Kuyt: "Siempre creamos ocasiones"
Fifa.com
Nacido en Katwijk aan Zee, un pueblecito de pescadores, Dirk Kuyt ha aportado el temple y la determinación de la clase trabajadora al combinado nacional holandés que compite en la Copa Mundial de la FIFA 2010. Aunque no es el más rutilante de los futbolistas, el delantero del Liverpool, igualmente cómodo jugando de extremo, pone toda la carne en el asador en todos los partidos que disputa, peleando por cada balón, bajando para ayudar en la defensa e incluso contribuyendo con algún que otro gol a los intereses de los suyos. Y mientras algunos lamentan la falta de desparpajo en esta circunspecta reencarnación de la Oranje, tan famosa a lo largo de los años por su imaginación y garbo cosmopolita, Kuyt está centrado en conseguir una cosa: puntos.
"¿Quién puede quejarse de estos resultados?", pregunta retóricamente a FIFA.com. "Seis puntos en dos partidos es lo máximo que cualquier equipo podría desear", añade el hombre que hizo todo el trabajo sucio en la victoria por 1-0 sobre Japón en Durban y anotó un gol de oportunista en el triunfo por 2-0 en el estreno contra Dinamarca. "Es muy importante empezar un torneo como el Mundial con resultados positivos, para luego seguir avanzando desde ahí".
Tranquilidad relativa
La selección de los Países Bajos puede ahora permitirse el lujo de relajarse un poco en su último encuentro del Grupo E contra el ya eliminado Camerún, pues ha sido el primer equipo en asegurar el pase a la ronda de octavos. Sin embargo, no es probable que Kuyt se duerma en los laureles.
Lejanos parecen los días del "fútbol total" y el "fútbol sexy" con el que los dos veces subcampeones mundialistas por poco se ciñen la corona de la Copa Mundial de la FIFA en la década de los setenta. "Lo que trato de hacer como jugador es trabajar duro, luchar por el balón", aclara, medio riéndose ante la sugerencia de que se haya podido convertir en el emblema del nuevo pragmatismo holandés.
"Obviamente todos los equipos quieren hacerlo bien, jugar bien, obtener buenos resultados y marcar más goles y más bonitos. Pero esto es el Mundial y cualquier rival te puede hacer daño", advierte. El rubio luchador empezó su carrera profesional en el FC Utrecht antes de cosechar 71 goles en 100 partidos con el Feyenoord, donde, como cabía imaginar, era adorado por la hinchada proletaria de Rotterdam.
Una temporada complicada
En el Liverpool, Kuyt no es lo que se dice un delantero prolífico, pues la temporada pasada sólo anotó tres goles en Anfield. Se ganó sus primeros galones como internacional con Holanda a las órdenes del anterior seleccionador, Marco van Basten. Su inclusión fue una sorpresa para muchos e incluso encontró cierta resistencia entre los medios, no muy impresionados por la diligente labor del delantero.
Desde entonces ha amasado 65 partidos con la elástica nacional y fue miembro del equipo holandés que, en la Eurocopa 2008, recordó a la sensacional Naranja Mecánica de antaño al irrumpir con fuerza con sendas victorias holgadas sobre Francia e Italia. Al final, por desgracia, los tulipanes acabaron mordiendo el polvo decepcionantemente contra Rusia en cuartos. Eso es algo que Kuyt está ansioso por evitar que suceda aquí en Sudáfrica, porque la Oranje aspira a conquistar su primer título mundial.
"No hay nada malo con quedarse atrás un rato y esperar a que surjan las oportunidades y ser pacientes", comentó a FIFA.com tras el 1-0 sobre Japón, un partido que podría servir de epítome de la paciencia sobre un campo de fútbol. "Hemos controlado los partidos. Sabemos que tenemos jugadores capaces de crear el par de oportunidades que necesitamos para marcar. Somos la clase de equipo que siempre crea ocasiones".
Parece como si los holandeses hayan encontrado una especie de equilibrio difícil entre la brillantez de otros tiempos y las realidades del fútbol moderno. Con estrellas mundiales de la talla de Wesley Sneijder y Robin van Persie moviendo los hilos, y hombres como Kuyt, Nigel de Jong y Mark van Bommel poniendo el músculo y el trabajo, bien podrían tener posibilidades de ajustar viejas cuentas. "Hemos tomado el mando de los encuentros, hemos sabido esperar a que llegaran nuestras oportunidades, y hemos marcado cuando nos hemos lanzado arriba. No podría estar más feliz con cómo están saliendo las cosas", resumió Kuyt.
