Italia: Más dudas que certezas

Roma, Agencias
Los dos amistosos que la Selección italiana de fútbol disputó durante la semana pasada, el primero ante México el 3 de junio y el otro el 5 contra Suiza, dejaron más dudas que certezas entre los hinchas de la Azzurra. En efecto, en ninguno de los dos encuentros Italia logró vencer, con una caída bastante pesada por 2 a 1 ante el seleccionado centro-americano y un empate por 1 a 1 contra los transalpinos.

Más allá de los resultados, que tratándose de amistosos tienen una importancia y un peso bastante relativos, lo que preocupa es la incertidumbre que rodea muchos de los más importantes aspectos para que un equipo se presente bien a un Mundial: hablamos de la condición física, del aspecto táctico y de las elecciones técnicas.

CONDICIÓN FISICA
Para un equipo como Italia, físico, táctico y de carácter, la condición física es un factor sumamente importante, mucho más que para otras Selecciones que disponen de grandes dosis de técnica, con las cuales pueden llegar a compensar un eventual bajón físico.

En este marco, preparar un plantel a una competición corta como un Mundial no es una cosa tan simple, tanto menos si, como es deber para el campeón en carga, la preparación está mirada a llegar al máximo a los encuentros más avanzados, desde los octavos para adelante.

De esta manera, es normal que en Italia mucha de la atención esté dirigida hacia el estado de forma de los azzurri y que todos traten de entender, o deducir, como están los muchachos de Lippi.

Comprensible, entonces, que haya habido mucha preocupación cuando Camoranesi (uno de los hombres de mayor fantasía y calidad del equipo) se lesionó y no pudo bajar a la cancha contra México. Esa señal negativa, además, se sumó al hecho de no ver sobre el césped a Chiellini, "demasiado fatigado" como para arriesgarlo en un amistoso.

Las cosas empeoraron luego del partido ante los verdes: la evidente diferencia de preparación, con la brillante forma física de México frente a la deprimente pesadez italiana, puso seriamente en alarme a todo el ambiente azzurro.

Alarme que llegó al máximo nivel cuando, el día después del encuentro contra el seleccionado americano, se anunció la lesión de Pirlo y su probable exclusión de la lista de 23.

Parecían todos indicios de un Mundial difícil para Italia en el que, tal vez, se podría llegar en condiciones inadecuadas. Sin embargo, el match contra Suiza alejó muchas dudas y devolvió un poco de serenidad a los hinchas y al mismo plantel. En efecto, el desafío contra los helvéticos fue mucho más convincente e Italia dio la impresión de no estar fuera de condición, si no de estarse entrenando de manera diferente respecto a otros, por ejemplo México. Claro, porque la selección suiza está haciendo un entrenamiento parecido al italiano y, en fin de cuentas, durante los 90 minutos del match del 5 de junio la Azzurra corrió más y mejor, con mayor ritmo y velocidad.

A eso se agregaron las noticias de la casi segura recuperación de Camoranesi para el inicio del Mundial y la muy probable participación de Pirlo, quien pero debería estar a disposición solamente desde el tercer encuentro de la competición, es decir el del 24 de Junio ante Eslovaquia.

Claramente, todos estos factores no hicieron desaparecer las dudas respecto al estado físico del equipo, pero parecen ser indicios positivos de que Italia llegará bien a Sudáfrica. De todas maneras la incertidumbre queda y nos deja en una situación un poco peor respecto al periodo previo a Alemania 2006.

TÁCTICA
El aspecto táctico es sin dudas lo que más preocupa en Italia: el problema es que resulta evidente que Lippi todavía no sabe como jugará su equipo y llegar al Mundial sin las ideas claras podría demostrarse fatal. Lo que empeora aún más la situación es que, en realidad, una idea había, pero falló rotundamente cada vez que fue probada: hablamos del 4-2-3-1 con el que Italia se paró en la horrible primera media hora contra México y también en el decepcionante final del partido ante Suiza.

Efectivamente, cuando Italia se dispuso de esa manera los jugadores dieron la impresión de no lograr suportar tal esquema: los marcadores de punta subieron poco y mal, los laterales no ayudaron a defender, Marchisio de "diez" no convenció absolutamente, así como tampoco lo hizo Montolivo en el final contra los helvéticos. Pirlo pareció ahogado, parado en un línea con solamente dos volantes reales (tal y como le pasó a menudo este año en Milan, en el que jugó prácticamente de la misma manera finalizando la que fue su peor temporada) y con roles demasiados defensivos como para poder estar suficientemente lúcido en fase de armado.

Algo funcionó y fue el hecho de que el equipo mostró la principal característica de su entrenador, que fue siempre su arma ganadora: el polimorfismo y la versatilidad. Contra México, la Azzurra supo "reinventarse" en la cancha y encontrar una disposición más sólida y eficaz.

Luego, en el match del sábado, el 4-3-3 inicial funcionó bastante bien, a pesar de que Cossu no puede jugar por derecha. Por encima, sobre todo al inicio del segundo tiempo, a menudo los jugadores cambiaron sus posiciones, con Palombo y Montolivo interpretando una especie de baile en el medio, en el que ambos se paraban a turno o de "ocho" o de "cinco".

