las pruebas de esfuerzo. Y una fuente conocedora del sistema financiero español y próxima al Gobierno asegura que "no hay una sola entidad española que después de descontar las pérdidas futuras de los dos próximos años no tenga unos recursos propios superiores al 6%". Y sin embargo los mercados no están locos del todo cuando atacan a España como en su día lo hicieron con Grecia. "El problema de España", señala la misma fuente, "es la baja expectativa de crecimiento, el paro, el riesgo país; todo eso afecta a la banca". Pero en su opinión "con las reformas en marcha y las que se van a efectuar sobre las cajas eso va a cambiar". Emilio Ontiveros, de AFI, declara que la situación de la banca española "no es nada cómoda" por su vinculación con la burbuja inmobiliaria. "Pero los bancos tienen activos para atender sus deudas y no se han visto atrapados en todos los incendios -Dubai, Grecia, Hungría- como le ha sucedido a la banca alemana".
El sector bancario español es muy dependiente de la liquidez del BCE y tiene completamente cerrado el acceso a los mercados, como se ha encargado de subrayar el presidente del BBVA, Francisco González. "Pero no es insolvente. Los exámenes restarán verosimilitud a escenarios muy improbables que el mercado daba como casi seguros. Lo cual no quiere decir que en algún momento España pueda verse atrapada de nuevo en esa espiral irracional de los mercados, incapaces de procesar la información relevante", añade Ontiveros.
Con las pruebas de resistencia a los bancos se pretende enviar un mensaje a los mercados: que la banca europea ha superado sus problemas. Pero los resultados no están claros. El comisario de Competencia, Joaquín Almunia, ha dado a entender que la situación se ha deteriorado en la medida en que ha frenado la reducción de emisiones garantizadas por los Estados. Pueden ser necesarias nuevas ayudas. Y a pesar de todo, una vez más, Alemania tendrá la última palabra. Merkel dio su apoyo "a la transparencia" que suponen las pruebas, pero también avisó de que "los detalles" (lo que finalmente se divulgará) "los decidirán los ministros de Economía en el Ecofín". En otras palabras, dependerá de lo que decrete su ministro Wolfgang Schauble el próximo 13 de julio.
Después de varios meses de frontal rechazo, Berlín se vio obligado el jueves a aceptar la publicación de los resultados de las pruebas de resistencia de la banca europea. En ese cambio de posición influye tanto la jugada del presidente Zapatero de anticiparse a los demás países anunciando la divulgación de los exámenes a los bancos españoles como la necesidad de la propia Alemania de lavar la imagen de su deteriorado sistema financiero, especialmente en el caso de las entidades públicas. Zapatero se ha pasado meses, y especialmente las últimas dos semanas -los peores 15 días para España desde que empezó la crisis-, desmintiendo rumores lanzados en ocasiones desde Berlín. Con escaso éxito. Pero el Ejecutivo recupera ahora parte de la iniciativa y serena al menos por un tiempo las presiones en los mercados al forzar la publicación de las pruebas de esfuerzo a la banca. Y al despejar el panorama en la deuda pública, tras dejar claro que en el Tesoro hay dinero suficiente para afrontar los vencimientos hasta finales de julio.
En las últimas semanas, España se ha visto acosada en los mercados de deuda y por determinadas presiones procedentes, paradójicamente, de uno de sus socios. La agencia Reuters ha puesto al descubierto que Berlín inició la ofensiva el pasado 7 de junio. Aquel día, dos funcionarios alemanes comunicaron a la agencia que España estaba preparando la petición de ayuda del fondo de rescate, el bazuca de 750.000 millones para salvar a los países con problemas. Reuters no publicó esa historia porque al tratar de verificarla se topó con un desmentido categórico de las autoridades españolas. Sin embargo, otros lo hicieron: el Financial Times Deutschland, el pasado 11 de junio, y unos días más tarde el Frankfurter Allgemeine Zeitung, que citaba una fuente del Gobierno alemán. Incluso se publicó, con variaciones, en un medio español, El Economista.
El Gobierno decidió entonces pasar a la ofensiva y apoyarse en el sistema financiero, que a pesar de todo sigue resistiendo los embates de la crisis sin apenas víctimas. La iniciativa de Zapatero recibió el cálido apoyo de Jean Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, que ha advertido de que la banca europea todavía tiene de sanear otros 196.000 millones. El Banco de España anunció antes de la cumbre la voluntad de hacer públicos los resultados de los exámenes a las entidades españolas, como adelantó EL PAÍS. Y eso precipitó la decisión en Bruselas de divulgar los resultados de toda la banca europea.