Nacido en Katwijk aan Zee, un pueblecito de pescadores, Dirk Kuyt ha aportado el temple y la determinación de la clase trabajadora al combinado nacional holandés que compite en la Copa Mundial de la FIFA 2010. Aunque no es el más rutilante de los futbolistas, el delantero del Liverpool, igualmente cómodo jugando de extremo, pone toda la carne en el asador en todos los partidos que disputa, peleando por cada balón, bajando para ayudar en la defensa e incluso contribuyendo con algún que otro gol a los intereses de los suyos. Y mientras algunos lamentan la falta de desparpajo en esta circunspecta reencarnación de la Oranje, tan famosa a lo largo de los años por su imaginación y garbo cosmopolita, Kuyt está centrado en conseguir una cosa: puntos.
"¿Quién puede quejarse de estos resultados?", pregunta retóricamente a FIFA.com. "Seis puntos en dos partidos es lo máximo que cualquier equipo podría desear", añade el hombre que hizo todo el trabajo sucio en la victoria por 1-0 sobre Japón en Durban y anotó un gol de oportunista en el triunfo por 2-0 en el estreno contra Dinamarca. "Es muy importante empezar un torneo como el Mundial con resultados positivos, para luego seguir avanzando desde ahí".
Tranquilidad relativa
La selección de los Países Bajos puede ahora permitirse el lujo de relajarse un poco en su último encuentro del Grupo E contra el ya eliminado Camerún, pues ha sido el primer equipo en asegurar el pase a la ronda de octavos. Sin embargo, no es probable que Kuyt se duerma en los laureles.
Lejanos parecen los días del "fútbol total" y el "fútbol sexy" con el que los dos veces subcampeones mundialistas por poco se ciñen la corona de la Copa Mundial de la FIFA en la década de los setenta. "Lo que trato de hacer como jugador es trabajar duro, luchar por el balón", aclara, medio riéndose ante la sugerencia de que se haya podido convertir en el emblema del nuevo pragmatismo holandés.
"Obviamente todos los equipos quieren hacerlo bien, jugar bien, obtener buenos resultados y marcar más goles y más bonitos. Pero esto es el Mundial y cualquier rival te puede hacer daño", advierte. El rubio luchador empezó su carrera profesional en el FC Utrecht antes de cosechar 71 goles en 100 partidos con el Feyenoord, donde, como cabía imaginar, era adorado por la hinchada proletaria de Rotterdam.
Una temporada complicada
En el Liverpool, Kuyt no es lo que se dice un delantero prolífico, pues la temporada pasada sólo anotó tres goles en Anfield. Se ganó sus primeros galones como internacional con Holanda a las órdenes del anterior seleccionador, Marco van Basten. Su inclusión fue una sorpresa para muchos e incluso encontró cierta resistencia entre los medios, no muy impresionados por la diligente labor del delantero.
Desde entonces ha amasado 65 partidos con la elástica nacional y fue miembro del equipo holandés que, en la Eurocopa 2008, recordó a la sensacional Naranja Mecánica de antaño al irrumpir con fuerza con sendas victorias holgadas sobre Francia e Italia. Al final, por desgracia, los tulipanes acabaron mordiendo el polvo decepcionantemente contra Rusia en cuartos. Eso es algo que Kuyt está ansioso por evitar que suceda aquí en Sudáfrica, porque la Oranje aspira a conquistar su primer título mundial.
"No hay nada malo con quedarse atrás un rato y esperar a que surjan las oportunidades y ser pacientes", comentó a FIFA.com tras el 1-0 sobre Japón, un partido que podría servir de epítome de la paciencia sobre un campo de fútbol. "Hemos controlado los partidos. Sabemos que tenemos jugadores capaces de crear el par de oportunidades que necesitamos para marcar. Somos la clase de equipo que siempre crea ocasiones".
Parece como si los holandeses hayan encontrado una especie de equilibrio difícil entre la brillantez de otros tiempos y las realidades del fútbol moderno. Con estrellas mundiales de la talla de Wesley Sneijder y Robin van Persie moviendo los hilos, y hombres como Kuyt, Nigel de Jong y Mark van Bommel poniendo el músculo y el trabajo, bien podrían tener posibilidades de ajustar viejas cuentas. "Hemos tomado el mando de los encuentros, hemos sabido esperar a que llegaran nuestras oportunidades, y hemos marcado cuando nos hemos lanzado arriba. No podría estar más feliz con cómo están saliendo las cosas", resumió Kuyt.