MEMORIA: Ronaldo se saca la espina de los Mundiales de 1994 y 1998
El salvaje Oeste llegó a tierras asiáticas. Corea del Sur y Japón organizaron el Mundial de 2002, y a la final del mismo llegaron los dos pistoleros mundialistas más importantes y respetadas: Alemania y Brasil, las dos selecciones con más presencias en una final. Cuatro títulos de los sudamericanos por tres de los europeos, y liderando a sus respectivas naciones aparecían el mejor delantero del Campeonato, Ronaldo, frente al mejor portero -y mejor jugador del torneo nombrado tras una elección hecha pública antes de la final...-, Oliver Kahn.
El primero llegaba al Mundial con dos claros objetivos. El primero, demostrar que sus dos graves lesiones habían quedado olvidadas, y el segundo, sacarse la espina de los dos Torneos a los que había acudido, pero donde no había podido brillar de la manera que él hubiera deseado.
El brasileño resucitaría ya en el primer encuentro. Pese a llegar a un 70% de su nivel, un par de carreras, infundir miedo en las zagas rivales y marcar el primer gol de los verdeamarelhos, es todo uno.
El germano aparece liderando a los suyos: "Vosotros sólo pensar en el ataque, que de la parte de atrás ya me ocupo yo", parece decirles: en seis partidos sólo encaja un gol, obra de Robbie Keane. Sus compañeros le hacen caso. En su primer encuentro hunde a Arabia Saudí (8-0) a base de... cabezazos. Hasta cinco tantos marca así.
Las dos selecciones superan obstáculos. Ronaldo va cumpliendo escrupulosamente la promesa que había hecho: marcar en todos los partidos de la competición...
El duelo llega. Pese a que Kahn parece más resolutivo en la primera parte -salva unas cuantas ocasiones rivales-, Ronaldo se lleva la recompensa. Tras no debutar en EE UU 94, y caer en la final en Francia 98, marca los dos goles -el segundo en la imagen- de su selección. No es la más brillante. Es la más eficaz en los últimos metros gracias a él.
El primero llegaba al Mundial con dos claros objetivos. El primero, demostrar que sus dos graves lesiones habían quedado olvidadas, y el segundo, sacarse la espina de los dos Torneos a los que había acudido, pero donde no había podido brillar de la manera que él hubiera deseado.
El brasileño resucitaría ya en el primer encuentro. Pese a llegar a un 70% de su nivel, un par de carreras, infundir miedo en las zagas rivales y marcar el primer gol de los verdeamarelhos, es todo uno.
El germano aparece liderando a los suyos: "Vosotros sólo pensar en el ataque, que de la parte de atrás ya me ocupo yo", parece decirles: en seis partidos sólo encaja un gol, obra de Robbie Keane. Sus compañeros le hacen caso. En su primer encuentro hunde a Arabia Saudí (8-0) a base de... cabezazos. Hasta cinco tantos marca así.
Las dos selecciones superan obstáculos. Ronaldo va cumpliendo escrupulosamente la promesa que había hecho: marcar en todos los partidos de la competición...
El duelo llega. Pese a que Kahn parece más resolutivo en la primera parte -salva unas cuantas ocasiones rivales-, Ronaldo se lleva la recompensa. Tras no debutar en EE UU 94, y caer en la final en Francia 98, marca los dos goles -el segundo en la imagen- de su selección. No es la más brillante. Es la más eficaz en los últimos metros gracias a él.