Morales eligió la tribuna para ver el Sudáfrica-México, que abrió Mundial 2010
Johannesburgo, Abi
El presidente de Bolivia, Evo Morales, uno de los invitados especiales al Mundial de Sudáfrica 2010, siguió desde la tribuna, como cualquier aficionado, el partido inaugural del torneo ecuménico que abrió fuegos el viernes en el coliseo Soccer City en Johannesburgo.
Enfundado en ya tradicional tenida formal de color negro, cuello cadete, y camisa tocada con motivos andinos, el mandatario boliviano probó sin proponérselo su popularidad en los sitios que recorrió en este atiborrado templo del fútbol mundial.
En una de las azoteas que da acceso a los graderíos, el gobernante indígena de Bolivia fue interceptado por un 'bafana-bafana', hincha de la selección anfitriona, ataviado con ropas originarias, que le acercó "su admiración" y trabó un diálogo de minutos que requirió al ministro de la Hacienda boliviana, Luis Arce, como eventual traductor inglés-español.
Morales se dijo conmovido por las expresiones del hincha, por la calurosa acogida que había sido objeto en sus desplazamientos en el estadio y en las calles y congestionadas avenidas circunvalantes, sede de la ceremonia inaugural, al que despidió con un fuerte apretón de manos.
En su caminata fue saludado por un ex jugador de la selección de Francia, en el torneo de 1998, y también se encontró con el legendario astro del fútbol holandés Johan Cruyf, ícono de la 'Naranja mecánica', en los campeonatos mundiales de 1974 (Alemania) y 1978 (Argentina).
Con él se enfrascó en una amena conversación en español, pues Cruyf jugó en España en los '80.
Tras despedirse de Cruyf, Morales se encaminó hacia los graderíos y en el recorrido recibió innumerables muestras de cariño, de autoridades de gobierno, personalidades, jugadores y ex jugadores.
El jefe de Estado boliviano, un empedernido futbolista, aún activo a pesar de sus 50, se situó, luego, en una de las tribunas, de donde siguió, como cualquier hincha, el partido inaugural del campeonato que animaron las selecciones de Sudáfrica y México.
Hombre de a pie, finalmente, Morales pidió mirar el fútbol desde la tribuna como cualquier hijo de vecino, desde donde siguió emocionado el juego que terminó empatado a uno.
En el entretiempo muchas hinchas de diversas nacionalidades se le acercaron para pedirle posar para una instantánea.
A Morales se le vio acompañado de su portavoz, Iván Canelas, el viceministro de Deportes, Miguel Angel Rimba, ex seleccionado de su país y, por supuesto, de su angloparlante ministro Arce.
Tras el juego inaugural, Morales propició una reunión con las autoridades del fútbol boliviano, llegadas en misión formal a Johannesburgo, entre otros Carlos Chávez, titular de la Federación Boliviana, y el dirigente de clubes, Mauricio Méndez. También con el periodista Alfonso Arévalo, un habitue de estos eventos mundiales.
El mandatario cenó con sus coterráneos y se aprestó a expectar, esta vez por la televisión, el partido que más tarde animaron las selecciones de Uruguay y Francia que no pudieron romper el cero.
Ya en el hotel Sandton Sun, donse se hospeda desde el miércoles, por cuyos alrededores dio un distendido paseo, fue reconocido por fanáticos latinoamericanos que han llegado a Sudáfrica para hinchar ora por Argentina, por Brasil, Chile, México y ora por Uruguay, que defienden el honor del fútbol sudamericano en esta cita balompédica.
Morales, que dijo cumplido uno de sus sueños de futbolista sin redención, emprenderá el camino de retorno a Bolivia en las próximas horas.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, uno de los invitados especiales al Mundial de Sudáfrica 2010, siguió desde la tribuna, como cualquier aficionado, el partido inaugural del torneo ecuménico que abrió fuegos el viernes en el coliseo Soccer City en Johannesburgo.
Enfundado en ya tradicional tenida formal de color negro, cuello cadete, y camisa tocada con motivos andinos, el mandatario boliviano probó sin proponérselo su popularidad en los sitios que recorrió en este atiborrado templo del fútbol mundial.
En una de las azoteas que da acceso a los graderíos, el gobernante indígena de Bolivia fue interceptado por un 'bafana-bafana', hincha de la selección anfitriona, ataviado con ropas originarias, que le acercó "su admiración" y trabó un diálogo de minutos que requirió al ministro de la Hacienda boliviana, Luis Arce, como eventual traductor inglés-español.
Morales se dijo conmovido por las expresiones del hincha, por la calurosa acogida que había sido objeto en sus desplazamientos en el estadio y en las calles y congestionadas avenidas circunvalantes, sede de la ceremonia inaugural, al que despidió con un fuerte apretón de manos.
En su caminata fue saludado por un ex jugador de la selección de Francia, en el torneo de 1998, y también se encontró con el legendario astro del fútbol holandés Johan Cruyf, ícono de la 'Naranja mecánica', en los campeonatos mundiales de 1974 (Alemania) y 1978 (Argentina).
Con él se enfrascó en una amena conversación en español, pues Cruyf jugó en España en los '80.
Tras despedirse de Cruyf, Morales se encaminó hacia los graderíos y en el recorrido recibió innumerables muestras de cariño, de autoridades de gobierno, personalidades, jugadores y ex jugadores.
El jefe de Estado boliviano, un empedernido futbolista, aún activo a pesar de sus 50, se situó, luego, en una de las tribunas, de donde siguió, como cualquier hincha, el partido inaugural del campeonato que animaron las selecciones de Sudáfrica y México.
Hombre de a pie, finalmente, Morales pidió mirar el fútbol desde la tribuna como cualquier hijo de vecino, desde donde siguió emocionado el juego que terminó empatado a uno.
En el entretiempo muchas hinchas de diversas nacionalidades se le acercaron para pedirle posar para una instantánea.
A Morales se le vio acompañado de su portavoz, Iván Canelas, el viceministro de Deportes, Miguel Angel Rimba, ex seleccionado de su país y, por supuesto, de su angloparlante ministro Arce.
Tras el juego inaugural, Morales propició una reunión con las autoridades del fútbol boliviano, llegadas en misión formal a Johannesburgo, entre otros Carlos Chávez, titular de la Federación Boliviana, y el dirigente de clubes, Mauricio Méndez. También con el periodista Alfonso Arévalo, un habitue de estos eventos mundiales.
El mandatario cenó con sus coterráneos y se aprestó a expectar, esta vez por la televisión, el partido que más tarde animaron las selecciones de Uruguay y Francia que no pudieron romper el cero.
Ya en el hotel Sandton Sun, donse se hospeda desde el miércoles, por cuyos alrededores dio un distendido paseo, fue reconocido por fanáticos latinoamericanos que han llegado a Sudáfrica para hinchar ora por Argentina, por Brasil, Chile, México y ora por Uruguay, que defienden el honor del fútbol sudamericano en esta cita balompédica.
Morales, que dijo cumplido uno de sus sueños de futbolista sin redención, emprenderá el camino de retorno a Bolivia en las próximas horas.