Papa ruega que se perdonen abusos y promete tomar medidas
ROMA, EP
El papa Benedicto XVI rogó el viernes a las víctimas de abusos que perdonen los pecados de los sacerdotes, al tiempo que prometió "hacer todo lo posible" para garantizar que los clérigos no violen ni acosen sexualmente a niños nunca más.
Benedicto reiteró esta promesa durante una misa masiva en la Plaza de San Pedro celebrada ante 15.000 sacerdotes para marcar el fin del Año del Sacerdote declarado por la Santa Sede.
Esta celebración del sacerdocio se ha visto ensombrecida por revelaciones de cientos de nuevos casos de abuso por parte de clérigos, así como acusaciones de encubrimiento y falta de acción por parte de la Santa Sede para expulsar a los pederastas.
Durante su homilía, el pontífice lamentó que en un año que debió ser de júbilo para el sacerdocio los "pecados de los sacerdotes hayan salido a la luz; particularmente el abuso de los pequeños".
"Nosotros también rogamos el perdón de Dios insistentemente y de las personas afectadas, al tiempo que prometemos que haremos todo lo posible para garantizar que ese tipo de abuso no ocurra de nuevo", dijo el pontífice.
Benedicto XVI afirmó que al recibir a hombres en el sacerdocio y formarlos como clérigos, "haremos todo lo posible por evaluar la autenticidad de su vocación, y también todo el esfuerzo por acompañar a los sacerdotes en su camino para que el Señor pueda protegerlos y vigilarlos en situaciones difíciles y ante peligros".
Las declaraciones de Benedicto XVI fueron similares a las que hizo en abril durante un encuentro privado con víctimas de abuso en Malta, según reportó el Vaticano. En esa reunión, se le llenaron los ojos de lágrimas cuando escuchó las historias de hombres que sufrieron abusos por parte de sacerdotes cuando eran niños.
También se asemejaron a sus declaraciones del mes pasado camino a Portugal en las que reconoció que el escándalo se debía a los pecados "dentro de la iglesia", no a factores externos.
Sin embargo, sus declaraciones del viernes fueron un reconocimiento público de las faltas de sacerdotes, un pedido de perdón a de las víctimas y Dios, además de una promesa de acción. Las palabras fueron expresadas en un encuentro muy simbólico ante sacerdotes de todo el mundo quienes vinieron a Roma para demostrar su apoyo a Benedicto XVI y al propio sacerdocio, en medio del escándalo por los abusos.
Pero no es seguro que los comentarios del Papa sean suficientes para satisfacer las demandas de grupos de víctimas que exigen un mea culpa personal por parte del pontífice, seguido de un plan concreto de acción para proteger a los niños.
El legado de Benedicto XVI se ha visto afectado por el escándalo desde que era arzobispo de Munich en la década de 1980. cuando aprobó una terapia para un presunto pederasta al que le permitieron retomar sus actividades pastorales mientras era tratado. El padre Peter Hullermann fue suspendido finalmente por abusar de un menor de edad. También el papel de Benedicto XVI al frente de la oficina del Vaticano encargada de lidiar con incidentes de abuso sexual está bajo observación.
El papa dijo que el escándalo había dejado en claro la necesidad de una purificación de la iglesia, un deber que la misma institución y sus sacerdotes tendrán que realizar.
"Si el Año de los Sacerdotes hubiera sido una glorificación de nuestras acciones individuales como humanos se habría arruinado por estos acontecimientos", dijo el Papa. "Pero para nosotros lo que pasó fue precisamente lo opuesto: nuestra gratitud crece por este regalo de Dios".
El papa Benedicto XVI rogó el viernes a las víctimas de abusos que perdonen los pecados de los sacerdotes, al tiempo que prometió "hacer todo lo posible" para garantizar que los clérigos no violen ni acosen sexualmente a niños nunca más.
Benedicto reiteró esta promesa durante una misa masiva en la Plaza de San Pedro celebrada ante 15.000 sacerdotes para marcar el fin del Año del Sacerdote declarado por la Santa Sede.
Esta celebración del sacerdocio se ha visto ensombrecida por revelaciones de cientos de nuevos casos de abuso por parte de clérigos, así como acusaciones de encubrimiento y falta de acción por parte de la Santa Sede para expulsar a los pederastas.
Durante su homilía, el pontífice lamentó que en un año que debió ser de júbilo para el sacerdocio los "pecados de los sacerdotes hayan salido a la luz; particularmente el abuso de los pequeños".
"Nosotros también rogamos el perdón de Dios insistentemente y de las personas afectadas, al tiempo que prometemos que haremos todo lo posible para garantizar que ese tipo de abuso no ocurra de nuevo", dijo el pontífice.
Benedicto XVI afirmó que al recibir a hombres en el sacerdocio y formarlos como clérigos, "haremos todo lo posible por evaluar la autenticidad de su vocación, y también todo el esfuerzo por acompañar a los sacerdotes en su camino para que el Señor pueda protegerlos y vigilarlos en situaciones difíciles y ante peligros".
Las declaraciones de Benedicto XVI fueron similares a las que hizo en abril durante un encuentro privado con víctimas de abuso en Malta, según reportó el Vaticano. En esa reunión, se le llenaron los ojos de lágrimas cuando escuchó las historias de hombres que sufrieron abusos por parte de sacerdotes cuando eran niños.
También se asemejaron a sus declaraciones del mes pasado camino a Portugal en las que reconoció que el escándalo se debía a los pecados "dentro de la iglesia", no a factores externos.
Sin embargo, sus declaraciones del viernes fueron un reconocimiento público de las faltas de sacerdotes, un pedido de perdón a de las víctimas y Dios, además de una promesa de acción. Las palabras fueron expresadas en un encuentro muy simbólico ante sacerdotes de todo el mundo quienes vinieron a Roma para demostrar su apoyo a Benedicto XVI y al propio sacerdocio, en medio del escándalo por los abusos.
Pero no es seguro que los comentarios del Papa sean suficientes para satisfacer las demandas de grupos de víctimas que exigen un mea culpa personal por parte del pontífice, seguido de un plan concreto de acción para proteger a los niños.
El legado de Benedicto XVI se ha visto afectado por el escándalo desde que era arzobispo de Munich en la década de 1980. cuando aprobó una terapia para un presunto pederasta al que le permitieron retomar sus actividades pastorales mientras era tratado. El padre Peter Hullermann fue suspendido finalmente por abusar de un menor de edad. También el papel de Benedicto XVI al frente de la oficina del Vaticano encargada de lidiar con incidentes de abuso sexual está bajo observación.
El papa dijo que el escándalo había dejado en claro la necesidad de una purificación de la iglesia, un deber que la misma institución y sus sacerdotes tendrán que realizar.
"Si el Año de los Sacerdotes hubiera sido una glorificación de nuestras acciones individuales como humanos se habría arruinado por estos acontecimientos", dijo el Papa. "Pero para nosotros lo que pasó fue precisamente lo opuesto: nuestra gratitud crece por este regalo de Dios".