Kaka: "En Rosario, Brasil fue un espectáculo"
Johannesburgo, Agencias
No buscó tirar la gambeta, pero salió con la pelota al pie y la cabeza levantada. No pensaba cambiar el tono de voz, pero le subió el volumen a su voz pausada para remarcar hasta dónde su amor por el triunfo se pelea con la búsqueda del brillo. Kaká, virtuoso como pocos, paró de pecho la pregunta de un argentino sobre hasta dónde el Scratch había abandonado la belleza a favor de su vocación por ganar. “Yo recuerdo el 3-1 con el que ganamos en Rosario ( NdeR : en las Eliminatorias) y eso me gustó.
¿Cómo se llegó a la vieja y siempre latente discusión? Kaká no dudó en defenderse de algunos cuestionamientos. “A Brasil a veces se lo critica porque se dice que juega sin brillo o sin dar todo el espectáculo que pretenden los torcedores... Todo varía de un partido a otro. Lo importante igual, en el show, es levantar la Copa”, dijo.
La repregunta argentina no se hizo esperar y Kaká fue preciso: “Importa cómo se juega. Hoy Brasil es un equipo muy equilibrado. Este equipo le ganó a la Argentina 3-1 en Rosario y ese creo que fue un partido muy bonito. Para nosotros ese 3-1 fue un espectáculo. Esto es para mí lo que debemos lograr, y nosotros lo hemos conseguido en más de un partido durante este ciclo”.
Luego de clavarla en el ángulo, no hubo lugar para ahondar la discusión, aunque no pareció esquivar la historia. En el mismo perfil, dice asumir su responsabilidad de líder del equipo y elude, nuevamente con su gambeta distintiva, ubicarse en el centro de la escena. “Espero que este año un brasileño gane el premio al mejor jugador del mundo, porque eso querría decir que Brasil es el campeón del mundo. Igual, no me gusta hablar de los premios inidividuales porque cuando uno piensa en eso no termina ganando nada. Cada vez que nos fue bien, resultó ser porque funcionamos como equipo”.
Kaká agradeció el cariño de la gente (le pidieron matrimonio por pancartas, entre otras cosas) y desactivó la polémica por la nueva pelota: “Ya se van acostumbrando todos. Luis Fabiano ya le dio besos, la trata bien, Julio César la abraza...”. Y se fue sin volver a levantar la voz, sonriendo espontáneamente, con la seguridad de que, sin ponerse los cortos, había metido un golazo.
No buscó tirar la gambeta, pero salió con la pelota al pie y la cabeza levantada. No pensaba cambiar el tono de voz, pero le subió el volumen a su voz pausada para remarcar hasta dónde su amor por el triunfo se pelea con la búsqueda del brillo. Kaká, virtuoso como pocos, paró de pecho la pregunta de un argentino sobre hasta dónde el Scratch había abandonado la belleza a favor de su vocación por ganar. “Yo recuerdo el 3-1 con el que ganamos en Rosario ( NdeR : en las Eliminatorias) y eso me gustó.
¿Cómo se llegó a la vieja y siempre latente discusión? Kaká no dudó en defenderse de algunos cuestionamientos. “A Brasil a veces se lo critica porque se dice que juega sin brillo o sin dar todo el espectáculo que pretenden los torcedores... Todo varía de un partido a otro. Lo importante igual, en el show, es levantar la Copa”, dijo.
La repregunta argentina no se hizo esperar y Kaká fue preciso: “Importa cómo se juega. Hoy Brasil es un equipo muy equilibrado. Este equipo le ganó a la Argentina 3-1 en Rosario y ese creo que fue un partido muy bonito. Para nosotros ese 3-1 fue un espectáculo. Esto es para mí lo que debemos lograr, y nosotros lo hemos conseguido en más de un partido durante este ciclo”.
Luego de clavarla en el ángulo, no hubo lugar para ahondar la discusión, aunque no pareció esquivar la historia. En el mismo perfil, dice asumir su responsabilidad de líder del equipo y elude, nuevamente con su gambeta distintiva, ubicarse en el centro de la escena. “Espero que este año un brasileño gane el premio al mejor jugador del mundo, porque eso querría decir que Brasil es el campeón del mundo. Igual, no me gusta hablar de los premios inidividuales porque cuando uno piensa en eso no termina ganando nada. Cada vez que nos fue bien, resultó ser porque funcionamos como equipo”.
Kaká agradeció el cariño de la gente (le pidieron matrimonio por pancartas, entre otras cosas) y desactivó la polémica por la nueva pelota: “Ya se van acostumbrando todos. Luis Fabiano ya le dio besos, la trata bien, Julio César la abraza...”. Y se fue sin volver a levantar la voz, sonriendo espontáneamente, con la seguridad de que, sin ponerse los cortos, había metido un golazo.