"Se trata de un paso muy necesario porque los bancos españoles estaban muy castigados, algunos injustamente, y porque hacía falta un ejercicio de transparencia para desencallar la parálisis en toda la banca europea. La publicación entraña riesgos porque puede poner al descubierto debilidades en algunas entidades, pero es la manera de reforzar la banca si los exámenes van acompañados de medidas para facilitar capital a quienes lo necesiten. La transparencia siempre es mejor que la inquietud por falta de información", explica Nicolás Verón, del think tank Bruegel.
La realidad es que el sistema financiero español presenta dificultades, y aun así sigue entre los menos golpeados de la UE, según los datos de la Comisión y de los analistas. Entre las 40 entidades que según Bruselas han solicitado ayudas directas no hay ninguna española, pero sí una decena de Alemania, cinco de Reino Unido, seis del Benelux y cuatro de Irlanda. Las ayudas que han consumido los bancos de esos países son astronómicas. Un trabajo realizado por Georges Siotis, economista jefe de Competencia, señala que el total de fondos comprometidos para los bancos ascienden a 3,3 billones de euros, el 28% del PIB de la UE. De estas cantidades, las destinadas a inyecciones de capital son unos 315.000 millones, las compras de activos dañados unos 103.000 millones y las garantías y avales suman 2,9 billones.
En casos concretos como el del Royal Bank of Scotland, las ayudas superan los 200.000 millones. Como señalaba una fuente comunitaria, "se trata una cifra superior al PIB de Dinamarca". En el caso de Alemania, la Comisión ha aprobado ayudas a una decena de entidades. Algunas, como el Hypo, han recibido garantías públicas de unos 95.000 millones. La situación es especialmente delicada en los bancos públicos de los länder. Algunos están en una situación muy complicada y en busca de comparador, como West LB, que recibió inyecciones por unos 8.000 millones. Alemania constituyó un banco malo para hacerse cargo de sus activos tóxicos por unos 85.000 millones. Otras entidades como el Commerzbank han recibido capital público por valor de unos 20.000 millones.
Cuando se compara el total de las ayudas europeas comprometidas -más de 3 billones de euros- con las españolas, la diferencia es espectacular: las ayudas previstas para las entidades españolas -préstamos al 7,75% de interés- ascenderán a unos 30.000 millones, según la vicepresidenta Elena Salgado: no llegan al 1% del coste del conjunto de la unión.
Santander y el BBVA salen bien parados de las pruebas de esfuerzo. Y una fuente conocedora del sistema financiero español y próxima al Gobierno asegura que "no hay una sola entidad española que después de descontar las pérdidas futuras de los dos próximos años no tenga unos recursos propios superiores al 6%". Y sin embargo los mercados no están locos del todo cuando atacan a España como en su día lo hicieron con Grecia. "El problema de España", señala la misma fuente, "es la baja expectativa de crecimiento, el paro, el riesgo país; todo eso afecta a la banca". Pero en su opinión "con las reformas en marcha y las que se van a efectuar sobre las cajas eso va a cambiar". Emilio Ontiveros, de AFI, declara que la situación de la banca española "no es nada cómoda" por su vinculación con la burbuja inmobiliaria. "Pero los bancos tienen activos para atender sus deudas y no se han visto atrapados en todos los incendios -Dubai, Grecia, Hungría- como le ha sucedido a la banca alemana".
El sector bancario español es muy dependiente de la liquidez del BCE y tiene completamente cerrado el acceso a los mercados, como se ha encargado de subrayar el presidente del BBVA, Francisco González. "Pero no es insolvente. Los exámenes restarán verosimilitud a escenarios muy improbables que el mercado daba como casi seguros. Lo cual no quiere decir que en algún momento España pueda verse atrapada de nuevo en esa espiral irracional de los mercados, incapaces de procesar la información relevante", añade Ontiveros.
Con las pruebas de resistencia a los bancos se pretende enviar un mensaje a los mercados: que la banca europea ha superado sus problemas. Pero los resultados no están claros. El comisario de Competencia, Joaquín Almunia, ha dado a entender que la situación se ha deteriorado en la medida en que ha frenado la reducción de emisiones garantizadas por los Estados. Pueden ser necesarias nuevas ayudas. Y a pesar de todo, una vez más, Alemania tendrá la última palabra. Merkel dio su apoyo "a la transparencia" que suponen las pruebas, pero también avisó de que "los detalles" (lo que finalmente se divulgará) "los decidirán los ministros de Economía en el Ecofín". En otras palabras, dependerá de lo que decrete su ministro Wolfgang Schauble el próximo 13 de julio.