Esos movimientos les sacaron referencias a sus rivales y le dieron mayor dinamismo a Italia, que supo hacer de esa imprevisibilidad su mejor arma. Sin embargo, la capacidad de cambiar debe ser una táctica, un esquema, "una trampa" para los adversarios. Para que sea todo esto, primero hay que encontrar una identidad y luego saberla adaptar.

En esta Italia, en cambio, esa importante característica en un caso acabó por ser un improvisado remedio para intentar enderezar un encuentro que nació "torcido" y, en el otro, el único "pobre" remedio para compensar la total falta de fantasía y de una filosofía básica.

ELECCIONES TÉCNICAS
Las elecciones de Lippi equivalen a un enorme punto interrogativo, puesto que mucho dependerá de la táctica que al final el técnico decidirá usar. De todas maneras, hay algunos aspectos generales que pueden ser analizados: primero, la posición de Maggio. El lateral de Nápoli, muy fuerte físicamente y utilísimo cuando es empleado bien abierto por derecha en la línea de los volantes, parece encontrar alguna dificultad como marcador de punta.

En efecto, a menudo pasó que él, recibiendo de espaldas a la media cancha rival, buscara un apoyo hacia atrás, movimiento típico de un alero pero equivocado para un defensor. La impresión es que esté mejorando desde ese punto de vista, pero decir si estará listo para el Mundial es muy difícil.

Otro aspecto importante es el de entender quien puede sustituirlo a Pirlo, tanto en el caso que el volante rossonero no pueda jugar toda la competición cuanto en el que salte algunos partidos. En efecto, en este momento no se entiende quien será el encargado de armar fútbol ahí en el medio, sobre todo luego de que Palombo entregara señales negativos en esa función.

En fin, se supone que los aleros de Italia serán Pepe y Camoranesi, pero esa intuición es debida simplemente al hecho de que los dos son los jugadores más equilibrados de todo el plantel en esa posición. Pero si alguno de ellos no pudiera jugar o no se demostrara a la altura de la situación (como parecería por parte de Pepe, vistas las malas performances de los amistosos), el único sustito real parece ser Maggio, porque todos los demás jugadores hasta ahora se demostraron o demasiado defensivos o exageradamente ofensivos.

La esperanza de todos es que el aire de Sudáfrica y la fuerza del grupo les regale a los azzurri ese valor adjunto que mejora cada jugador y, sobre todo, el "conjunto". Esta cosa pasó en Alemania, pero en ese caso se había visto ya antes de empezar el Mundial, con un plantel que se había unido para alejarse del escándalo de Calciopoli, mientras que en esta ocasión habrá que esperar hasta el debute ante Paraguay, para entender si podremos contar con ese factor o si Italia no podrá contar con su mejor arma, el espíritu de grupo.

SIETE DIAS
En todo esto, claramente, hubo también cosas positivas: la buena performance de Gattuso ante Suiza, por ejemplo, dio la impresión de que el equipo tiene garra y se tiene fe. También convenció el inmenso sacrificio hecho por Pazzini y la versatilidad de Quagliarella: ambos fueron determinantes para que la Azzurra lograra jugar un buen fútbol contra la selección suiza el sábado pasado. Además, dieron peso ofensivo y el jugador de Nápoli anotó también un buen gol, su primero en la Azzurra de Lippi.

También hay un aspecto cabalístico, factor que siempre tuvo una "cierta importancia" en la península mediterránea: en el 1982 y en el 2006, antes de los respectivos mundiales de España y Alemania, Italia disputó un amistoso ante Suiza y, ambas veces, el desafío acabó igualado por 1 a 1, tal y cual al resultado de este último amistoso.

Pero más allá de este folclórico punto de vista típicamente italiano, la sensación es que Italia, en fin de cuentas, se esté preparando bastante bien para el Mundial; a pesar de una condición física todavía no brillante y de todos los problemas técnico-tácticos, factores que tanto separan su actual situación a la que se vivía previamente al Mundial 2006.

Ahora quedan siete días de fuego, en los que Lippi deberá darle forma y contenido a un equipo que tiene el honor y la responsabilidad de defender la Copa del Mundo. No son muchos, pero nosotros confiamos en el entrenador que es el campeón defensor y, sobre todo, confiamos en el segundo mejor seleccionado que exista, puesto que levantó cuatro veces este trofeo.

El objetivo parece llegar lo más lejos posible y meterse entre los primeros cuatro: por eso la preparación está pensada para estar al máximo cuando se juegue con eliminación directa y por eso un plantel versátil, que pueda enfrentar tod tipo de rival. Pero cuando la Azzurra está ahí arriba (nosotros tenemos fe que llegará lejos), sabe como lucharle a todos y vender cara la piel.

En esa situación, con un poco de suerte y las elecciones justas, Italia podría también cumplir el milagro y coronarse campeona por segunda vez consecutiva, haciendo de si misma la mejor selección de la historia junto a la brasilera y de Marcello Lippi el Vittorio Pozzo del nuevo milenio. Ese es el sueño italiano...

Para cumplirlo alcanzan dos cosas: un balón que rueda sobre un césped y un equipo que lo empuje con toda el alma de una nación a sus espaldas. Dos cosas que transforman un simple juego en una profunda pasión.

Entradas populares